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<p>Durante los años veinte la ciudad de Nápoles se convirtió en el destino predilecto para una parte importante de la intelectualidad europea que percibió la urbe italiana como un lugar impregnado de significado en el que analizar las distintas expresiones culturales y sociales de la modernidad. Esto favoreció el encuentro de filósofos como Theodor W. Adorno y Walter Benjamin, artistas como el futurista Marinetti y escritores como Bertolt Brecht. </p> <p>En esta edición aparecen por primera vez en castellano los trabajos con los que el filósofo marxista Alfred Sohn-Rethel contribuyó al ecosistema intelectual napolitano. Se trata de los ensayos «El ideal de lo roto. Sobre la técnica napolitana», «Un atasco en Via Chiaia» y «El ascenso al Vesubio de 1926», al que acompañan dos escritos más que pertenecen a los años de exilio en Reino Unido: «Las ratas de Sigurd» y «Dudley Zoo». Una historia de elefantes». Son relatos ensayísticos en los que se presentan sugerentes reflexiones sobre la técnica y su relación con la naturaleza para retratar la cultura napolitana como un rincón de la modernidad que resiste a las formas homogeneizadoras de la sociedad capitalista. </p> <p>Los temas de los ensayos brindan la oportunidad de explorar en los orígenes del pensamiento del autor, así como investigar el periodo de gestación de las ideas que conforman el proyecto filosófico de uno de los teóricos de la tradición marxista más desatendidos en nuestro idioma, pero que Adorno valoró en Dialéctica negativa por ser el primero en descubrir que «en la actividad necesaria y universal del espíritu se oculta, inevitablemente, el trabajo social». </p> <p>La traducción e introducción del presente libro han sido realizadas por Chaxiraxi Escuela Cruz e incluye el artículo de Carl Freytag, «Alfred Sohn-Rethel en Italia».</p>
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<p>Relatos de dos coleccionadores de libros. Estos, probablemente, organizan sus libros de una manera tradicional, en horizontal y no apilados, acurrucados uno al lado del otro para que la fibra del papel no se arrugue. Ellos son pensadores y, además, conocen todos los libros que poseen. Los dos tienen que cambiar con frecuencia de residencia, huyendo de alguna cosa, buscando alguna cosa, escondiéndose de alguna cosa. </p> <p>Los libros son más difíciles de mover que los muebles o las ropas: exigen cuidado, no se pueden mojar, no se pueden doblar, si hay muchos juntos pesan demasiado, ocupan espacio, las ediciones se agotan, no se replican y si no los organizas bien en las cajas hay que reconstruir toda la lógica y diálogo. Cada uno de estos dos pensadores pertenece a una época y a una diáspora. En la época de Walter Benjamin, un libro aún podía flotar en el agua durante días sin deshacerse, aunque quedase amarillento y manchado. Era un objeto hecho para durar. Las letras grabadas con tipos, el trabajo de componer los textos, letra por letra, formando palabras, frases, párrafos y por fin una página. Esta solidez fue desapareciendo y dando espacio a lo que conocemos hoy: la mano de obra barata, máquinas enormes imprimiendo miles de libros a la vez, estoques acumulados en grandes almacenes, papeles baratos que poco duran. Disminuyó el peso, la espesura y el valor del libro. Las bibliotecas también encogieron, igual que nuestras casas y nuestro tiempo para leer. </p> <p>Muchos escribieron sobre el amor a las bibliotecas, a la brisa suave al oler un libro nuevo, a la poesía de encontrar una raridad en la estante de una librería. Pero ahora mismo, veo poco romanticismo. El ensayo de Nathanael Araujo es un reflejo vivo de la falta de rigor en estos objetos sufridos desde su diáspora.</p>
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<p>En esta editorial, somos lentas. Es un hecho. Sin embargo, logramos publicar un libro, a veces dos, al año. Es un trabajo que tarda, se hace mano a mano, va y viene, es como bordar, afilar un cuchillo o practicar alguna de estas labores ancestrales. Un ciclo que empieza en la confianza y el método y se va desplazando por otros terrenos, de maneras más abstractas. Exiliados del tiempo lento es un libro paciente, que tardó para existir. Empezó mucho antes del proyecto de esta editorial, con otra forma, espacio, razón, hasta convertirse en un conjunto de ensayos recolectados diez años después de la publicación del libro original: <em>Escritos para desocupados</em> (Sur+, 2013).</p> <p>Vivian Abenshushan es escritora interdisciplinar y vive en México. El día que decidió abandonar su rutina laboral para tener tiempo y derecho al ocio, interrumpió un ciclo de explotación capitalista para pensar nuevas formas de vivir, comer, dormir. Su valiente escritura de guerrilla contra la velocidad agobiante, ante la defensa de una lentitud estratégica (casi bélica), permea esta colección de textos y apuntes. El proceso ha sido más lento de lo que esperábamos entre principio y fin, por suerte.</p>
