situacionismo

  • <p>Escrito y publicado a los piques, &laquo;Punk la muerte joven&raquo; se independiza de su autor, y la &uacute;nica copia del escrito antecesor termina en una basura. 43 a&ntilde;os despu&eacute;s, una amiga londinense le env&iacute;a un pu&ntilde;ado borradores llenos de tachaduras y anotaciones marginales. Una noche de insomnio de 2018, Juan Carlos empieza a pasarlas a la notebook sin caer en la tentaci&oacute;n de adaptar la prosa a c&oacute;mo la escribir&iacute;a ahora. Solo recompone p&aacute;ginas faltantes. El resultado es este mix de realidades e imaginarios en formato diario donde transita squats, barrios tenebrosos, disquer&iacute;as, librer&iacute;as, pubs, levanta flyers, lee todo fanzine que cae en sus manos, y cruza personajes como Alex Trocchi, representante de aquel Letrismo de los a&ntilde;os 50 que deriv&oacute; directo en el Situacionismo. Y Colin Wilson, autor de &ldquo;The Outsider&rdquo;. Y John Berger. Mientras, rastrea los pasos de un chico que escribe con las tripas y el coraz&oacute;n traspasados por una aguja, el ep&iacute;tome del ethos punk, el crudo desgarro con el que deber &iacute;a comunicarse todo esto.</p> <p>La tocada de fondo de Kreimer es atravesada por la desesperaci&oacute;n de &ldquo;no saber y saber&rdquo; de tanta muerte que ocurr&iacute;a en Argentina durante esos</p> <p>a&ntilde;os.</p>
  • El MIL

    19,00
    El MIL: Una historia política es el libro de referencia sobre el Movimiento Ibérico de Liberación y la figura de Salvador Puig Antich
  • GUY DEBORD

    22,90
    <p>Pasan los a&ntilde;os y, lejos de diluirse entre la ch&aacute;chara del tiempo, el pensamiento de Guy Debord (1931-1994) &mdash;su aportaci&oacute;n te&oacute;rica y pr&aacute;ctica&mdash; se percibe con mayor nitidez. Muy a pesar de las m&uacute;ltiples operaciones pol&iacute;ticas, medi&aacute;ticas o policiacas que han tratado de desactivarlo, sus contribuciones siguen siendo extremadamente valiosas. Su an&aacute;lisis riguroso y novedoso del mundo en el que vivimos &mdash;y su intento de combatirlo&mdash;, su clarificaci&oacute;n sobre las fuerzas que lo dirigen, lo condicionan y nos gobiernan, ha llegado mucho m&aacute;s lejos que el de ning&uacute;n otro pensador contempor&aacute;neo.</p> <p>En 1993 Anselm Jappe public&oacute; en italiano esta monograf&iacute;a pionera sobre Guy Debord que ahora tienes en tus manos. En sus p&aacute;ginas, Jappe analiza la contribuci&oacute;n te&oacute;rica de Debord en diferentes etapas &mdash;desde los comienzos de la Internacional Letrista hasta sus &uacute;ltimos y certeros dardos sobre la sociedad del espect&aacute;culo, pasando por la tan larga como fecunda &eacute;poca de la Internacional Situacionista&mdash; e indaga en sus referentes y en las discusiones y debates en los que particip&oacute;, as&iacute; como en la evoluci&oacute;n de sus ideas.</p> <p>Sin duda, este libro sigue siendo el m&aacute;s completo an&aacute;lisis cr&iacute;tico de la obra de Guy Debord, una de las m&aacute;s destacadas, atractivas e influyentes de todo el siglo xx.</p> <p>&laquo;El espect&aacute;culo no es, por tanto, un mero a&ntilde;adido del mundo, como podr&iacute;a serlo una propaganda difundida por los medios de comunicaci&oacute;n. El espect&aacute;culo se apodera, para sus propios fines, de la entera actividad social. Desde el urbanismo hasta los partidos pol&iacute;ticos de todas las tendencias, desde el arte hasta las ciencias, desde la vida cotidiana hasta las pasiones y los deseos humanos, por doquier se encuentra la sustituci&oacute;n de la realidad por su imagen. Y en este proceso la imagen acaba haci&eacute;ndose real, siendo causa de un comportamiento real, y la realidad acaba por convertirse en imagen&raquo;.</p> <p>&laquo;El principal enemigo del espect&aacute;culo es ahora el espect&aacute;culo mismo: sus fracciones rivales ponen en circulaci&oacute;n una masa de informaciones falsas o inverificables que dificultan los c&aacute;lculos incluso a los administradores supremos de la sociedad. Su problema principal es que el abandono de toda l&oacute;gica, de todo sentido hist&oacute;rico, de toda relaci&oacute;n con la realidad hace finalmente imposible toda gesti&oacute;n racional de la sociedad, incluso desde el punto de vista del espect&aacute;culo mismo&raquo;.</p>
