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<p>Este estudio pionero en su género analiza las finanzas del Vaticano y el papel clave que desempeñaron en el desarrollo del papado moderno. Partiendo de una concepción del Papa, característica del siglo XIX, como monarca cuasi feudal, la narración aborda el trauma de la unificación italiana y la necesidad de desplazar el centro de gravedad económico del «óbolo de San Pedro» –la contribución voluntaria de los fieles– hacia una base financiera más segura y acorde con el auge del capitalismo.</p> <p>En esta tarea resultan clave banqueros como los Rothschild y Bernardino Nogara, quien realizó una política de diversificación de activos en los mercados internacionales, así como un astuto acercamiento a Benito Mussolini cuyo fruto fueron los pactos lateranenses. El libro también indaga en la delicada posición del papado durante la segunda guerra mundial y su inserción en el escenario resultante de este conflicto, conocido como la Guerra Fría.</p>
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<p>Para el rico siempre será peligroso que el pobre encuentre su fe porque entiende ésta como una amenaza contra sus seguridades y poderes adquiridos, por lo que ha decidido comprarla y devolverla como una moneda adulterada que sirve a sus propios intereses. Ya no será fe sino creencia, cuyo objeto es un Dios garante del orden establecido impuesto por los poderosos, de la sumisión, la obediencia y la moral clasista. </p>
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<p>El tratado de los tres impostores (Moisés, Jesucristo, Mahoma) es uno de los más influyentes panfletos antirreligiosos del libertinismo erudito europeo de los siglos XVII y XVIII. Se publicó por primera vez a principios del XVIII, pero, en manuscrito circulaba de manera clandestina en las últimas décadas del siglo XVII. Además, durante la edad media, los personajes menos ortodoxos -en lo religioso y en lo político- fueron insistentemente acusados de haber dicho o escrito que Moisés, Jesucristo y Mahoma eran los tres impostores más grandes de la historia ya que fundando una religión engañaron a sus respectivos pueblos para hacerse con el poder. El autor del <em>Tratado de los tres impostores</em> no nos es conocido: diversas hipótesis siguen barajándose acerca de esta cuestión. Más interesante que preguntarse por la autoría es caer en la cuenta de que al menos en este caso estamos ante un texto que es anónimo "de necesidad"; concebido desde la conjunción de diversas miradas teóricas que -en sus diferencias- tienen en común el rechazo de la fundamentación religioso-confesional de lo político, el texto debe ser pensado como obra de un autor colectivo: saber común contra la imposición del Orden.</p>
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<p>«Para Foucault ser gay no es tener una identidad sexual caracterizada por ciertos rasgos psicológicos y modos de comportamiento; ser gay consiste en intentar desarrollar una forma de vida y de relacionarse diferentes de las exigidas por los discursos dominantes ... La teoría queer, en consecuencia, cuestiona la noción misma de identidad sexual. Si bien un número importante de teólogos gays y lesbianas ya ha aceptado la esencia de la teoría queer, también lo ha hecho un grupo de teólogos que no se identifica con la teología gay y lesbiana y que se reconoce como heterosexual o, desde un punto de vista típicamente queer, no acepta en absoluto la categorización sexual.</p> <p>La teología queer no está basada en la identidad; de hecho, es una teología de la anti-identidad. La teología queer no es un desarrollo “natural” de la teología gay y lesbiana, sino más bien un desarrollo contra natura que surge de las fisuras existentes en la teología gay y lesbiana, cuyas repeticiones en su seno evidencian.»</p>
