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<p>En la naturaleza hay cuatro tipos de microbios: las bacterias, los virus, los parásitos y los hongos. Se acostumbra a decir que las bacterias y los virus son como pequeños monstruos que nos pueden hacer enfermar. Es cierto que hay bacterias que nos pueden provocar dolor de garganta o de oídos, y que por culpa de los virus puedes coger una gripe o, peor aún, la varicela o la poliomielitis. Pero la mayor parte de las bacterias y de los virus no causan ningún daño, sino todo lo contrario: hay muchas bacterias que son muy útiles. Por ejemplo, algunas nos ayudan a hacer la digestión. Incluso hay una que puede eliminar el petróleo de la playa. Y lo mismo se puede decir de muchos hongos. Sin estos microorganismos no sería posible el ciclo de vida en la Tierra.</p>
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<p>A la natura hi ha quatre tipus de microbis: els bacteris, els virus, els paràsits i els fongs. Sovint es diu que els bacteris i els virus són com petits monstres que poden fer que emmalaltim. És veritat que hi ha bacteris que et poden provocar mal de coll o d’oïda i que un virus pot fer que agafis la grip o, el que és encara pitjor, la varicel·la o la poliomielitis. Però la major part dels bacteris i els virus no fan cap mal: al revés, hi ha molts bacteris que ens són molt útils. Alguns ens ajuden a fer la digestió, i n’hi ha un que fins i tot permet eliminar el petroli de la platja. El mateix podem dir de molts fongs. Sense aquests microorganismes, el cicle de la vida a la Terra no seria possible.</p>
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<p>Bolonia, final de febrero. La ciudad está vacía y en silencio. El mundo se detiene (no para todos). Un virus desconocido prolifera en el cuerpo estresado de la humanidad global. Pscodeflacción. La epidemia se entromete en las vidas, trastoca hábitos, modifica automatismos, mata viejos y asmáticos. Bifo se inquieta, pinta lienzos de colores, lee periódicos, hace radio por Internet. Y escribe: notas, apuntes, reflexiones sobre el presente en emergencia. Junto con la llegada del virus, décadas de ajuste neoliberal y dominio financiero se hacen sentir con crudeza sobre las poblaciones del planeta. La crisis se agudiza, no tiene límites. El colapso parece evidente. ¿Seremos empujados a una guerra de todos contra todos hasta la exitinción de la civilización humana? ¿Lograremos, por el contrario, salir del cadaver del Capital, quizás mediante una revolución sin subjetividad ni voluntad política? ¿O se trata, más bien, de aprovechar la interrupción, de transfromar el confinamiento en un proceso colectivo de autoanálisis? Lo seguro es que cruzamos un umbral: ya no hay normalidad a la que volver. ¿Podremos resistirnos a lo probable y burlar lo inevitable?</p>
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<p>«Los virus no entienden de fronteras ni de clases sociales». No hemos parado de escuchar esta frase como un mantra, como una aventura mágica en la que los virus aparecen de un espacio neutro, llegan, infectan y desaparecen. Pero es falso: las epidemias no surgen de la nada, parten de unos contextos sociales y políticos concretos; y entender este sustrato político, económico, sanitario y social es clave para analizar cómo afectan. La peste, la tuberculosis, el sida, el ébola, la malaria y recientemente la COVID-19 surgieron de contextos determinados, impactaron de forma diferencial sobre determinados grupos sociales y transformaron las sociedades que se encontraron. Ahora toca preguntarse: ¿quién está más expuesto a enfermar durante una epidemia?, ¿quién es más vulnerable a sus consecuencias sociales?, ¿qué respuestas políticas sanitarias (y no sanitarias) tenemos para actuar frente a una crisis epidémica?, ¿qué sanidad queremos para hacer frente a las epidemias?, ¿qué transformaciones sociales nos quedan tras una crisis epidémica?</p>
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<p>El divulgador científico Carl Zimmer cuenta en este volumen la historia de cómo los seres vivos más pequeños conocidos por la ciencia son capaces de detener a toda la humanidad, y lo que podemos aprender de cómo los hemos derrotado en el pasado. Estamos más familiarizados con los virus que nos dan resfriados o gripe, pero los virus causan también una amplia gama de enfermedades, incluso un trastorno que hace que del cuerpo humano broten unas formaciones de verrugas que asemejan la corteza de un árbol. Pero los virus han estado en nuestras vidas durante tanto tiempo que en realidad somos en parte virus: el genoma humano contiene una gran cantidad de ADN de virus. Mientras tanto, los científicos siguen descubriendo nuevos virus en todas partes: en el suelo, en el océano o en cuevas a kilómetros de profundidad. Un planeta de virus presenta la investigación más reciente sobre cómo los virus dominan nuestras vidas y nuestra biosfera, cómo contribuyeron a dar lugar a las primeras formas de vida, cómo producen cada día nuevas enfermedades y cómo podemos aprovecharlos en nuestro beneficio. Un fascinante estudio que recorre amenazas como el Ébola y el MERS, y explica, entre otras muchas cuestiones, cómo el cambio climático puede provocar brotes aún más mortales en el futuro.</p>
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<p>En el verano de 1854, Londres estaba emergiendo como una de las primeras metrópolis modernas del mundo. Pero, al carecer de la infraestructura necesaria para mantener a su población en rápida expansión —eliminación de residuos, agua limpia, alcantarillado—, la ciudad se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para un brote de cólera, una enfermedad aterradora que nadie sabía cómo curar entonces. Steven Johnson, uno de los escritores más interesantes de la actualidad en temas como la cultura popular, la vida urbana y las nuevas tecnologías, nos cuenta la historia de la devastadora epidemia que envolvió Londres en 1854 a través de dos héroes poco probables: el doctor anestesista John Snow y el afable reverendo Henry Whitehead. Juntos derrotaron a la enfermedad gracias a que combinaron conocimiento local e investigación científica, y se ayudaron de la elaboración de mapas. Llevaron a cabo una fascinante investigación que sacudiría los cimientos de la comunidad científica victoriana y cambió para siempre nuestra perspectiva sobre la vida moderna. Al relatar su extraordinaria historia, Johnson explora de paso todo un universo de ideas y realidades conectadas, desde el terror urbano a la enfermedad hasta los microbios y los ecosistemas, el Gran Hedor, los fenómenos culturales y la vida en la calle bajo una epidemia.</p>