revolución española

  • No en vano, cuando hablamos de Buenaventura Durruti, parece como si nos refiriéramos a un personaje antiguo y legendario.
  • <p>Mediante la relectura de diferentes experiencias hist&oacute;ricas y contempor&aacute;neas &mdash;las revoluciones francesa y sovi&eacute;tica, el verano espa&ntilde;ol de 1936 o la Primavera &Aacute;rabe&mdash;, &Eacute;ric Hazan reflexiona en este libro sobre las revueltas que vendr&aacute;n y, sobre todo, sobre sus posibilidades de &eacute;xito en un contexto como el actual.</p> <p>El autor desmonta el convencionalismo seg&uacute;n el cual las revueltas estar&iacute;an asociadas a una direcci&oacute;n pol&iacute;tica que gu&iacute;a sus pasos hacia la victoria; cuestiona radicalmente la idea de vanguardia, y muestra que los grupos dirigentes suelen ir a ciegas y por detr&aacute;s de los momentos insurreccionales; e, incluso, desvela c&oacute;mo aquellas intentonas prefabricadas desde las c&uacute;pulas organizativas resultan en estrepitosos y a menudo sangrientos fracasos. Adem&aacute;s, pone en tela de juicio el uso de las l&oacute;gicas del parlamentarismo liberal como mecanismo legitimador de una revoluci&oacute;n, consider&aacute;ndolo un factor decisivo para la ca&iacute;da de algunas de las insurrecciones pasadas.</p> <p><em>La din&aacute;mica de la revuelta</em> no es un libro de historia ni un paneg&iacute;rico nost&aacute;lgico, sino una inteligente y optimista agitaci&oacute;n en torno al presente y el futuro.</p>
  • <p>En estos diarios, Mary Low y Juan Bre&aacute; nos ofrecen la oportunidad de vivir las ansias de libertad de los primeros meses de la revoluci&oacute;n social tras el golpe de Estado fascista, cuando la burocracia y el conflicto b&eacute;lico no hab&iacute;an ahogado a&uacute;n los anhelos de transformaci&oacute;n.</p> <p>A trav&eacute;s de una serie de estampas &iacute;ntimas del d&iacute;a a d&iacute;a, Low y Bre&aacute; nos muestran c&oacute;mo podemos ser cuando tratamos de comportarnos como seres humanos y no como engranajes de una m&aacute;quina capitalista. Los caf&eacute;s abren de madrugada; los cines y teatros siguen programando irreverentes; los soguillas se mueven fren&eacute;ticos por la estaci&oacute;n de Francia; las vecinas salen poderosas a charlar a la calle; se agilizan los divorcios y matrimonios; incluso hay quien se echa la siesta. Este contraste rompe con el relato de la historiograf&iacute;a oficial que impone que la vida cotidiana desapareci&oacute; durante la Guerra Civil. Y completa la narrativa sobre la expropiaci&oacute;n y la colectivizaci&oacute;n en f&aacute;bricas y campos.</p> <p>Este &laquo;cuaderno rojo&raquo; re&uacute;ne, por primera vez, la traducci&oacute;n &iacute;ntegra de Red Spanish Notebook &mdash;completando el trabajo iniciado por Alikornio con Cuaderno rojo de Barcelona&mdash; y contribuye as&iacute; a llenar el vac&iacute;o todav&iacute;a existente sobre el per&iacute;odo revolucionario de la Guerra Civil, antes de que la Rep&uacute;blica quedase atrapada entre la reacci&oacute;n burguesa y el chantaje estalinista.</p> <p><em>&laquo;Durante varios meses, mucha gente crey&oacute; que las personas eran iguales y deb&iacute;an actuar seg&uacute;n su creencia. El resultado fue una sensaci&oacute;n de liberaci&oacute;n y una esperanza dif&iacute;ciles de concebir en nuestra atm&oacute;sfera contaminada por el dinero. Es aqu&iacute; donde reside el valor de Cuaderno rojo de la guerra de Espa&ntilde;a.&raquo;</em> &mdash;George Orwell, <em>Time &amp; Tide</em></p> <p>&nbsp;</p>
  • <p><em>Autogesti&oacute;n y anarcosindicalismo en la Espa&ntilde;a revolucionaria</em> es la historia de la &uacute;nica revoluci&oacute;n europea en la que los trabajadores con los medios de producci&oacute;n en sus manos amenazaron, de forma efectiva, con imponer su criterio por encima de cualquier l&iacute;nea pol&iacute;tica que no fuera promovida por ellos mismos. Mejor a&uacute;n, la historia de los resultados de la revoluci&oacute;n, las colectividades que comenzaron a organizarse desde el mes de julio de 1936, aprovechando la legitimidad de la derrota de los insurrectos (en ciertas partes del pa&iacute;s) y el consiguiente vac&iacute;o de poder que dej&oacute; el proceso revolucionario. Una historia no exenta de contradicciones en la que su principal protagonista pol&iacute;tico, el movimiento anarcosindicalista, se vi&oacute; atravesado por peleas intestinas que lo llevaron a un estado de progresiva impotencia y en la que las diferentes izquierdas demostraron que tras su aparente unidad se escond&iacute;an intereses pol&iacute;ticos y de clase bien distintos a los de sus prop&oacute;sitos proclamados de transformaci&oacute;n social. Frente a una imagen que permanentemente opone rep&uacute;blica a dictadura, antifascismo a fascismo, las colectividades, formadas la mayor parte de las veces por cenetistas y ugetistas escasamente disciplinados con respecto a sus l&iacute;deres, fueron la expresi&oacute;n material del deseo popular de dirigir la econom&iacute;a y con ella su destino. Su experiencia, la experiencia de sus &eacute;xitos y sus fracasos y la de la gigantesca alianza enemiga a la que tuvieron que hacer frente, es el testimonio actual de cualquier &eacute;poca que atraviese acontecimientos tan decisivos como los de la guerra y la revoluci&oacute;n.</p>
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