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<p>El filósofo Manuel DeLanda retoma problemas clásicos de la filosofía como la existencia, la diferencia y la ontología a la luz de una interrogación sobre las multiplicidades virtuales. Inspirado en el proyecto filosófico de Gilles Deleuze, especialmente en los planteos de su libro <em>Diferencia y repetición</em> (1966), DeLanda avanza en un pensamiento que busca resaltar y potenciar el realismo presente en el filósofo francés retomando un concepto fundamental: lo virtual.</p> <p>Sacando provecho de las matemáticas complejas, la teoría del caos, la topología, la termodinámica y la biología, el autor despliega una reflexión conceptual sobre lo virtual, bajo la hipótesis de que esta es una categoría –o mejor, un modo de existencia– decisiva para abandonar un pensamiento de las esencias, la metafísica de la presencia y la causalidad lineal. Explorar en qué sentido lo virtual organiza la existencia y cómo su poder atractor opera como factor de dinamismo y actualización abre la posibilidad de pensar el ser del devenir y, con ello, un nuevo realismo.</p> <p><em>Ciencia intensiva y filosofía virtual</em> es una potente intervención de DeLanda en la actual discusión filosófica, preocupada por la construcción de nuevas ontologías.</p>
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<p>Dado que Marx decía no ser marxista, Antonio Gramsci podría ser considerado el marxista más citado del mundo y el único —entre los de la generación bolchevique— cuyo pensamiento adquirió relevancia y trascendencia mundial a contrapelo del reflujo del marxismo en los últimos cincuenta años. Aún inmerso en las pasiones de su época, Gramsci alcanzó la trascendencia de un clásico, en tanto se reveló y se revela contemporáneo, a caballo entre “pasado y presente”, recorriendo temáticas y cuestiones de alcance universal y, por lo tanto, siempre actuales.</p> <p>Este libro explora el hilo rojo que atraviesa el pensamiento de Gramsci: la constitución de una voluntad política que se proyecta desde la condición subalterna hacia la autonomía —conformando un sujeto organizado y creador/portador de una concepción del mundo— y hacia la hegemonía, es decir al ejercicio de un poder de convencimiento y persuasión, capaz de generar consenso.</p> <p>Finalmente, la reconstrucción del itinerario y horizonte teórico-conceptual gramsciano habilita, en un plano sociológico, la comprensión de la conformación procesual y desigual de las subjetividades políticas en relación con aspectos, dimensiones o cualidades subalternas, autónomas y hegemónicas.</p>
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<p>Hoy se cuestiona ya no sólo el poder del arte, sino que éste tenga derecho a vivir. ¿Hasta qué punto es posible la obra de arte? Confrontando con la actividad artística como problema en sí, revisando la historia de la estética tradicional y sus categorías, o criticando ese arte que ofrece mero consuelo o embriaguez, y que se rige por una lógica mercantilista, Adorno persigue examinar la problemática de la autonomía del arte y garantizar su derecho a la vida y la legitimación de su verdad.</p> <p><em>Teoría estética</em>, libro póstumo de Adorno en el que confluyen todas las inquietudes estéticas que lo acompañaron en el desarrollo de toda su obra y texto fundamental para comprender la deriva de la estética contemporánea, muestra cómo el arte, aunque parte del mundo en que vivimos, debe ser atisbo de lo que aún no existe, ha de ser expresión utópica, potencia de resistencia y ruptura con la realidad social. Sólo así podremos salvar el arte de su decadencia o, lo que es lo mismo, salvarnos a nosotros mismos del devenir catastrófico al que nos vemos abocados.</p>