  • <p>&laquo;El letrismo, en Francia, era parte de una oposici&oacute;n completa a todo el movimiento est&eacute;tico conocido, del que analizaba la deterioraci&oacute;n constante. Al proponerse la creaci&oacute;n ininterrumpida de nuevas formas en todos los dominios, el grupo letrista, entre 1946 y 1952, mantuvo una agitaci&oacute;n saludable. Pero al admitir que las disciplinas est&eacute;ticas hab&iacute;an de tener un nuevo inicio en un marco general similar al anterior, este error idealista limita sus producciones a algunas experiencias irrisorias. En 1952, la izquierda letrista se organiza en la Internacional Letrista, y expulsa a la fracci&oacute;n conservadora. En la Internacional Letrista se persegu&iacute;a, mediante vivas luchas de tendencias, la investigaci&oacute;n de nuevos procedimientos de intervenci&oacute;n en la vida cotidiana&raquo;.<br /> &mdash;Guy Debord (1957)</p> <p>&laquo;La intenci&oacute;n estrat&eacute;gica de Potlatch era crear ciertos v&iacute;nculos para constituir un movimiento nuevo, que deb&iacute;a ser desde el principio una reunificaci&oacute;n de la creaci&oacute;n cultural de vanguardia y de la cr&iacute;tica revolucionaria de la sociedad. Sobre esta base, se cre&oacute; efectivamente en 1957 la Internacional Situacionista&raquo;.<br /> &mdash;Guy Debord (1985)</p> <p>En este libro, son los propios letristas quienes cuentan lo que es el letrismo. O dicho de forma m&aacute;s precisa, los textos aqu&iacute; reunidos presentan el letrismo a trav&eacute;s de su historia y de sus acciones, visto y vivido por la fracci&oacute;n m&aacute;s decidida a llevar la agitaci&oacute;n mucho m&aacute;s all&aacute; del dominio separado del arte. Partidarios de una suerte de comunismo literario que inclu&iacute;a el desv&iacute;o &mdash;el plagio es necesario, est&aacute; impl&iacute;cito en el progreso; la poes&iacute;a debe ser hecha por todos&mdash;, l&oacute;gicamente los letristas internacionalistas practican la escritura colectiva.</p> <p>Tal es el caso de los textos aqu&iacute; reunidos, que datan de 1953, 1955 y 1956. &laquo;&iquest;Por qu&eacute; el letrismo?&raquo; se public&oacute; en septiembre de 1955; &laquo;Rostros de la vanguardia&raquo; (1953) e &laquo;Historia de la Internacional Letrista&raquo; (1956) hab&iacute;an permanecido in&eacute;ditos hasta 2010.</p>
  • <p>Escrito a poco menos de un a&ntilde;o de su suicidio, <em>Manual de supervivencia</em> es una obra clave en el trabajo te&oacute;rico de Giorgio Cesarano. Desde los a&ntilde;os 1970, el autor milan&eacute;s observa que la expansi&oacute;n del capitalismo sobre la totalidad del planeta exige actualizar el pensamiento. Tanto el mundo como las subjetividades a partir de ahora se han vuelto ficticias. Se redefinen los t&eacute;rminos del conflicto; no ya &ldquo;socialismo o barbarie&rdquo; sino &ldquo;comunismo o destrucci&oacute;n de la especie humana&rdquo;.</p> <p>Lejos de invocar las formas hist&oacute;ricas de la revoluci&oacute;n, Cesarano propone, en un mismo movimiento, tanto un an&aacute;lisis profundo de la expansi&oacute;n del capital como una cr&iacute;tica radical de las subjetividades contempor&aacute;neas. A la supervivencia organizada opone una verdadera gnosis indisolublemente vinculada a la verdadera guerra: la &ldquo;insurrecci&oacute;n er&oacute;tica&rdquo; que es un tomar las armas, un duelo contra la muerte cotidiana, un minucioso sabotaje de la &ldquo;persona social&rdquo; y, finalmente, la realizaci&oacute;n de la comunidad humana en la totalidad del universo en proceso.</p>
