poesía, narrativa

  • <p><em><font class="txparrafo">[&hellip;] Un mismo alimento nos nutre durante el sue&ntilde;o y durante la vigilia, un mismo territorio del que asciende todo lo que nos importa. En ese territorio el hombre vuelve sus ojos para mirar el interior, con la otra mirada desencadenada hacia lo que le rodea. Todo est&aacute; por hacer en este terreno, pero todo se est&aacute; haciendo cada noche en las profundidades de una luz que es clara a base de proyectar sin cesar m&aacute;s y m&aacute;s oscuridad. Pues el sue&ntilde;o est&aacute; en nosotros. Nosotros, poetas como todo el mundo. [&hellip;] </font></em></p> <p><em><font class="txparrafo">De la materia del sue&ntilde;o </font></em><font class="txparrafo">nace de un esfuerzo de s&iacute;ntesis entre dos orientaciones vitales. Por un lado, en el plano po&eacute;tico, la poes&iacute;a y los medios por los que esta logra extenderse en la vida cotidiana a partir de la experiencia de lo maravilloso; por otro, en el plano pol&iacute;tico, las potencialidades de la Utop&iacute;a como medio de reactivaci&oacute;n del imaginario revolucionario. Es ah&iacute;, y no en otra parte, donde debe enmarcarse este ensayo. <br /> <br /> Si no fuera porque ellos nunca hablaron previamente, podr&iacute;amos decir que en este libro est&aacute; basada la &uacute;ltima pel&iacute;cula de Jan &Scaron;vankmajer, Sobreviviendo a la vida (Teor&iacute;a y pr&aacute;ctica). </font></p>
  • <p>&laquo;<em>A lomos de la salamandra</em> revive una &eacute;pica e p&oacute;lvora y canciones, de primaveras y banderas que atraviesa la Italia de Garibaldi, el Par&iacute;s comunero, nuestro C&aacute;diz constitucional, el M&eacute;xico insurgente, que llega a las chabolas obreras de los cinturones industriales, que se hace humo y tragedia en Montju&iuml;c para renacer poco despu&eacute;s como libertad y revoluci&oacute;n en aquel corto verano de la anarqu&iacute;a robada de 1936, y resurgir entre botes de humo y barro en Santa Coloma de Gramenet, en la Barcelona libertaria de los setenta... En efecto, son los rescoldos del fuego sagrado, un fuego que, a pesar de todo, como salamandra, a&uacute;n nos calienta.</p> <p>En la segunda parte del libro, se invierte la operaci&oacute;n y ahora son los otros, los heter&oacute;nimos, los que poseen al poeta para, sobre esta nueva anomal&iacute;a, resucitar a unos personajes an&oacute;nimos, solitarios, vagabundos, magos, ambulantes (...)&raquo;</p> <p><strong>Antonio Orihuela</strong></p>
Ir a Arriba