<p>Visto desde el punto de vista de los valores, los testimonios personales, a pesar de su inevitable subjetivismo, son en &uacute;ltimo extremo una de las fuentes que m&aacute;s inter&eacute;s conceden a la historia. Y las autobiograf&iacute;as, cuando est&aacute;n escritas con honradez, sin buscar con ellas justificaciones que las invaliden y se hacen con la objetividad que la vida permite &mdash;lo que no excluye la pasi&oacute;n&mdash; son un medio de primera utilidad y muchas veces, como ocurre con la de Fidel Ib&aacute;&ntilde;ez, un texto de sugerente lectura.</p> <p>Otra raz&oacute;n m&aacute;s hay para considerar estas memorias como un documento de inter&eacute;s especial: conocer de primera mano el nacimiento, desarrollo y trabajo del movimiento obrero en Arag&oacute;n, y m&aacute;s concretamente el de Comisiones Obreras. Fidel Ib&aacute;&ntilde;ez &mdash;y eso le cualifica de manera especial&mdash; fue el primer secretario general (o responsable m&aacute;ximo, si as&iacute; se prefiere) que tuvo Comisiones Obreras en Arag&oacute;n y fue, en su condici&oacute;n de tal, el encargado de poner en pie y de iniciar un camino que har&iacute;a de Comisiones, con todas las limitaciones que la situaci&oacute;n de la dictadura impon&iacute;a, el m&aacute;s importante movimiento organizado de masas de la &eacute;poca.</p> <p>En definitiva pues, estamos ante unas memorias que van m&aacute;s all&aacute; de la explicaci&oacute;n de una vida. Unas memorias que son testimonio social y pol&iacute;tico de una &eacute;poca, precisamente la que ha marcado el actual presente que tenemos y que, sin duda, seguir&aacute; siendo referencia imprescindible para el futuro. Si algo queda pues, es agradecer a Fidel este recorrido que, entre otras muchas cosas, deja constancia del valor y del trabajo, por decirlo con palabras que estamos empezando a usar, de un viejo militante.</p>