surrealismo

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    <p>La revista<em> Salamandra</em> cumple con esta nueva entrega los veinte n&uacute;meros, desde que el primero saliera a la luz en 1987. En todo este tiempo transcurrido no s&oacute;lo ha cambiado el formato y el grosor de la revista (recordemos que aquella primera Salamandra no pasaba de las dieciocho p&aacute;ginas), sino que tambi&eacute;n han aumentado, creemos, sus ambiciones y preocupaciones, su capacidad de interrogaci&oacute;n e intervenci&oacute;n en la realidad y en los debates y acciones que pretenden criticarla y combatirla. Pero lo que no ha sufrido ning&uacute;n cambio es su raz&oacute;n de ser: la plasmaci&oacute;n de una actividad colectiva que se sostiene en la cr&iacute;tica de la dominaci&oacute;n y en la experimentaci&oacute;n de lo maravilloso, en la lucha contra la alienaci&oacute;n social y mental, en la voluntad de transformar el mundo y en el deseo de cambiar la vida; en definitiva: en la revuelta y en la poes&iacute;a abrazadas para llevar a cabo, a partir del surrealismo, que no de su ideolog&iacute;a o de su dogma, un proyecto pol&iacute;tico de vida po&eacute;tica que hiciera posible una emancipaci&oacute;n en todos los planos de la existencia.</p> <p>Que en un proyecto como este no s&oacute;lo participen personas que se identifican como surrealistas, sean del grupo de Madrid o de otros lugares, sino tambi&eacute;n amigos y colaboradores con una sensibilidad af&iacute;n o con planteamientos que consideramos especialmente estimulantes aunque no siempre coincidan con los nuestros, es precisamente uno de los mayores logros de la evoluci&oacute;n de la revista. La consecuencia l&oacute;gica de este hecho es que todas estas inquietudes personales confluyen hacia determinados focos de inter&eacute;s que terminan conformando varios n&uacute;cleos o temas que dan sentido a cada n&uacute;mero. En el caso de la presente entrega de la revista, este proceso casi natural ha dado lugar a dos grandes bloques o ejes principales: por un lado el problema de la utop&iacute;a, y por el otro el Juego de la Casa en Sombras, bloques que por otra parte responden por igual a una misma proyecci&oacute;n, te&oacute;rica y pr&aacute;ctica, de la voluntad utopista que caracteriza al surrealismo.</p>
  • <p>En estos diarios, Mary Low y Juan Bre&aacute; nos ofrecen la oportunidad de vivir las ansias de libertad de los primeros meses de la revoluci&oacute;n social tras el golpe de Estado fascista, cuando la burocracia y el conflicto b&eacute;lico no hab&iacute;an ahogado a&uacute;n los anhelos de transformaci&oacute;n.</p> <p>A trav&eacute;s de una serie de estampas &iacute;ntimas del d&iacute;a a d&iacute;a, Low y Bre&aacute; nos muestran c&oacute;mo podemos ser cuando tratamos de comportarnos como seres humanos y no como engranajes de una m&aacute;quina capitalista. Los caf&eacute;s abren de madrugada; los cines y teatros siguen programando irreverentes; los soguillas se mueven fren&eacute;ticos por la estaci&oacute;n de Francia; las vecinas salen poderosas a charlar a la calle; se agilizan los divorcios y matrimonios; incluso hay quien se echa la siesta. Este contraste rompe con el relato de la historiograf&iacute;a oficial que impone que la vida cotidiana desapareci&oacute; durante la Guerra Civil. Y completa la narrativa sobre la expropiaci&oacute;n y la colectivizaci&oacute;n en f&aacute;bricas y campos.</p> <p>Este &laquo;cuaderno rojo&raquo; re&uacute;ne, por primera vez, la traducci&oacute;n &iacute;ntegra de Red Spanish Notebook &mdash;completando el trabajo iniciado por Alikornio con Cuaderno rojo de Barcelona&mdash; y contribuye as&iacute; a llenar el vac&iacute;o todav&iacute;a existente sobre el per&iacute;odo revolucionario de la Guerra Civil, antes de que la Rep&uacute;blica quedase atrapada entre la reacci&oacute;n burguesa y el chantaje estalinista.</p> <p><em>&laquo;Durante varios meses, mucha gente crey&oacute; que las personas eran iguales y deb&iacute;an actuar seg&uacute;n su creencia. El resultado fue una sensaci&oacute;n de liberaci&oacute;n y una esperanza dif&iacute;ciles de concebir en nuestra atm&oacute;sfera contaminada por el dinero. Es aqu&iacute; donde reside el valor de Cuaderno rojo de la guerra de Espa&ntilde;a.&raquo;</em> &mdash;George Orwell, <em>Time &amp; Tide</em></p> <p>&nbsp;</p>
