Filosofia

  • <p>Ante tanto horror deshumanizante que los grandes desaf&iacute;os de la sociedad actual y la convivencia entre diferentes nos hace experimentar, como si no existiese un &aacute;pice de esperanza en la propia condici&oacute;n humana, este texto interfiere directa y positivamente en nuestro estado de &aacute;nimo, afirmando que en cada uno de nosotros y de nosotras, tenemos biol&oacute;gicamente instaurado el &quot;instinto&quot; humano del cuidado de la prole. Si en el origen de la humanidad radica &quot;el cuidado de la especie&quot;, potenciar incondicionalmente este precioso &quot;instinto&quot; es la real tarea pendiente, cuyas consecuencias no ser&iacute;an otras que la tan deseada estabilidad del psiquismo humano. Necesitamos urgentemente ganar la batalla a la auto-destrucci&oacute;n.</p>
  • M.A.R.X.

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    <p>Cualquiera que sepa algo de Manuel Sacrist&aacute;n y de su polifac&eacute;tica personalidad como l&oacute;gico y fil&oacute;sofo de la ciencia, militante comunista, traductor y estudioso de la obra de Marx, y temprano introductor de la ecolog&iacute;a pol&iacute;tica o el pacifismo antinuclear en nuestro pa&iacute;s tiene por fuerza que sentirse interpelado, entre otras cosas, por su capacidad de anticipaci&oacute;n. Sacrist&aacute;n estuvo entre los primeros que plantearon la importancia de la cuesti&oacute;n ecol&oacute;gica para el pensamiento social y la acci&oacute;n pol&iacute;tica. Y lo hizo mientras encajaba an&iacute;mica e intelectualmente los primeros s&iacute;ntomas de crisis del movimiento obrero y de la entera tradici&oacute;n comunista a la que hab&iacute;a dedicado la mayor parte de su vida adulta. La importancia de su labor intelectual fue &ndash;y es&ndash; tan destacada, que parece incre&iacute;ble que alguien tan notable como &eacute;l, cuyas clases eran acontecimientos a los que asist&iacute;an j&oacute;venes procedentes de otras facultades o que ni siquiera eran universitarios, sea en la actualidad un desconocido para mucha gente que sin saberlo ha aprendido a pensar el mundo en unos t&eacute;rminos que en cierta medida Sacrist&aacute;n contribuy&oacute; a formular a&ntilde;os antes. Salvador L&oacute;pez Arnal, en el marco de la tarea que ha emprendido para rescatarlo de ese absurdo olvido, ha optado aqu&iacute; por organizar en aforismos diversos retazos de los papeles in&eacute;ditos de Sacrist&aacute;n, combin&aacute;ndolos con algunos pasos escogidos de otros escritos ya publicados. El conjunto de textos, de impresionante lucidez &ndash;lucidez con la que vivi&oacute; anticipadamente la profunda ruptura de nuestro tiempo&ndash;, es un magn&iacute;fico compendio de lo que ya en s&iacute; misma fue una obra fragmentaria y dispersa, pero siempre generosamente iluminadora, que abarca reflexiones filos&oacute;ficas, pol&iacute;ticas, cient&iacute;ficas o literarias abordadas con el estilete de una inteligencia deslumbrante.</p>
  • <p>He aqu&iacute; un libro que est&aacute; siendo objeto de un intenso debate a nivel mundial. &iquest;Es posible cambiar el mundo sin tomar el poder? La respuesta de la inmensa mayor&iacute;a de la gente de izquierdas ser&iacute;a: &iexcl;NO! Ahora bien, &iquest;es posible cambiar el mundo desde el poder? Lo cierto es que hasta ahora el mundo no ha cambiado, y las sociedades donde la revoluci&oacute;n ha triunfado no han visto cumplidos ni de lejos los objetivos que dicha revoluci&oacute;n hab&iacute;a trazado inicialmente.Para John Holloway la conquista del Estado no conduce a la conquista del poder. De hecho, el poder no es algo que pueda &ldquo;tomarse&rdquo;, ya que no es algo que alguna persona o instituci&oacute;n particular posea: el poder reside m&aacute;s bien en la fragmentaci&oacute;n de las relaciones sociales. El Estado no es el lugar de poder que parece ser, sino precisamente un elemento en el despedazamiento de las relaciones sociales. El concepto mismo de revoluci&oacute;n ha de cambiar: debemos regresar a &eacute;l como pregunta, y no como respuesta.</p>
