neoliberalismo

  • <p>Desde la crisis de 2008, el neoliberalismo, para sostener sus modos de explotaci&oacute;n, para contener la implosi&oacute;n social en cada territorio, ha necesitado de una alianza cada vez m&aacute;s f&eacute;rrea con el fascismo y con formas varias de fundamentalismo religioso. Con ello ha pretendido reordenar la re-producci&oacute;n social en t&eacute;rminos capitalistas, recolocar un mandato de g&eacute;nero en crisis y retrazar las l&iacute;neas entre lo humano y lo categorizado como menos-que-humano (feminizado, racializado, naturalizado).</p> <p>Frente a esta nueva ofensiva neoliberal, el feminismo transnacional ha aparecido como un actor inesperado. Ha reabierto lo que parec&iacute;a clausurarse y lo ha hecho de nuevo con esa mezcla de radicalidad y masividad, de fuerza internacionalista y operatividad local, de conectividad y arraigo. Lo que se juega hoy en las disputas por los sentidos del feminismo no es la divisi&oacute;n de un movimiento que por otro lado siempre fue m&uacute;ltiple y poli&eacute;drico. Se juega la capacidad de incidir en el punto de sutura entre neoliberalismo y fascismo. Se juega la potencia feminista misma, en su desbordamiento.</p>
  • <p>La fil&oacute;sofa Patricia Manrique ha logrado en poco m&aacute;s de 200 p&aacute;ginas algo que parec&iacute;a imposible: llevarnos en un profundo viaje filos&oacute;fico, hacer temblar algunos de nuestros espacios de confort militante y estimular una visi&oacute;n pol&iacute;tica, pol&eacute;tica y pol&iacute;rica que haga de la utop&iacute;a algo tan cercano como nuestra escalera de vecinas.</p> <p>Las ideas que pone en juego Patricia Manrique provienen del pensamiento radical occidental, de los feminismos del sur o incluso de algunos de los n&uacute;cleos de resistencia originarios para devolvernos, al final del viaje, a nuestras comunidades de vida cotidianas. Este libro es un profundo cuestionamiento a la racionalidad neoliberal, &ldquo;un canto al placer en la defensa de la vida, a la dicha que proporciona vivirla sabiendo que no estamos solas y a una felicidad que procura una nueva riqueza que nada tiene que ver con el capital y que, poco a poco, estamos inventado en com&uacute;n&rdquo;.</p>
  • <p>&laquo;Una completa y sofisticada explicaci&oacute;n de las diferencias entre la econom&iacute;a keynesiana y la econom&iacute;a marxista y las implicaciones pol&iacute;ticas que se deducen de ellas. Es el mejor an&aacute;lisis contempor&aacute;neo sobre el tema.&raquo; <br /> &mdash;Michael Roberts, economista marxista y autor de <em>La larga depresi&oacute;n. C&oacute;mo ocurri&oacute;, por qu&eacute; ocurri&oacute; y qu&eacute; ocurrir&aacute; a continuaci&oacute;n</em>.</p> <p>&laquo;Un oportuno an&aacute;lisis de las ideas de Keynes con el tel&oacute;n de fondo de la cr&iacute;tica de Marx al capitalismo, argumentando cuidadosamente que la inestabilidad financiera y la desigualdad no pueden disociarse del valor y la explotaci&oacute;n. Una lectura brillante.&raquo; <br /> &mdash;Carolina Alves, Joan Robinson Research Fellow en Econom&iacute;a Heterodoxa, Universidad de Cambridge.</p> <p>La crisis econ&oacute;mica de 2008, como la Gran Depresi&oacute;n de los a&ntilde;os treinta, provoc&oacute; un renovado inter&eacute;s en las ideas de Keynes sobre la expansi&oacute;n econ&oacute;mica como una alternativa a la austeridad. &iquest;Pero, puede la teor&iacute;a keynesiana y sus aplicaciones ofrecer mejoras reales para las clases trabajadoras? Dominic Alexander analiza hasta d&oacute;nde pueden llevarnos las teor&iacute;as de Keynes y c&oacute;mo debemos luchar para una transformaci&oacute;n radical de la sociedad.</p>
  • <p>Las &uacute;ltimas d&eacute;cadas, periodo de neoliberalismo y de giro autoritario de las formas de gobierno, han venido igualmente marcadas por una creciente violencia contra las mujeres. Los asesinatos sistem&aacute;ticos de Ciudad Ju&aacute;rez se han convertido en un ensayo a escala planetaria, desbord&aacute;ndose all&iacute; donde el Estado se ha descompuesto en sus tradicionales funciones soberanas. El capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos.</p> <p>Comprender este nuevo giro violento del patriarcado, que Segato considera acertadamente la primera estructura de dominaci&oacute;n en la historia de la humanidad, implica desplazarlo &laquo;del borde al centro&raquo;.</p> <p>De acuerdo con la autora, s&oacute;lo a partir de una revitalizaci&oacute;n de la comunidad y de una repolitizaci&oacute;n de lo dom&eacute;stico ser&aacute; posible detener el femigenocidio hoy en marcha. Se juega en ello nada menos que el futuro de la humanidad.</p>
