<p>&ldquo;Javier Ortiz empu&ntilde;&oacute; muchas veces la linterna para asomarse a ese agujero negro, para visibilizar lo invisible. &Eacute;l mismo, durante sus a&ntilde;os de militancia antifranquista, sufri&oacute; la tortura policial, aunque no creo que eso fuese determinante para su firmeza contra ella. M&aacute;s bien era un elemento m&aacute;s de su activismo, de su denuncia permanente de todo abuso, de su desenmascaramiento de los espacios de impunidad que perviven en las sociedades democr&aacute;ticas. Lo hizo desde el periodismo, en los distintos medios por los que pas&oacute;; desde su actividad p&uacute;blica, mediante conferencias y participando en muchas iniciativas; pero tambi&eacute;n, para sorpresa de muchos, desde la ficci&oacute;n: a trav&eacute;s de esta obra de teatro que muchos descubrir&aacute;n ahora con su publicaci&oacute;n. Jos&eacute; K, torturado.&rdquo; Isaac Rosa.</p>