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<p>Hacia el año 600, una caravana de mercaderes árabes regresa de Damasco con los camellos repletos de incienso, especias y sedas de la India. Entre ellos se encuentra un niño huérfano a cargo de su tío. La caravana se detiene cerca de Bostra y acude a la invitación de un ermitaño cristiano. El monje advierte la presencia del huérfano y pregunta por él a su tío; luego habla con el niño, le inspecciona y descubre una marca entre sus hombros que reconoce como el sello de los profetas... ¿Quién es este huérfano predestinado?</p> <p>Mahoma tuvo una vida fascinante envuelta en un velo de misterio —en parte debido a la escasez de fuentes— que resulta imprescindible para entender la génesis y posterior desarrollo del islam. La narración nos eleva, con una prosa ágil y precisa, desde las brumas de la leyenda hasta el momento crucial en su vida, a los cuarenta años de edad, cuando es llamado para ser el emisario de Dios. Se sucede entonces un período de pugna, muy ligado a la situación política en la península arábiga, que desemboca en el triunfo de Mahoma sobre La Meca y la consolidación de la umma —Estado y comunidad islámicos. Este fascinante relato constituye, así mismo, un riguroso análisis histórico que bebe de las fuentes documentales originales —en particular, El Corán—, e indaga en los aspectos fundamentales de la vida de los primeros musulmanes y del proyecto religioso y político de Mahoma. Resulta, por tanto, imprescindible para entender la naturaleza y el vigor de una religión que agrupa a millones de fieles en todo el mundo.</p>
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<p>Llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los que vendían y a los que compraban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. Luego se puso a enseñar diciendo: --¿No está escrito: «Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos».</p> <p>Los sumos sacerdotes y los letrados se enteraron; como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su enseñanza, buscaban la manera de acabar con él (Mc 11, 15-18).</p>
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<p>«¿Hasta cuándo los políticos árabes mantendrán vivo el sueño de la mujer obediente, modesta y resignada con la cabeza caída como víctima, cuando ellas no sólo han dejado de vivir sus papeles tradicionales, sino incluso han abandonado las fantasías tradicionales de los hombres? No comprendí el misterio de la hostilidad estatal hacia la mujer hasta que estalló la Guerra del Golfo. Fue entonces cuando vi claramente que no se trataba de una guerra contra la feminidad sino de una guerra contra la democracia»</p>
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<p>El islam reguló con bastante flexibilidad el estatuto de las minorías. Ello posibilitó la existencia de una notable pluralidad religiosa, en un sistema que combinaba un razonable respeto a las creencias con la segregación espacial que, si por una parte impedía una verdadera integración, por otra era garantía de supervivencia para las creencias minoritarias. Se trataba de una segregación de carácter especializado: algunos grupos particularmente turbulentos o sectarios fueron empujados a instalarse en lugares apartados, desiertos o montañas, mientras que otros, particularmente los llamados «pueblos del libro» –cristianos y judíos– gozaron de particular tolerancia en las ciudades. La presencia europea y, más aún, las independencias han provocado cambios, que fundamentalmente han supuesto políticas de homogeneización religiosa o de exclusión, con una intensa represión de las minorías. Cuando éstas estaban muy cohesionadas, han podido ocupar nichos de poder, como los maronitas en Líbano o los alawíes en Siria. En cualquier caso, las bases tradicionales de convivencia están en quiebra, lo que puede convertirse en un importante foco de inestabilidad política. Esta obra es el más completo estudio de las minorías en la umma, desde las disidencias musulmanas –shiíes en zonas sunníes, jariyíes…–, las sectas –drusos, yazidíes– y las minorías de otras religiones, cristianas, judías y zoroastrianas. En todos los casos, se analiza su distribución geográfica, su evolución en el tiempo y las características de su asentamiento. Ello da una imagen de conjunto de la caleidoscópica pluralidad del islam, aunque esté sometida implacablemente al desgaste de los nuevos tiempos.</p>
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<p><span style="">Como demuestra la autora en su análisis del Corán, los pasajes que discriminan a la mujer, bien reduciéndola a mero objeto de cambio, bien olvidándose de ella en el Paraíso, concebido exclusivamente para lograr la satisfacción de los creyentes, han calado profundamente en el inconsciente musulmán, mientras que aquellos otros en que se considera a la mujer en pie de igualdad con el hombre siguen siendo silenciados.</span></p>