<p>Una Ética se opone a la moral. Ética, siguiendo a Spinoza y a Deleuze, es la disciplina de lo bueno para mi cuerpo, es decir aquello que estimula e incrementa mis pasiones alegres y mis potencias, aquello que me compone con más cuerpos y en más afinidades y alegrías. Amatoria porque es menester deconstruir el Amo(R), máquina despótica, AmoR Romántico, almibarado, y el enamoramiento. Amor, un slogan sinsentido, un significante vacío de las tarjetas de Hallmark, un peluche barato y feo, un 14 de febrero. Sin embargo, una ética amatoria está hablando de la construcción reflexiva del uso de los placeres que se desprenden a partir de nuestros sentimientos más profundos de cariño.</p>
<p>Deseo, la estrella que nos guía y nos impulsa hacia adelante en el mar de los sargazos, la que sigue toda pirata cuando se lanza a la mar. Navegar, una tarea que no puede hacerse sola. Máquina deseante y fuerza creadora de nuevos deseos hoy insondables e impensados que emergen en el medio del océano a partir de un nuevo uso de los placeres. Una ética amatoria del deseo habla de construir nuevos placeres para que nuevos deseos surjan.</p>
<p>Libertario porque creemos en la anarquía pese a los anarquistas. Porque algunas de sus tradiciones siguen estimulando nuestra entrepierna: Emile Armand, Emma Goldman, Bakunin… Una ética amatoria del deseo libertario aboga por la abolición de la propiedad privada sobre aquello que más deseamos y queremos, como nuestras compañeras sexo-afectivas, para que nuevas compañeras aparezcan a nuestro encuentro. Un mundo nuevo habita en nuestros corazones.</p>
<p>Afectaciones libres y alegres, alegres y libres. Un nuevo lenguaje que dé cuenta de lo que nuestros cuerpos sienten. Cuerpos, no individuos, ni personas ni siquiera gente. Cuerpos como máquinas deseantes, como tecnovivas conectadas, como manadas. Afectaciones que no padezcan, aunque el dolor está presente como en toda elongación, como parte del vivir, y al servicio del placer (BDSM). Alegría que rima con anarquía y cuya A es de amistad (una amistad inclusiva, claro está). Me estiro para alcanzar una porción de la locura.</p>