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<p align="JUSTIFY">Desde hace años se echaba en falta -o, al menos, había quien echaba en falta- la posibiidad de que las nuevas generaciones de gentes que orientan su vida hacia la práctica del teatro tuvieran a mano la posibilidad de leer este gran libro, que es una de las obras maestras del pensamiento sobre el teatro producidas durante el siglo XX, y luego ocultada, en parte, por la gran resonancia, que se convirtió en moda (y como tal inconsistente), del teatro y las teorías de Bertolt Brecht. Nacidos ambos, Piscator y Brecht, en el teatro berlinés de los años 20, más bien se puede decir que el teatro alemán de la posguerra, y más aún, el teatro europeo del siglo XX, nació con ellos y, en su parte más relevante, de ellos.</p> <p align="JUSTIFY">La necesidad que sintieron algunos autores y directores de poner el teatro a la altura de una gran responsabilidad política, después de la catástrofe de la guerra, y en la emergencia de una gran esperanza revolucionaria, iniciada en los fragores de la revolución soviética, tuvo su más luminosa antorcha en las experiencias de Piscator y de su equipo, y es de recordar que Piscator, al no hallar escrita una dramaturgia a la altura de esa responsabilidad, creó su "Oficina dramatúrgica" -¡a la que perteneció Brecht!- destinada a <u>trabajar</u> los textos existentes para elevarlos hasta aquellas alturas poéticas y políticas.</p> <p align="JUSTIFY">Es fascinante leer la historia de aquellas jornadas creadoras y altamente combativas. Así es que <u>El teatro político</u> se lee hoy con verdadera pasión, como una gran aventura que nos hace caer, ay, en la cuenta de la pobreza ideológica, técnica y poética que afecta al teatro de nuestro tiempo, incluso en sus áras más inconformistas; lo cual es, en definitiva, bueno, pues acaso decida a algunas gentes de nuestro teatro a vertebrar sus esfuerzos en un determinado sentido, al menos, progresista.</p> <p align="JUSTIFY">Estas quinientas páginas desbordan de ideas y de noticias sobre el teatro europeo de un siglo que, realmente, empezó con la guerra europea y la revolución bolchevique, y terminó hace diez años, sin que haya empezado, hasta ahora, nada nuevo. Paradójicamente, se puede pensar que lo nuevo que venga tendrá una deuda grande con lo que hicieron -y sobre todo con lo que intentaron- aquellas gentes, desde que Piscator creó en Berlín el Teatro del Proletariado (1920-21), hasta que en 1926 se va configurando lo que había de ser el "Teatro Piscator", para el que Gropius haría un gran proyecto escenográfico, que nunca llegaría a realizarse. Pero mil cosas quedaron como virtualidades para el futuro cuando el nazismo obligó a exiliarse a las mejores gentes. Brecht elaboraría sus tesis sobre el "teatro épico", de raíz decididamente piscatoriana, y un brillante grupo de autores (entre ellos, Peter Weiss) harían una dramaturgia que Piscator había anunciado y promovido: la del "teatro documento".</p> <p align="JUSTIFY">Desde luego, lo dicho en esta nota no es nada ante la riqueza de datos que el texto contiene, aumentada por una serie seleccionada de materiales posteriores, que llegan a darnos la imagen de lo que fueron Piscator y sus mensajes en la Alemania (y en la Europa) posterior a la Segunda Guerra Mundial.</p> <p align="JUSTIFY">El libro viene precedido de dos prólogos (de 1975 y del año 2000) de Alfonso Sastre, y la edición ha sido cuidada y mimada por César de Vicente Hernando, que es un gran especialista en estos temas.</p> <p align="JUSTIFY">Roke Aldekoa</p>