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<p>Junto con la serie de cartas a los biznietos, publicada bajo ese título, y la de los NOES, interrumpida por motivos que el lector verá, se ofrecen aquí otras muchas intervenciones en la política de los años ’90-’98, y a lo largo de ellas el costante intento de que se rompa la separación de ‘vida privada’ y ‘vida pública’, sobre la que principalmente se asienta la Realidad, falsa, y el Régimen que padecemos.</p>
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<p>Peculiar es una palabra que puede definir a Georg Groddeck, heterodoxo es otra. Fue médico, psicoanalista, literato y filósofo, y en todos los campos destacó por salirse de la norma. Pensaba que la distinción entre cuerpo y mente era falsa, impuesta por la ciencia. Había que tratar a la persona entera y no a una de sus partes. De esta forma, por el camino de las enfermedades orgánicas llegó al psicoanálisis aplicándolo a todo tipo de dolencias.</p>
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<p>En el momento que la diferencia, la ruptura o el conflicto más radicales llegan al ápice de su expresión es cuando se puede hablar de <i>herida trágica </i>como abismo fundamental y constitutivo. El autor del presente ensayo recurre a la metáfora de la herida para, a través de ellas, estudiar las constantes del texto y del pensamiento. Rescata la tragedia griega, los primeros textos bíblicos y se ampara en el legado de las eternas mitologías para, desde ellas, mirar hacia la modernidad y descubrir la estructura de lo trágico moderno.</p>
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<p>Este libro es el resultado de un esfuerzo colectivo plasmado en un Seminario -en total veinte sesiones de dos horas- organizado por el departamento de sociología IV y por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, con un principal objetivo: reflexionar sobre las produciones sociológicas y sobre otros compromisos intelectuales y políticos de Jesús Ibañez</p>
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<p>Los gritos de Agustín García Calvo son "contra el poder, contra las Ideas, contra el Estado, contra el Señor Eterno, y por tanto contra su actualidad: contra el Futuro, contra el Progreso, contra la Muerte". Uno de sus hallazgos es que no cabe rebelión alguna que repete al Individuo, y, en este sentido, uno de los descubrimientos más decisivos es volverse contra la Persona, contra el Individuo personal o la Persona individual. Dado que, el Individuo, en cuanto Individuo, en cuanto Persona, es inherente, idéntico al Orden Total, al Estado y al Capital; y por tanto no tiene ningún sentido nungune rebelión que se haga desde o en nombre del Individuo. La rebelión, pues, sólo se puede hacer desde abajo, desde ese sitio donde tal vez está el Pueblo, es decir, la gente que no se cuenta; en definitiva, la gente que no son precisamente individuos. De esta manera, Contra el Hombre alcanza todo su sentido, ya que el Hombre es la gran mentira sobre la que se fundamenta la sociedad Tecnodemocrática en sus distintos estadios y se alza como límite y frontera, como principio y fin; en este sentido y después de lo que venimos haciendo notar, puede decirse que es la mayor paradoja de la Historia. Desvelar, por tanto, lo que sea "el Hombre" y hacerlo de la manera más inteligente, es decir, dando, insinuando, alguna de las claves fundamentales, ayudando a que nos interroguemos sobre ello, es una tarea enorme, una especie de grito desesperado de un desierto tautológico en donde el eco repite de manera tan machacona como boba: "Yo", "Sujeto", "Individuo", "Hombre", "Persona".</p>
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<p>La modernidad de ciertos “clásicos” nos abruma. Tal es la sensación que recibe el lector del texto de Bakunin <em>Dios y el Estado</em>. Frente a la irrupción de lo irracional, frente al ascenso de los diferentes “fundamentalismos” —religiosos o no—, frente a la corrupción generalizada que caracteriza a los Estados burgueses y a la presencia de poderosas mafias incrustadas en los Estados post-“comunistas”, la lectura o relectura de este libro nos permite ejercer las “dos facultades preciosas” del ser humano que Bakunin define: “La facultad de pensar y la facultad, la necesidad, de rebelarse”. Este texto no es sólo una extraordinaria aportación al materialismo —de una vigencia apabullante—, sino también una gran proclama libre y libertaria.</p>
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<p>Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814) ha dejado de ser un autor maldito. Sus obras, condenadas durante más de un siglo al infierno de las bibliotecas, se editan y comentan sin censura o cortapisa. Pero, ¿quién lee hoy al marqués? Su nombre evoca a lo sumo placeres cruentos, y se olvida que, además de un fabuloso escritor, Sade fue pensador sólito a la par que subversivo. Sus ideas sobre Dios, la naturaleza o la condición humana -de las que aquí se ofrece una breve antología- componen un verdadero elogio de la insurrección.</p>
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<p>El Manifiesto del Partido Comunista fue redactado por encargo de la Liga Comunista en 1847, y publicado, no sin problemas, pocas semanas antes de la revolución de febrero de 1848. Su difusión, en principio reducida, se acrecentó con los años hasta aparecer como el programa por excelencia del movimiento obrero europeo. En él sus autores, Karl Marx y Friedrich Engels, hacen una primera exposición de lo que, más adelante, desarrollado en todo su rigor y complejidad, se vendría a denominar marxismo. Su apuesta es audaz: toda la historia de la sociedad humana ha sido, hasta la fecha, “la historia de la lucha de clases”. Que de tal apuesta se haya hecho un lugar común hace imprescindible volver a leer un texto clásico que, en su claridad, también en su valentía, nos emplaza a pensar aún hoy sobre las raíces, la violencia y la necesidad de expansión de un modelo económico, el capitalista, ya globalizado y convertido en verdadera –¿imparable?– fuerza de transformación del planeta.</p>
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<p>El texto latino del poema se ofrece con más de 500 innovaciones respecto al de todas las ediciones usuales, correcciones nacidas, a la vez, de una mejor razón de los errores de los manuscritos y de sentido común en el entendimiento de los versos. Con unos 90 versos supositicios se llenan las pérdidas de versos de los manuscritos. Acompaña al texto latino, verso a verso, una versión rítmica en el tipo de verso ya usado para la de la Ilíada. Unos prolegómenos españoles y una praefatio latina dan cuenta del sentido del poema y de la técnica de la edición. Cierra el volumen un índice alfabético de testimonios antiguos, editores modernos, Nombres Propios y términos selectos del poema.</p>