  • <p>Aaron Benanav: La automatizaci&oacute;n y el futuro del trabajo</p> <p>La primera de una revaluaci&oacute;n global publicada en dos partes de los v&iacute;nculos existentes entre los avances tecnol&oacute;gicos y las disfunciones del mercado de trabajo capitalista. &iquest;C&oacute;mo puede aclarar el discurso sobre la automatizaci&oacute;n las din&aacute;micas que se producen en el seno de la econom&iacute;a productiva? El auge de la rob&oacute;tica frente a la sobrecapacidad industrial para explicar la crisis cada vez m&aacute;s profunda del subempleo.</p> <p>Alain Supiot: Un artista de la ley</p> <p>El contraste de ideas opuestas y los peligros de la ca&iacute;da en el poder arbitrario: la educaci&oacute;n recibida por Kafka en el principio de contradicci&oacute;n procesal como explicaci&oacute;n del estilo de su prosa y de sus inquietudes presentes en El proceso y en otras obras.</p> <p>Perry Anderson: &iquest;Situacionismo a la inversa?</p> <p>A partir de la extensa rese&ntilde;a publicada por C&eacute;dric Durand en la nlr 116/117, Perry Anderson rastrea las pistas pol&iacute;ticas y metodol&oacute;gicas que subyacen en Crashed, de Adam Tooze, a la luz del resto de la obra del autor. Desde la Paz de 1919 hasta las l&iacute;neas de canje de d&oacute;lares organizadas por la Reserva Federal en 2008, el auge tantas veces anunciado de una potencia hegem&oacute;nica estadounidense benefactora.</p> <p>Johnny Rodger: La biblioteca que desaparece</p> <p>En dos ocasiones consumida por el fuego y a punto de ser reconstruida de nuevo, &iquest;en qu&eacute; sentido puede decirse que a&uacute;n exista la biblioteca de la Glasgow School of Arts, obra de Charles Rennie Mackintosh? La desrealizaci&oacute;n freudiana, la duda cartesiana y una alegor&iacute;a ga&eacute;lica son conjuradas por los recuerdos de las vigas reconstruidas y de sus restos quemados rememorados por un investigador residente.</p> <p>Lola Seaton: Los fines de la cr&iacute;tica</p> <p>Como respuesta al reciente debate entre Francis Mulhern y Joseph North acerca de los instrumentos y objetivos de la cr&iacute;tica literaria, Lola Seaton analiza la interacci&oacute;n del m&eacute;todo y la experiencia personal en El campo y la ciudad, de Raymond Williams, y su reencarnaci&oacute;n contempor&aacute;nea en la &laquo;espectrolog&iacute;a&raquo; de Mark Fisher en K-Punk.</p> <p>cr&iacute;tica</p> <p>Benjamin Kunkel rese&ntilde;a The Socialist Manifesto. A Case for the Democratic-Socialist Transformation of the United States, de Bhaskar Sunkara. Una propuesta para la transformaci&oacute;n democr&aacute;tico-socialista de Estados Unidos, que extrae ense&ntilde;anzas de los fracasos del siglo xx.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Robin Blackburn rese&ntilde;a The Future of Capitalism, de Paul Collier. Un programa para enderezar los fracasos del capitalismo contempor&aacute;neo mediante un regreso a la pol&iacute;tica comunitaria pragm&aacute;tica del &laquo;extremo centro&raquo;.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Susan Watkins rese&ntilde;a Down Girl, de Kate Manne. Un argumento moral-filos&oacute;fico para el feminismo de las privilegiadas, contempladas como las primeras v&iacute;ctimas de una pol&iacute;tica mis&oacute;gina.</p>
  • <p>La m&aacute;s bella ciudad so&ntilde;ada por el primer y m&aacute;s influyente psicoge&oacute;grafo moderno. &laquo;Se dice que simplemente sometiendo la vida y la ciudad a su mirada, las transformaba&raquo; (Guy Debord).</p> <p>Existen pocas figuras tan inspiradoras y, al mismo tiempo, injustamente desconocidas para entender una parte del siglo veinte, como la de Ivan Chtcheglov (alias &laquo;Gilles Ivain&raquo;), uno de los fundadores de la legendaria Internacional Letrista, aquellos letristas parisinos dedicados al vagabundeo, la poes&iacute;a vanguardista, los esc&aacute;ndalos y los problemas con la ley y el orden (&laquo;Es un milagro que no muri&eacute;ramos. Ten&iacute;amos una mala salud de hierro&raquo;, confes&oacute;). Antes de ser internado en un hospital psiqui&aacute;trico, plane&oacute; derribar con explosivos la Torre Eiffel e &laquo;invent&oacute;&raquo; la psicogeograf&iacute;a por medio de interminables derivas y una visi&oacute;n &uacute;nica y exuberante acerca del urbanismo, la arquitectura y la ciudad misma. Este &laquo;Peque&ntilde;o Pr&iacute;ncipe&raquo; fue el primer psicoge&oacute;grafo moderno y autor del Formulario para un nuevo urbanismo (1953), el m&aacute;s bello ensayo jam&aacute;s escrito sobre la urbe como espacio para el deseo, el juego y el misterio.</p> <p>Guy Debord, &iacute;ntimo y devoto amigo suyo, lo consider&oacute; &laquo;miembro externo&raquo; de la Internacional Situacionista. &laquo;Se dice que simplemente sometiendo la vida y la ciudad a su mirada, las transformaba&raquo;, escribi&oacute;. Sus ecos alcanzaron no solo la pol&iacute;tica revolucionaria sino tambi&eacute;n la cultura pop a trav&eacute;s de la escena postpunk de Manchester, con el m&iacute;tico club The Hacienda, que tom&oacute; su nombre de la enigm&aacute;tica frase &laquo;Hay que construir la hacienda&raquo; de su Formulario.</p> <p><em>Nos aburrimos en la ciudad. Obra recuperada</em> recoge, por vez primera, la versi&oacute;n &iacute;ntegra de aquel emocionante ensayo y la totalidad de su obra, que incluye textos, correspondencia, facs&iacute;miles, ilustraciones y dibujos.</p>