  • <p>Otto Gross (1877-1920). Asistente de Sigmund Freud y uno de los primeros investigadores del psicoan&aacute;lisis. En Munich entra en contacto con los c&iacute;rculos de la bohemia revolucionaria y rompe con Freud a causa de la orientaci&oacute;n cr&iacute;tica y pol&iacute;tica que le da a la t&eacute;cnica psicoanal&iacute;tica. Otto Gross tuvo una considerable influencia sobre los artistas y escritores de su generaci&oacute;n, entre ellos, Franz Kafka, a quien conoci&oacute; durante su estancia en Praga, que se inspir&oacute; en su detenci&oacute;n y encierro en un psiqui&aacute;trico, cuyo art&iacute;fice fue el padre, para la redacci&oacute;n de su obra <i>El proceso</i>.</p>
  • <p>Luk&aacute;cs fue el m&aacute;s importante e influyente fil&oacute;sofo marxista del siglo XX. Entre sus obras m&aacute;s conocidas se encuentran Historia y consciencia de clase (1923) &ndash;la obra fundacional del llamado &ldquo;marxismo occidental&rdquo;&ndash;, El joven Hegel (1948), Goethe y su &eacute;poca (1950), Balzac y el realismo franc&eacute;s (1952), La novela hist&oacute;rica (1955), Contribuciones para una historia de la est&eacute;tica (1953) y los grandes tratados de vejez: La peculiaridad de lo est&eacute;tico (1963) y Para una ontolog&iacute;a del ser social (1984-1986). En el Testamento pol&iacute;tico el fil&oacute;sofo expone, pocos meses antes de morir, sus principales preocupaciones y expectativas acerca de la misi&oacute;n y las perspectivas del socialismo. El resto de escritos incluidos en este volumen incluye reflexiones sobre la funci&oacute;n del fil&oacute;sofo y el papel del intelectual, as&iacute; como consideraciones en torno a los consejos obreros y el ideal de democracia de la vida cotidiana, an&aacute;lisis y cr&iacute;ticas de la ideolog&iacute;a fascista, un arreglo de cuentas pol&iacute;tico y personal con el per&iacute;odo estaliniano, e ideas vinculadas con la &Eacute;tica que Luk&aacute;cs no hab&iacute;a llegado antes a escribir.</p>
  • <p>La tradici&oacute;n que hace de Prometeo (el que ve por anticipado, el previsor) el padre mitol&oacute;gico de la t&eacute;cnica y del progreso tecnol&oacute;gico, olvida la figura de su hermano gemelo Epimeteo (el descuidado u olvidadizo, el que ve s&oacute;lo demasiado tarde, una vez consumadas las cosas), de cuyo pecado de omisi&oacute;n, que deja al hombre desnudo y desarmado frente a la naturaleza, se deriva la peculiar condici&oacute;n de la humanidad, asociada inalienablemente a esa &quot;conquista del espacio y del tiempo&quot; que, a trav&eacute;s de la exteriorizaci&oacute;n de la t&eacute;cnica, lo inscribe sin remedio en la &quot;conciencia de la muerte&quot;. A partir de la confluencia entre estas dos figuras geminadas y contrapuestas, Bernard Stiegler aborda la revoluci&oacute;n tecnol&oacute;gica en su radical autonom&iacute;a, en el seno de una estirpe al mismo tiempo antropol&oacute;gica y filos&oacute;fica a cuya luz se adivina el surgimiento &ndash;casi, dir&iacute;amos, filogen&eacute;tico&ndash; de un hombre nuevo, un hombre &quot;en otra escala&quot;, un sobre-hombre del que apenas si sabemos algo todav&iacute;a pero que debemos analizar lejos tanto del rechazo apocal&iacute;ptico como del entusiamo tecnoman&iacute;aco si queremos afrontar el &quot;cambio de &eacute;poca&quot; en condiciones de comprender, y quiz&aacute;s gestionar, &quot;el proceso de decisi&oacute;n&quot;. De Leroy-Gourham a Heidegger, el primer tomo de este libro exigente, riguroso e indispensable, plantea el angustioso interrogante de la revoluci&oacute;n tecnol&oacute;gica &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; en la encrucijada m&uacute;ltiple de la historia de las t&eacute;cnicas, la filosof&iacute;a, la paleontolog&iacute;a, la mitolog&iacute;a y la investigaci&oacute;n cultural.</p>