  • <p>Padre, patria, patr&oacute;n, tal es la trilog&iacute;a que sirve de base a la vieja sociedad patriarcal y, en la actualidad, a la camada fascista... Una gran efervescencia de rebeli&oacute;n contra todas las formas de opresi&oacute;n material o espiritual nos agitaba cuando comenz&oacute; el Surrealismo: Padre, Patria, Religi&oacute;n, Familia..., no hab&iacute;a nada que no denost&aacute;semos... y con todo el ser m&aacute;s que mediante las palabras. En esta rebeli&oacute;n compromet&iacute;amos, materialmente, nuestro ser.</p> <p>Este peque&ntilde;o volumen antol&oacute;gico re&uacute;ne una serie de textos de Antonin Artaud de distinta procedencia, y de combate por un &uacute;nico objetivo: la &quot;libertad del esp&iacute;ritu&quot;. &quot;Publicados originalmente en revistas o incluidos en sus primeras plaquettes de &quot;poes&iacute;a&quot;, algunos son bien conocidos; otros, no tanto.</p> <p>Divididos en 3 apartados, comprenden un periodo de unos veinte a&ntilde;os, de manera que pueda tenerse una visi&oacute;n de conjunto de la peregrinaci&oacute;n extrema de ese poeta-pensador negro que fue Artaud: desde su adhesi&oacute;n al movimiento surrealista y su expulsi&oacute;n del mismo a finales de 1926; la aventura del Teatro Alfred Jarry en la que ensaya su teatro de la crueldad; su deambular mexicano en pro de una revoluci&oacute;n del esp&iacute;ritu, el cuestionamiento de la civilizaci&oacute;n europea y su renuncia incondicional a pertenecer a ella; hasta su internamiento en el manicomio de Rodez (nueve a&ntilde;os a base de electrochoques, camisas de fuerza y f&aacute;rmacos) que termina por debilitarlo y sumirlo en el aislamiento.</p>
  • La cabra

    12,50
    <p>Quan a la mare de la Kid li ofereixen estrenar una obra de teatre alternatiu a Nova York, tota la fam&iacute;lia es muda sis mesos a un bloc de pisos de Manhattan. Els rumors diuen que en aquell edifici hi viu una cabra al terrat. Com &eacute;s possible? Aviat descobrir&agrave; que aquell misteri no &eacute;s la cosa m&eacute;s curiosa de l&rsquo;edifici, sin&oacute; els personatges extraordinaris que l&rsquo;habiten. Com el ve&iacute; de l&rsquo;&agrave;tic, el Joff, un fam&oacute;s skater cec que tamb&eacute; &eacute;s escriptor d&rsquo;hist&ograve;ries fant&agrave;stiques; o els de la novena planta, la Doris i el Jonathan, que tracten d&rsquo;adaptar-se a un ictus; o el Kenneth, el ve&iacute; de la desena planta amant de l&rsquo;&ograve;pera que sempre est&agrave; parlant amb els dos h&agrave;msters que t&eacute;. Quan la Kid coneix el Will mentre explora els secrets egipcis del Museu Metropolit&agrave; d&rsquo;Art, troba l&rsquo;aliat perfecte per a tractar de resoldre el misteri de la cabra. Per&ograve; aquesta aventura els portar&agrave; a enfrontar-se a les seves pr&ograve;pies pors.</p> <p><strong>La cabra</strong> &eacute;s una novel&middot;la deliciosa d&rsquo;Anne Fleming sobre uns personatges fascinants i entranyables que tracten d&rsquo;omplir de sentit les seves vides. Una hist&ograve;ria entre el misteri i l&rsquo;aventura, entre les persones i els animals, entre l&rsquo;humor i la tendresa en qu&egrave; Manhattan &eacute;s un protagonista m&eacute;s. Tradu&iuml;da a un desena de lleng&uuml;es i seleccionada com un dels millors llibres de l&rsquo;any pel prestigi&oacute;s cat&agrave;leg White Ravens, per la Biblioteca P&uacute;blica de Nova York, pel jurat del premi Stregga Ragazze i Ragazzi i pel del premi Sheila A. Egoff de literatura d&rsquo;infants i joves, La cabra ja ha robat el cor de milers de lectors de totes les edats d&rsquo;arreu del m&oacute;n.</p>
