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<p>Este libro es un descubrimiento filosófico de un tesoro olvidado (a Calderón lo descubrió A. W. Schlegel) de una filosofía nacida en el siglo XIV.</p> <p>Sem Tob es un dialéctico que no cree en los sistemas cerrados de filosofía; usa el aforismo en una exposición multidimensional que lo hace plenamente postmoderno desde su punto de partida: el excepticismo que busca orientarse hacia la verdad en un mundo inestable, confuso, de contrarios, donde la locura triunfa, el caos más que el orden.</p>
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<p>En lo sucesivo el sistema técnico mundial se funda íntegramente en las tecnologías digitales. Una consecuencia fundamental de esta situación de hecho es la integración funcional de las mnemotecnologías en el sistema de producción de los bienes materiales, lo que constituye una inmensa ruptura histórica: son los dispositivos de producción de los símbolos, que hasta ahora señalaban unas esferas de lo artístico, de lo tecnológico, de lo jurídico y de lo político, los que en lo sucesivo son completamente absorbidos por la organización mundial del comercio y de la industria. La producción simbólica está hegemónicamente controlada por las industrias culturales en la medida en que éstas se han apoderado de los dispositivos retencionales que configuran el tiempo en su forma más pura: como flujo de conciencia. Precisamente bajo el nombre de industria cultural Adorno y Horkheimer denunciaron este devenir industrial de la actividad del espíritu, es decir, su sumisión exclusiva a los criterios mercantiles de selección. Vieron en ello una perversión de esta operación de la imaginación trascendental que Kant llama el esquematismo. Según ellos, esta perversión la hizo posible un proceso de exteriorización técnica del proceso de producción de los esquemas, en la que ellos veían el colmo de la alienación de los espíritus y de los cuerpos. El tiempo del cine y la cuestión del malestar quiere demostrar a la vez la urgencia de esta cuestión, la gran debilidad de este análisis y la necesidad de proceder, frente al hecho histórico de la industrialización del espíritu, a una crítica de los apartados de la Crítica de la razón pura respecto al análisis del esquematismo.</p>
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<p>Tierradenadie ediciones abre su colección de estudios sobre la sociedad contemporánea con este texto de Raoul Vaneigem al considerarlo uno de los más emblemáticos de entre cuantos se han dedicado a un tipo de análisis orientado a la crítica y a la acción (a la generación de efectos de distanciamiento y disidencia): una elaboración plenamente original que, en su desarrollo, evita caer en reducciones economicistas o en sectarismos de escuela, y que invita (en presente y de manera gozosa) a la transformación continua del mundo. El mundo de la economía y de la economización de la vida (el mundo de la supervivencia, el mundo de la muerte) está podrido y, pese a lo que sus profetas pretenden, es ahora más posible que nunca acabar con él y dar forma a una organización de las relaciones sociales en la que la primacía de la vida y del goce (de la libertad constituyente, de la autogestión generalizada) sea la única norma.</p> <p>El <em>Aviso a los vivos sobre la muerte que los gobierna y la oportunidad de deshacerse de ella</em> es un texto que hace confluir las ciencias y las artes en una mirada común que no es sólo una mirada desde y para el conocimiento sino una perspectiva de vida que, por serlo, se hace más rica y variada y que, además, se desarrolla como alternativa a otras formas tradicionales de la crítica. El Aviso a los vivos..., se sitúa en una posición arriesgada: alejado de las tradiciones interpretativas más conocidas de la historia del pensamiento y apostada en una tradición ajena a las formas dominantes de análisis, esta obra enfrenta la totalidad de los problemas sociales (de la pedagogía a la medicina, de la organización social al espectáculo cultural, sin olvidar una reinterpretación completa de la historia humana) con la intención de propiciar un cambio que haga verdaderamente humanas las relaciones sociales. Se trata, ciertamente, de un libro cuya lectura que no puede ser simple, pero la escritura en la que se apoya está construida de tal forma que permite el acceso a individuos de muy diversa procedencia, a los que propone formas de cooperación social claramente diferentes de las conocidas.</p> <p>Con la publicación de este libro en castellano, Tierradenadie ediciones, pretende contribuir a la transmisión de un pensamiento cuya actualidad, más allá de las modas o los intereses coyunturales, es manifiesta.</p>
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<p><span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;">En este valiente ensayo, <span style="font-weight: bold;">Robert Louis Stevenson</span> se refiere a la rectitud, al honor: palabras poco frecuentes en los ensayistas actuales y que habría que recuperar; palabras que son campanas de atención para un mundo demasiado</span><span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;"> olvidadizo. Aborda también el campo de la educación y las relaciones laborales, y ahonda en la investigación de nuestra propia naturaleza con su habitual perspicacia y vigor. Stevenson, cuyo cuerpo </span><span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;">siempre estuvo acosado por la enfermedad, a ese estado corporal incurable opuso siempre una alegría y salud incurables también, una salud que supo extraer del fondo de su alma y del alma de las cosas. Esa salud eterna de la que supo gozar le sigue haciendo vivir: e</span><span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;">n sus palabras cuando le leemos y al infundirnos de su valiente ánimo. En él encontramos un maravilloso compañero de viaje.</span></p>
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<p>La pregunta por la identidad latinoamericana, la cuestión del ser de América, recorre toda la obra de Héctor Álvarez Murena. No es, en su caso, una pregunta retórica pues parte de una subjetividad crítica sobre la actual sociedad, no se pierde en el lamento ni en la anécdota sino que va a las cuestiones más cruciales: la técnica y el lenguaje, y anticipa la crítica de la sociedad tecnocrática y de sus ideologías. Pensamiento a destiempo, anacrónico -como Murena gustaba decir- fuera de modas, para indagar con libertad sobre la idea de progreso y de sentido, sobre la condición humana.</p>
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<p>Se reúnen aquí estudios de muy diversa traza, unos inéditos, otros aparecidos estos últimos años en publicaciones bastante inasequibles, pero que se dirigen todos al descubrimiento y razonamiento de las falsas ideas o creencias que sostienen la Realidad, ya sea la física, o la social y personal, ya se trate del uso de la razón misma, de los números y de las lenguas.</p> <p> </p>
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<p>La imagen de la continuidad de cuatro mil años de la cultura china es, no obstante, una historia llena de rupturas radicales, de profundas mutaciones y de intercambios con otras culturas. En China han surgido pensamientos tan originales como el de Confucio o el del daoísmo, y el budismo fue asimilado antes de que en la época moderna se estableciera un diálogo, decisivo para el presente y el futuro, con Occidente. A pesar de ello, la mayoría de los occidentales desconocen esta tradición intelectual, o tienen un conocimiento parcial y reducido de ciertos aspectos religiosos o de unos pocos pensadores.</p> <p>Las «cien escuelas de pensamiento» que florecieron hace tiempo nos ofrecen sus frutos en estas páginas. Cuanto mejor las conozcamos más fácil será la comunicación con esa gran parte de la humanidad que todavía parece tan lejana. La riqueza de la historia intelectual china aporta una diversidad única que nos ayudará a comprender mejor el mundo que nos rodea. Las aportaciones al pensamiento universal de la filosofía china no pueden continuar siendo olvidadas por más tiempo. <br /> Anne Cheng nos ofrece en esta obra una síntesis magistral –útil para especialistas y para cualquier persona interesada– de la evolución del pensamiento chino desde la dinastía Shang del segundo milenio antes de nuestra era hasta el movimiento del 4 de mayo de 1919 que marca a la vez una ruptura con el pasado y la renovación de un pensamiento que todavía no ha dicho su última palabra.</p>