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<p>El objetivo de este libro es desarrollar un análisis de eso que llamamos «el armario», desde una perspectiva política, no solo individual. Se ha escrito mucho sobre la salida del armario: sobre cómo hacerlo, sobre los beneficios para la persona que sale de él, sobre el acompañamiento, sobre las dificultades para llevarlo a cabo, etcétera. Pero se ha escrito muy poco sobre cómo se construye ese dispositivo: ¿de qué está hecho, cómo funciona, cuándo aparece, qué mecanismos, discursos y prácticas lo configuran, cómo se «entra» en él?; ¿cuáles son sus implicaciones en las políticas que regulan la sexualidad y el género, y los efectos individuales y colectivos sobre las personas que viven en él, o que salen de él?</p> <p>Veremos que el armario se puede entender de muchas formas, con diversas dimensiones políticas: como un espacio, como una relación social, como un sistema de opresión, como un régimen político, como una temporalidad, como una epistemología, como un dispositivo disciplinario, como una tecnología del género, como un trauma, como una forma de violencia, como una violación de los derechos humanos, como un productor de identidades, como un concepto colonial, como una prótesis, como un acto performativo, como una forma cibernética, como una corporalidad, como una utopía, como un ataúd, como una metáfora, como una institución, como un duelo, como una arquitectura, como un sistema termodinámico.</p>
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<p>El problema meridional ha sido estudiado a lo largo de todo el siglo XIX por un gran número de investigadores. Su denuncia de los males sociales y políticos se ha presentado como un problema relacionado con la distribución de la riqueza o con la necesidad de atajar las fuentes de la desigualdad. Esta agenda se sostenía gracias a un ideal reformista que dejaba en el aire la cuestión esencial: qué fuerza debería hacerse protagonista de la transformación del Sur, puesto que la burguesía italiana no respondía a su llamada.</p> <p>Situándose en la época donde imperaba el fascismo en el país, Antonio Gramsci va más allá y traslada a los problemas concretos de entonces a la fórmula de los consejos soviéticos y además adapta el concepto de consejo campesino que se hizo famoso durante la revolución rusa. Al igual que en la ciudad, también en el campo, el Consejo organizará de manera permanente a las masas, las educará en términos socialistas, será la sede en la que la comunidad campesina afrontará sus propias necesidades y planificará colectivamente la misma acción productiva. Para el autor, en este Consejo campesino nacerá un nuevo tipo de productores, surgirá una nueva conciencia del hombre.</p>
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<p>En <em>El estilo literario de Marx</em>, el poeta y filósofo venezolano Ludovico Silva sostiene que gran parte de la confusión en torno a la obra del barbudo de Tréveris se debe a la incomprensión de su modo de expresión literaria. A través de meticulosas lecturas de pasajes clave de su producción intelectual, Silva aísla los elementos clave en el estilo de Marx: su búsqueda de una unidad «arquitectónica» en el nivel del texto, su capacidad para expresarse dialécticamente en el nivel de la frase y, sobre todo, su gran don para la metáfora.</p> <p>La sensibilidad única que muestra Silva hacia las elecciones literarias de Marx le permite iluminar una serie de términos que han sido persistente, y fatalmente, malinterpretados por muchos de los lectores más influyentes de Marx, incluyendo alienación, reflexión, y base y superestructura. El núcleo argumental de este libro es que no podemos esperar entender a Marx si lo tratamos como un científico, un filósofo o un escritor literario, pues en realidad era las tres cosas al mismo tiempo.</p>
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<p>La filosofía cambió de rumbo con la obra de Michel Foucault. El pensamiento ya no debe alzarse en una pirueta hacia las ideas ni buscar en el interior de las cosas una forma. Tampoco tiene que recorrer la compleja dialéctica de lo concreto a lo abstracto ni seguir el camino de las relaciones sociales. Para Foucault todo resultaba más sencillo: la filosofía tiene que mancharse las manos, escavar hacia el subsuelo, tiene que ser una arqueología capaz de historizar y diagnosticar el presente en que vivimos. Para alcanzar su objetivo, esta arqueología huirá de universales, claves de inteligibilidad o nociones previas y analizará prácticas y discursos que constituyen el fundamento de los regímenes de poder que nos oprimen.</p> <p>Este proyecto, con la <em>Historia de la sexualidad</em>, se centra en las condiciones bajo las que se formaron los saberes, los sistemas de poder y los sujetos de la sexualidad. En tercer tomo, El cuidado de sí, Foucault problematiza y analiza «textos griegos y latinos de los dos primeros siglos de nuestra era» para hallar una mayor claridad sobre la doctrina del placer y las pasiones. Esta historia nos descubrió que la sexualidad ajena a lo normal no debe ser una justificación de la marginación social o la exclusión política, sino que puede y debe ser una de las principales barricadas desde la que iniciar una rebelión genuinamente emancipadora.</p>