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<p>Una novel·la policíaca, una utopia feminista i un relat de viatges amb forts punts de iugonostàlgia, combinats en una magistral història de venjança.</p> <p>Seladon Senkowski, un inspector de la policia parisenca d’origen jueu polonès, i la seva companya Zaga, una associada de les Nacions Unides d’origen iugoslau, investiguen un macabre assassinat. A la Plaça de la Concòrdia, el cos voluminós d’un home de mitjana edat jau mort amb una estranya flor a la butxaca de la jaqueta. La investigació els portarà a recórrer Europa sencera i arribar als Estats Units, on una secreta organització de dones s’agafa la justícia per la seva banda.</p> <p>Svetlana Slapšak introdueix el tema de la venjança femenina pels crims de guerra en una història inesperada, provocadora i enginyosa sobre dones valentes que es prenen la justícia per la seva banda.</p> <p>«<em>La pimpinella blava</em> és un exitós thriller ple de tensió, sorpreses i emoció, que manté al lector impacient i despert.» —Vujica Ognjenovic</p>
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<p>Viberti, director de un periódico de provincias durante la Transición, intenta esclarecer una serie de suicidios, que él considera en realidad asesinatos por otros medios. Y a la vez que trata de aclararlos —e indaga sobre otros turbios asuntos— retrata de manera magistral una profesión vivida al límite, unas gentes asilvestradas y un país un tanto salvaje del que hoy apenas queda alguna huella.</p> <p>Dice su autor que <em>Los seres queridos</em> más que una novela negra es una novela gris, tan gris como aquella —no tan lejana— época de tránsito al tecnicolor.</p> <p>Con <em>Los seres queridos</em> llega de la mano de Jorge Alacid una nueva y poderosa voz a la novela negra en español que hará las delicias de los aficionados al género y para el que ganará, sin duda, nuevos adeptos.</p> <p>«Algunas novelas me gustan porque me apetecería vivir dentro de ellas. Es el caso de <em>Los seres queridos.</em>»<br /> —Enric González</p> <p>«Muy bien estructurada, ambientada y resuelta».<br /> —Carlos Zanón</p> <p>«Los personajes son poderosos desde el principio, y están todos muy bien retratados. Una novela muy buena».<br /> —Antonio Muñoz Molina</p> <p>«Jorge Alacid nos regala un soberbio retablo de lo que fuimos, de una época que llega y otra que se aleja, una crónica hermosamente nostálgica, entretenidamente negra, que lo envuelve todo con el celofán de su prosa y yo solo puedo decir que quiero ser Viberti, recorrer las calles, ser su cronista, sudar tinta».<br /> —Agustín Pery</p>
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<p>En una aldea suiza de alta montaña, el nuevo alcalde decide que durante el verano se lleve el ganado a los pastos de "arriba", en las inmediaciones del glaciar, tras veinte años de no hacerlo a causa de "algo" que los viejos del lugar recuerdan con temor pero no nombran.</p> <p>Desde las primeras páginas, Ramuz consigue crear una atmósfera cerrada al aire libre, un clima opresivo en las cumbres y los abismos, que da lugar a una tragedia alpina en la que los indicios pánicos, signos de desolación y desgracias –entre ellas la más temida, la epidemia– se acumulan progresivamente hasta la catástrofe final.</p> <p>'El Gran Miedo en la Montaña' es una parábola del mal, situado simbólicamente en el seno del interminable combate entre la naturaleza y los hombres.</p>
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<p>Se conocieron hace un tiempo, pero llevan años, muchos años, sin verse. Ella fue niña prodigio del cine español de los sesenta, pero ahora ya no es ninguna niña. Él no fue niño prodigio, pero sí hijo de anarquista.<br /> El azar les unió hace años y de nuevo vuelve a hacerlo para conducirles a un pesadilla llena de realidad en la que los dos se verán las caras con otros niños.<br /> Niños que todavía no han pasado de ser eso, niños, y que no saben que su destino es seguir siéndolo para siempre porque nunca crecerán. Los van a matar, son niños muertos. Muertos como perros. Putos perros muertos, eso es lo que son, y nadie parece decidido a acudir para rescatarlos. ¿Salvarán sus vidas o…? Cuidado con los puntos suspensivos.</p>