  • <p>Escrito y publicado a los piques, &laquo;Punk la muerte joven&raquo; se independiza de su autor, y la &uacute;nica copia del escrito antecesor termina en una basura. 43 a&ntilde;os despu&eacute;s, una amiga londinense le env&iacute;a un pu&ntilde;ado borradores llenos de tachaduras y anotaciones marginales. Una noche de insomnio de 2018, Juan Carlos empieza a pasarlas a la notebook sin caer en la tentaci&oacute;n de adaptar la prosa a c&oacute;mo la escribir&iacute;a ahora. Solo recompone p&aacute;ginas faltantes. El resultado es este mix de realidades e imaginarios en formato diario donde transita squats, barrios tenebrosos, disquer&iacute;as, librer&iacute;as, pubs, levanta flyers, lee todo fanzine que cae en sus manos, y cruza personajes como Alex Trocchi, representante de aquel Letrismo de los a&ntilde;os 50 que deriv&oacute; directo en el Situacionismo. Y Colin Wilson, autor de &ldquo;The Outsider&rdquo;. Y John Berger. Mientras, rastrea los pasos de un chico que escribe con las tripas y el coraz&oacute;n traspasados por una aguja, el ep&iacute;tome del ethos punk, el crudo desgarro con el que deber &iacute;a comunicarse todo esto.</p> <p>La tocada de fondo de Kreimer es atravesada por la desesperaci&oacute;n de &ldquo;no saber y saber&rdquo; de tanta muerte que ocurr&iacute;a en Argentina durante esos</p> <p>a&ntilde;os.</p>
  • <p>&laquo;El letrismo, en Francia, era parte de una oposici&oacute;n completa a todo el movimiento est&eacute;tico conocido, del que analizaba la deterioraci&oacute;n constante. Al proponerse la creaci&oacute;n ininterrumpida de nuevas formas en todos los dominios, el grupo letrista, entre 1946 y 1952, mantuvo una agitaci&oacute;n saludable. Pero al admitir que las disciplinas est&eacute;ticas hab&iacute;an de tener un nuevo inicio en un marco general similar al anterior, este error idealista limita sus producciones a algunas experiencias irrisorias. En 1952, la izquierda letrista se organiza en la Internacional Letrista, y expulsa a la fracci&oacute;n conservadora. En la Internacional Letrista se persegu&iacute;a, mediante vivas luchas de tendencias, la investigaci&oacute;n de nuevos procedimientos de intervenci&oacute;n en la vida cotidiana&raquo;.<br /> &mdash;Guy Debord (1957)</p> <p>&laquo;La intenci&oacute;n estrat&eacute;gica de Potlatch era crear ciertos v&iacute;nculos para constituir un movimiento nuevo, que deb&iacute;a ser desde el principio una reunificaci&oacute;n de la creaci&oacute;n cultural de vanguardia y de la cr&iacute;tica revolucionaria de la sociedad. Sobre esta base, se cre&oacute; efectivamente en 1957 la Internacional Situacionista&raquo;.<br /> &mdash;Guy Debord (1985)</p> <p>En este libro, son los propios letristas quienes cuentan lo que es el letrismo. O dicho de forma m&aacute;s precisa, los textos aqu&iacute; reunidos presentan el letrismo a trav&eacute;s de su historia y de sus acciones, visto y vivido por la fracci&oacute;n m&aacute;s decidida a llevar la agitaci&oacute;n mucho m&aacute;s all&aacute; del dominio separado del arte. Partidarios de una suerte de comunismo literario que inclu&iacute;a el desv&iacute;o &mdash;el plagio es necesario, est&aacute; impl&iacute;cito en el progreso; la poes&iacute;a debe ser hecha por todos&mdash;, l&oacute;gicamente los letristas internacionalistas practican la escritura colectiva.</p> <p>Tal es el caso de los textos aqu&iacute; reunidos, que datan de 1953, 1955 y 1956. &laquo;&iquest;Por qu&eacute; el letrismo?&raquo; se public&oacute; en septiembre de 1955; &laquo;Rostros de la vanguardia&raquo; (1953) e &laquo;Historia de la Internacional Letrista&raquo; (1956) hab&iacute;an permanecido in&eacute;ditos hasta 2010.</p>
