virus

  • <p>A la natura hi ha quatre tipus de microbis: els bacteris, els virus, els par&agrave;sits i els fongs. Sovint es diu que els bacteris i els virus s&oacute;n com petits monstres que poden fer que emmalaltim. &Eacute;s veritat que hi ha bacteris que et poden provocar mal de coll o d&rsquo;o&iuml;da i que un virus pot fer que agafis la grip o, el que &eacute;s encara pitjor, la varicel&middot;la o la poliomielitis. Per&ograve; la major part dels bacteris i els virus no fan cap mal: al rev&eacute;s, hi ha molts bacteris que ens s&oacute;n molt &uacute;tils. Alguns ens ajuden a fer la digesti&oacute;, i n&rsquo;hi ha un que fins i tot permet eliminar el petroli de la platja. El mateix podem dir de molts fongs. Sense aquests microorganismes, el cicle de la vida a la Terra no seria possible.</p>
  • <p>En la naturaleza hay cuatro tipos de microbios: las bacterias, los virus, los par&aacute;sitos y los hongos. Se acostumbra a decir que las bacterias y los virus son como peque&ntilde;os monstruos que nos pueden hacer enfermar. Es cierto que hay bacterias que nos pueden provocar dolor de garganta o de o&iacute;dos, y que por culpa de los virus puedes coger una gripe o, peor a&uacute;n, la varicela o la poliomielitis. Pero la mayor parte de las bacterias y de los virus no causan ning&uacute;n da&ntilde;o, sino todo lo contrario: hay muchas bacterias que son muy &uacute;tiles. Por ejemplo, algunas nos ayudan a hacer la digesti&oacute;n. Incluso hay una que puede eliminar el petr&oacute;leo de la playa. Y lo mismo se puede decir de muchos hongos. Sin estos microorganismos no ser&iacute;a posible el ciclo de vida en la Tierra.</p>
  • <p>En el verano de 1854, Londres estaba emergiendo como una de las primeras metr&oacute;polis modernas del mundo. Pero, al carecer de la infraestructura necesaria para mantener a su poblaci&oacute;n en r&aacute;pida expansi&oacute;n &mdash;eliminaci&oacute;n de residuos, agua limpia, alcantarillado&mdash;, la ciudad se convirti&oacute; en el caldo de cultivo perfecto para un brote de c&oacute;lera, una enfermedad aterradora que nadie sab&iacute;a c&oacute;mo curar entonces. Steven Johnson, uno de los escritores m&aacute;s interesantes de la actualidad en temas como la cultura popular, la vida urbana y las nuevas tecnolog&iacute;as, nos cuenta la historia de la devastadora epidemia que envolvi&oacute; Londres en 1854 a trav&eacute;s de dos h&eacute;roes poco probables: el doctor anestesista John Snow y el afable reverendo Henry Whitehead. Juntos derrotaron a la enfermedad gracias a que combinaron conocimiento local e investigaci&oacute;n cient&iacute;fica, y se ayudaron de la elaboraci&oacute;n de mapas. Llevaron a cabo una fascinante investigaci&oacute;n que sacudir&iacute;a los cimientos de la comunidad cient&iacute;fica victoriana y cambi&oacute; para siempre nuestra perspectiva sobre la vida moderna. Al relatar su extraordinaria historia, Johnson explora de paso todo un universo de ideas y realidades conectadas, desde el terror urbano a la enfermedad hasta los microbios y los ecosistemas, el Gran Hedor, los fen&oacute;menos culturales y la vida en la calle bajo una epidemia.</p>
  • <p>El divulgador cient&iacute;fico Carl Zimmer cuenta en este volumen la historia de c&oacute;mo los seres vivos m&aacute;s peque&ntilde;os conocidos por la ciencia son capaces de detener a toda la humanidad, y lo que podemos aprender de c&oacute;mo los hemos derrotado en el pasado. Estamos m&aacute;s familiarizados con los virus que nos dan resfriados o gripe, pero los virus causan tambi&eacute;n una amplia gama de enfermedades, incluso un trastorno que hace que del cuerpo humano broten unas formaciones de verrugas que asemejan la corteza de un &aacute;rbol. Pero los virus han estado en nuestras vidas durante tanto tiempo que en realidad somos en parte virus: el genoma humano contiene una gran cantidad de ADN de virus. Mientras tanto, los cient&iacute;ficos siguen descubriendo nuevos virus en todas partes: en el suelo, en el oc&eacute;ano o en cuevas a kil&oacute;metros de profundidad. Un planeta de virus presenta la investigaci&oacute;n m&aacute;s reciente sobre c&oacute;mo los virus dominan nuestras vidas y nuestra biosfera, c&oacute;mo contribuyeron a dar lugar a las primeras formas de vida, c&oacute;mo producen cada d&iacute;a nuevas enfermedades y c&oacute;mo podemos aprovecharlos en nuestro beneficio. Un fascinante estudio que recorre amenazas como el &Eacute;bola y el MERS, y explica, entre otras muchas cuestiones, c&oacute;mo el cambio clim&aacute;tico puede provocar brotes a&uacute;n m&aacute;s mortales en el futuro.</p>
