<p>Los grandes procesos de cambio que han atravesado todos los &aacute;mbitos de convivencia social han afectado de manera muy intensa a las ciudades y espacios urbanos. El debate de la cuesti&oacute;n social est&aacute; intr&iacute;nsecamente unido a la cuesti&oacute;n urbana. En la medida que la propia diferenciaci&oacute;n capitalista entre lugares y espacios de producci&oacute;n y lugares y espacios de convivencia, reproducci&oacute;n y cuidado se difumina, se hace m&aacute;s compleja tambi&eacute;n la relaci&oacute;n entre lo urbano y lo social. Es prec&iacute;samente esa nueva configuraci&oacute;n del espacio p&uacute;blico la que refuerza la necesidad de una repolitizaci&oacute;n de lo urbano, a partir de los dilemas que se plantean para las pol&iacute;ticas p&uacute;blicas. Son las ciudades las que necesitan m&aacute;s (y m&aacute;s innovadora) capacidad de intervenci&oacute;n y son esas ciudades, tras treinta a&ntilde;os de gobiernos locales democr&aacute;ticos, donde se constanta la falta de capacidades integrales de respuesta.</p>