  • <p>Si &laquo;El pecado de Epimeteo&raquo; se propon&iacute;a demostrar que el hombre est&aacute; necesitado de &laquo;orientaci&oacute;n&raquo; (de asistencia &laquo;t&eacute;cnica&raquo; en el extrav&iacute;o de su naturaleza) porque est&aacute; &laquo;originariamente desorientado&raquo;, la segunda parte de la obra de Stiegler nos enfrenta a la particular desorientaci&oacute;n de una &eacute;poca, sometida a la &laquo;industrializaci&oacute;n de la memoria&raquo;, en la que el tiempo devora el espacio y de la que, por tanto, est&aacute;n ausentes &laquo;los puntos cardinales&raquo;. Las nuevas t&eacute;cnicas anal&oacute;gico-num&eacute;ricas de tratamiento y conservaci&oacute;n del saber, que cubren todo el campo de las ciencias, desde la biolog&iacute;a hasta la producci&oacute;n militar, implican la generalizaci&oacute;n industrial de eso que Husserl llamaba &laquo;objetos temporales&raquo;. En el marco del nuevo calendario el &laquo;flujo de conciencia&raquo; de la colectividad mundial coincide con las emisiones temporales de los productos de las &laquo;industrias de programas&raquo;, con la consiguiente subversi&oacute;n del concepto mismo de &laquo;acontecimiento&raquo;. La posibilidad de &laquo;juzgar&raquo;, de tomar decisiones, de mantener abierto el espacio de la polis (inseparable de esa t&eacute;cnica primera que fue la escritura) en el &laquo;tiempo real&raquo; de las nuevas tecnolog&iacute;as es el reto que nos obliga a asumir Stiegler a partir de una historia de la imagen y de la escritura sobre el fondo &ndash;o contra &eacute;l&ndash; del pensamiento fenomenol&oacute;gico. La tercera parte de La t&eacute;cnica y el tiempo, titulada El Cine, acaba de aparecer en Francia.</p>
  • <p>Este libro es un descubrimiento filos&oacute;fico de un tesoro olvidado (a Calder&oacute;n lo descubri&oacute; A. W. Schlegel) de una filosof&iacute;a nacida en el siglo XIV.</p> <p>Sem Tob es un dial&eacute;ctico que no cree en los sistemas cerrados de filosof&iacute;a; usa el aforismo en una exposici&oacute;n multidimensional que lo hace plenamente postmoderno desde su punto de partida: el excepticismo que busca orientarse hacia la verdad en un mundo inestable, confuso, de contrarios, donde la locura triunfa, el caos m&aacute;s que el orden.</p>
  • <p>En lo sucesivo el sistema t&eacute;cnico mundial se funda &iacute;ntegramente en las tecnolog&iacute;as digitales. Una consecuencia fundamental de esta situaci&oacute;n de hecho es la integraci&oacute;n funcional de las mnemotecnolog&iacute;as en el sistema de producci&oacute;n de los bienes materiales, lo que constituye una inmensa ruptura hist&oacute;rica: son los dispositivos de producci&oacute;n de los s&iacute;mbolos, que hasta ahora se&ntilde;alaban unas esferas de lo art&iacute;stico, de lo tecnol&oacute;gico, de lo jur&iacute;dico y de lo pol&iacute;tico, los que en lo sucesivo son completamente absorbidos por la organizaci&oacute;n mundial del comercio y de la industria. La producci&oacute;n simb&oacute;lica est&aacute; hegem&oacute;nicamente controlada por las industrias culturales en la medida en que &eacute;stas se han apoderado de los dispositivos retencionales que configuran el tiempo en su forma m&aacute;s pura: como flujo de conciencia. Precisamente bajo el nombre de industria cultural Adorno y Horkheimer denunciaron este devenir industrial de la actividad del esp&iacute;ritu, es decir, su sumisi&oacute;n exclusiva a los criterios mercantiles de selecci&oacute;n. Vieron en ello una perversi&oacute;n de esta operaci&oacute;n de la imaginaci&oacute;n trascendental que Kant llama el esquematismo. Seg&uacute;n ellos, esta perversi&oacute;n la hizo posible un proceso de exteriorizaci&oacute;n t&eacute;cnica del proceso de producci&oacute;n de los esquemas, en la que ellos ve&iacute;an el colmo de la alienaci&oacute;n de los esp&iacute;ritus y de los cuerpos. El tiempo del cine y la cuesti&oacute;n del malestar quiere demostrar a la vez la urgencia de esta cuesti&oacute;n, la gran debilidad de este an&aacute;lisis y la necesidad de proceder, frente al hecho hist&oacute;rico de la industrializaci&oacute;n del esp&iacute;ritu, a una cr&iacute;tica de los apartados de la Cr&iacute;tica de la raz&oacute;n pura respecto al an&aacute;lisis del esquematismo.</p>
  • <p>Reflexiones acerca de el devenir de la la l&oacute;gica estatal y social contemporanea, en la que la guerra es ya algo m&aacute;s que el campo de batalla formal entre dos o muchos estados, sino la l&oacute;gica creadora, constituyente y aniquiladora de la vida.</p>
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