  • <p>Los virus, pese a no estar ni vivos ni muertos, pueden invadir un cuerpo &mdash;individual o social&mdash; y arrancarlo de la normalidad desafiando a sus potencias. En este sentido, la filosof&iacute;a, ese pensamiento carente de fundamentos &uacute;ltimos &mdash;al estar en constante mutaci&oacute;n&mdash; es como un agente viral capaz de contribuir al desaf&iacute;o de comprender y actuar en un presente como el nuestro, en el que hemos llegado a una zona de indeterminaci&oacute;n que parece renovarse d&iacute;a tras d&iacute;a. Solo el pensamiento cr&iacute;tico-filos&oacute;fico es capaz de ir m&aacute;s all&aacute; de las narrativas convencionales que ven en la actual pandemia de COVID-19 un problema m&eacute;dico-sanitario y econ&oacute;mico en lugar de lo que es: una intrusi&oacute;n total e inconmensurable en la rutina del planeta, la cual puede dar lugar tanto a una nueva &eacute;tica de lo com&uacute;n y del cuidado o bien a un enorme dispositivo biopol&iacute;tico puesto a disposici&oacute;n de los gobiernos y de los mercados para incrementar el control y la disciplina. Por ello, este libro pretende leer la pandemia a partir de su inadecuaci&oacute;n en relaci&oacute;n a las d&iacute;adas que marcan nuestra experiencia, tales como naturaleza y cultura, vida y muerte, entre otras. Con esa finalidad, discutimos algunas de las recientes interpretaciones filos&oacute;ficas de la pandemia para se&ntilde;alar su insuficiencia a la hora de enfrentarse a lo realmente nuevo que implica el actual coronavirus, que &uacute;nicamente puede entenderse a partir de una consideraci&oacute;n de su car&aacute;cter agenciador de subjetividades.</p> <p>&nbsp;</p> <p>&nbsp;</p>
  • <p>&laquo;Los virus no entienden de fronteras ni de clases sociales&raquo;. No hemos parado de escuchar esta frase como un mantra, como una aventura m&aacute;gica en la que los virus aparecen de un espacio neutro, llegan, infectan y desaparecen. Pero es falso: las epidemias no surgen de la nada, parten de unos contextos sociales y pol&iacute;ticos concretos; y entender este sustrato pol&iacute;tico, econ&oacute;mico, sanitario y social es clave para analizar c&oacute;mo afectan. La peste, la tuberculosis, el sida, el &eacute;bola, la malaria y recientemente la COVID-19 surgieron de contextos determinados, impactaron de forma diferencial sobre determinados grupos sociales y transformaron las sociedades que se encontraron. Ahora toca preguntarse: &iquest;qui&eacute;n est&aacute; m&aacute;s expuesto a enfermar durante una epidemia?, &iquest;qui&eacute;n es m&aacute;s vulnerable a sus consecuencias sociales?, &iquest;qu&eacute; respuestas pol&iacute;ticas sanitarias (y no sanitarias) tenemos para actuar frente a una crisis epid&eacute;mica?, &iquest;qu&eacute; sanidad queremos para hacer frente a las epidemias?, &iquest;qu&eacute; transformaciones sociales nos quedan tras una crisis epid&eacute;mica?</p>
  • El umbral

    15,00
    <p>Bolonia, final de febrero. La ciudad est&aacute; vac&iacute;a y en silencio. El mundo se detiene (no para todos). Un virus desconocido prolifera en el cuerpo estresado de la humanidad global. Pscodeflacci&oacute;n. La epidemia se entromete en las vidas, trastoca h&aacute;bitos, modifica automatismos, mata viejos y asm&aacute;ticos. Bifo se inquieta, pinta lienzos de colores, lee peri&oacute;dicos, hace radio por Internet. Y escribe: notas, apuntes, reflexiones sobre el presente en emergencia. Junto con la llegada del virus, d&eacute;cadas de ajuste neoliberal y dominio financiero se hacen sentir con crudeza sobre las poblaciones del planeta. La crisis se agudiza, no tiene l&iacute;mites. El colapso parece evidente. &iquest;Seremos empujados a una guerra de todos contra todos hasta la exitinci&oacute;n de la civilizaci&oacute;n humana? &iquest;Lograremos, por el contrario, salir del cadaver del Capital, quiz&aacute;s mediante una revoluci&oacute;n sin subjetividad ni voluntad pol&iacute;tica? &iquest;O se trata, m&aacute;s bien, de aprovechar la interrupci&oacute;n, de transfromar el confinamiento en un proceso colectivo de autoan&aacute;lisis? Lo seguro es que cruzamos un umbral: ya no hay normalidad a la que volver. &iquest;Podremos resistirnos a lo probable y burlar lo inevitable?</p>
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