  • <p>Esta es una obra clave del pensamiento revolucionario. Se public&oacute; a la vez que La sociedad del espect&aacute;culo, y pronto ambas se convirtieron en los elementos te&oacute;rico-pol&iacute;ticos que articularon la mirada y las experiencias de Mayo del 68 y el situacionismo. En ella se trazan perspectivas para un cambio radical en la vida: desarrollo libre de la individualidad y de una organizaci&oacute;n social basada en la cooperaci&oacute;n, la autonom&iacute;a y la autogesti&oacute;n.</p> <p>Vaneigem impulsa al lector a desafiar los roles sociales en los que se le encuadra: estudiante, joven, ciudadano, mujer, hijo, trabajador... Los roles mantienen al individuo alejado permanentemente de su verdadero ser. Aceptar un rol es asumir algo de poder en el juego social, pero tambi&eacute;n aceptar la sumisi&oacute;n. Escrito bajo las influencias de Spinoza, Fourier, Marx, Nietzsche y Lefebvre, este tratado desarrolla la cr&iacute;tica situacionista a la alienaci&oacute;n en la sociedad de consumo, en la que somos esclavos sin amo frente a un Poder cada vez m&aacute;s eficiente gracias a la cibern&eacute;tica. La gente se limita a consumir y sobrevivir: es el instinto de muerte descubierto por Freud y Reich. Para Vaneigem, la vida cotidiana est&aacute; empobrecida y ha sido reducida; vivimos un nuevo tipo de miseria y vaciamiento existencial, que se extiende no ya solo al trabajo, tambi&eacute;n al ocio, el descanso y el placer, falseando las relaciones personales. Como resultado, los sujetos sufren una fragmentaci&oacute;n y la mutilaci&oacute;n de sus vidas. El tratado le da especial importancia al trabajo asalariado, como forma m&aacute;s brutal de domesticaci&oacute;n.</p> <p>Vaneigem destroza el racionalismo ilustrado del hombre occidental, pero tambi&eacute;n cr&iacute;tica a la izquierda cobarde. A quienes se conforman con el Estado del Bienestar habr&aacute; que recordarles que &ldquo;quienes hacen a medias la revoluci&oacute;n no hacen m&aacute;s que cavarse la tumba&rdquo;. Por otra parte, aquellos que hablan de revoluci&oacute;n sin referirse a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor, <em>tienen un cad&aacute;ver en la boca</em>. Una de las armas para renovar el mundo es el lenguaje -en todas sus variantes-, que debe aventurarse en el terreno de la poes&iacute;a, la comunicaci&oacute;n abierta y lo sensual para enfrentarse al imperio de lo cuantitativo y del c&aacute;lculo -com&uacute;n al capitalismo y al estalinismo-. De nada sirve el sacrificio y la militancia si niegan la libertad, que es la esencia de la revoluci&oacute;n.</p> <p>En la segunda parte del libro, Vaneigem explora las posibilidades. Habla de invertir la perspectiva: dejar de ver con los ojos de la comunidad alienada, de la ideolog&iacute;a, de la familia, de los dem&aacute;s. Hay que recuperar la creatividad y la espontaneidad. Es espont&aacute;neo aquello que no surge de una obligaci&oacute;n interiorizada en el subconsciente y que adem&aacute;s escapa del dominio de la abstracci&oacute;n. Por ello, es necesario reestructurar el subconsciente -como propon&iacute;a el surrealismo- para potenciar la subjetividad (emociones, pasiones, deseos, goces). El arte, el juego, la diversi&oacute;n, la amistad y lo er&oacute;tico se despliegan en la pasi&oacute;n creadora, n&uacute;cleo central de lo revolucionario. Esta nueva edici&oacute;n revisada incluye un op&uacute;sculo del autor, <em>Banalidades de base</em>, donde se definen una serie de conceptos sobre la Internacional Situacionista, y una larga entrevista a Vaneigem en la que realiza un repaso sobre su obra.</p>
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