  • <p>Aunque las ideas propias de la socialdemocracia flotaban en el ambiente desde hac&iacute;a algunas d&eacute;cadas, no fue hasta 1889 que se constituy&oacute; la II Internacional como partido pol&iacute;tico de clase que deb&iacute;a abolir la explotaci&oacute;n y la injusticia. La clase obrera asum&iacute;a as&iacute; que la emancipaci&oacute;n ser&iacute;a obra de la propia clase obrera, vinculando su &eacute;xito a su capacidad de convertirse en un sujeto pol&iacute;tico capaz de conquistar el poder.</p> <p>En el congreso de Frankfurt (1951) la socialdemocracia abandon&oacute; formalmente el marxismo como referente ideol&oacute;gico, y acept&oacute; el capitalismo, si bien puso &eacute;nfasis en la necesidad de intervenir en la econom&iacute;a. En la d&eacute;cada de los treinta del siglo pasado, Keynes cuestion&oacute; te&oacute;ricamente los planteamientos de la econom&iacute;a liberal, abriendo la &eacute;poca dorada del Estado de bienestar. Pero en la segunda mitad de la d&eacute;cada de los a&ntilde;os sesenta el modelo empez&oacute; a dar muestras de agotamiento. La salida, liderada por Tony Blair y teorizada por Anthony Giddens, implic&oacute; la renuncia definitiva a las premisas sobre las que se hab&iacute;a construido la socialdemocracia, aceptando sin ambages el orden neoliberal.</p> <p>Hoy, la socialdemocracia est&aacute; lejos de perseguir los objetivos que estableci&oacute; cuando se constituy&oacute;, y lejos de constituir un referente indiscutible de la clase obrera, enfrent&aacute;ndose al reto de reinventarse de nuevo.</p>
  • <p>A comienzos de los a&ntilde;os 2000, el consenso de Silicon Valley se desmorona. Desigualdades enormes, estancamiento de la productividad, inestabilidad end&eacute;mica&hellip; la nueva econom&iacute;a no ha hecho su aparici&oacute;n. Los algoritmos son omnipresentes, pero eso no significa que el capitalismo se haya civilizado. M&aacute;s bien al contrario. La tesis de este libro es que con la digitalizaci&oacute;n del mundo se produce una gran regresi&oacute;n. Retorno de los monopolios, dependencia de los sujetos a las plataformas, confusi&oacute;n de la distinci&oacute;n entre lo econ&oacute;mico y lo pol&iacute;tico: las mutaciones en marcha transforman la calidad de los procesos sociales y dan una nueva actualidad al feudalismo.</p> <p>Esta obra propone una genealog&iacute;a del consenso de Silicon Valley, poniendo de manifiesto las cinco paradojas que lo socavan. Las grandes firmas se disputan el ciberespacio para tomar el control sobre las fuentes de datos. Los sujetos est&aacute;n atados a la gleba digital. En el orden econ&oacute;mico que emerge, los capitales abandonan la producci&oacute;n para concentrarse en la depredaci&oacute;n.</p>
  • <p>Este libro es un diario p&uacute;blico, libre de los tormentos internos con los que las almas atribuladas enga&ntilde;an al tiempo, escrito por quienes miran con cierta voracidad lo que sucede a su alrededor y, mirando, muchas veces no dan cr&eacute;dito a sus ojos. Un mon&oacute;logo en voz alta, durante el cual el hablante incontinente tambi&eacute;n habla solo porque habla principalmente a una multitud de transe&uacute;ntes. El diario p&uacute;blico registra y comenta, d&iacute;a tras d&iacute;a, la dr&aacute;stica transformaci&oacute;n del modo de producci&oacute;n dominante, el calendario en el que se inscriben acciones y pasiones, formas de vida, estilos de pensamiento, tras la derrota de los movimientos revolucionarios que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo pasado.</p> <p>El autor, que form&oacute; parte de esos movimientos, tras la derrota y a falta de algo mejor, se dedic&oacute; a la filosof&iacute;a. Durante cuatro a&ntilde;os, de 1988 a 1991, fue redactor de las p&aacute;ginas culturales del peri&oacute;dico <em>il manifesto</em>. Y desde all&iacute; observ&oacute; la contrarrevoluci&oacute;n capitalista. No una restauraci&oacute;n del antiguo r&eacute;gimen, sino una revoluci&oacute;n a la inversa, impetuosa y sangrienta, luego bautizada con nombres muy vagos, contenta con ventilar una novedad inefable, como &laquo;posfordismo&raquo; y &laquo;neoliberalismo&raquo;.</p>
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