  • <p>Esta es una obra clave del pensamiento revolucionario. Se public&oacute; a la vez que La sociedad del espect&aacute;culo, y pronto ambas se convirtieron en los elementos te&oacute;rico-pol&iacute;ticos que articularon la mirada y las experiencias de Mayo del 68 y el situacionismo. En ella se trazan perspectivas para un cambio radical en la vida: desarrollo libre de la individualidad y de una organizaci&oacute;n social basada en la cooperaci&oacute;n, la autonom&iacute;a y la autogesti&oacute;n.</p> <p>Vaneigem impulsa al lector a desafiar los roles sociales en los que se le encuadra: estudiante, joven, ciudadano, mujer, hijo, trabajador... Los roles mantienen al individuo alejado permanentemente de su verdadero ser. Aceptar un rol es asumir algo de poder en el juego social, pero tambi&eacute;n aceptar la sumisi&oacute;n. Escrito bajo las influencias de Spinoza, Fourier, Marx, Nietzsche y Lefebvre, este tratado desarrolla la cr&iacute;tica situacionista a la alienaci&oacute;n en la sociedad de consumo, en la que somos esclavos sin amo frente a un Poder cada vez m&aacute;s eficiente gracias a la cibern&eacute;tica. La gente se limita a consumir y sobrevivir: es el instinto de muerte descubierto por Freud y Reich. Para Vaneigem, la vida cotidiana est&aacute; empobrecida y ha sido reducida; vivimos un nuevo tipo de miseria y vaciamiento existencial, que se extiende no ya solo al trabajo, tambi&eacute;n al ocio, el descanso y el placer, falseando las relaciones personales. Como resultado, los sujetos sufren una fragmentaci&oacute;n y la mutilaci&oacute;n de sus vidas. El tratado le da especial importancia al trabajo asalariado, como forma m&aacute;s brutal de domesticaci&oacute;n.</p> <p>Vaneigem destroza el racionalismo ilustrado del hombre occidental, pero tambi&eacute;n cr&iacute;tica a la izquierda cobarde. A quienes se conforman con el Estado del Bienestar habr&aacute; que recordarles que &ldquo;quienes hacen a medias la revoluci&oacute;n no hacen m&aacute;s que cavarse la tumba&rdquo;. Por otra parte, aquellos que hablan de revoluci&oacute;n sin referirse a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor, <em>tienen un cad&aacute;ver en la boca</em>. Una de las armas para renovar el mundo es el lenguaje -en todas sus variantes-, que debe aventurarse en el terreno de la poes&iacute;a, la comunicaci&oacute;n abierta y lo sensual para enfrentarse al imperio de lo cuantitativo y del c&aacute;lculo -com&uacute;n al capitalismo y al estalinismo-. De nada sirve el sacrificio y la militancia si niegan la libertad, que es la esencia de la revoluci&oacute;n.</p> <p>En la segunda parte del libro, Vaneigem explora las posibilidades. Habla de invertir la perspectiva: dejar de ver con los ojos de la comunidad alienada, de la ideolog&iacute;a, de la familia, de los dem&aacute;s. Hay que recuperar la creatividad y la espontaneidad. Es espont&aacute;neo aquello que no surge de una obligaci&oacute;n interiorizada en el subconsciente y que adem&aacute;s escapa del dominio de la abstracci&oacute;n. Por ello, es necesario reestructurar el subconsciente -como propon&iacute;a el surrealismo- para potenciar la subjetividad (emociones, pasiones, deseos, goces). El arte, el juego, la diversi&oacute;n, la amistad y lo er&oacute;tico se despliegan en la pasi&oacute;n creadora, n&uacute;cleo central de lo revolucionario. Esta nueva edici&oacute;n revisada incluye un op&uacute;sculo del autor, <em>Banalidades de base</em>, donde se definen una serie de conceptos sobre la Internacional Situacionista, y una larga entrevista a Vaneigem en la que realiza un repaso sobre su obra.</p>
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