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<p>En el demo ateniense de Alopece nació Sócrates, hijo de un escultor y una comadrona; corría el año 470 a.C. Sirvió militarmente a su ciudad en las batallas de Potidea, Delio y Anfípolis. Fue reconocido y estimado por sus camaradas de armas como un gran hoplita por la valentía demostrada en combate. Reacio a participar en la política activa de Atenas, sin embargo, jamás desobedeció las leyes patrias. Por azar le tocó ser epistátes en el deplorable juicio a los generales atenienses de la Batalla de las Arginusas. A lo largo de su dilatada vida, pues alcanzó los 71 años, conoció en su juventud el esplendor de la Atenas de Pericles; en su madurez vio y vivió las terribles pulsiones por el poder entre los estamentos democráticos y oligárquicos de la ciudad, así como la rendición absoluta a las fuerzas lacedemonias de la otrora gloriosa Atenas. En su vejez, tras la destrucción de los muros de la ciudad de Atenea y las acciones terribles ejecutadas por ciertos atenienses, que de alguna manera se relacionaban intelectualmente con Sócrates, así como por los soterrados odios y recelos acumulados durante años por ciertos segmentos de la ciudadanía más reaccionaria, finalmente, Sócrates fue condenado y ejecutado como un terrible y peligroso criminal para Atenas. ¿Cuál fue el deleznable delito que el padre de la ética, de la filosofía política y del método dialéctico de indagación, cometió? Sócrates fue el maestro e inspirador de variadas corrientes filosóficas y, por ende, maestro de filósofos. No obstante, sobre este filósofo, considerado como uno de los más señalados de la tradición occidental, así como universal, se cierne un enigma esencial: el arcano de lo divino, la quisicosa de lo religioso. Sócrates fue considerado públicamente por el oráculo de Delfos como el hombre más sabio. ¿Cómo se entiende que Atenas, autoproclamada como insigne escuela de la Hélade, matara a aquel de sus hijos señalado por el dios Apolo como el más sabio de entre los hombres?</p>