belicismo

  • <p>En 1918, cuando casi todos los progresistas americanos apoyaban la guerra y la participaci&oacute;n en ella de su pa&iacute;s, Randolph Bourne (1886-1918) un joven intelectual escrib&iacute;a un l&uacute;cido ensayo antibelicista: seg&uacute;n &eacute;l, la guerra revelaba el verdadero rostro del Estado, que se serv&iacute;a de ella para extender su dominio en el extranjero y aplastar toda disidencia interna con leyes de excepci&oacute;n. All&iacute; figura el aforismo que le hizo c&eacute;lebre: La guerra es la salud del Estado.</p> <p>Bourne mostr&oacute; desde joven un talento precoz para la escritura, colaborando con medios progresistas como <em>The Atlantic Monthly</em> o <em>The New Republic</em>. Pero simpatizaba cada vez m&aacute;s con la causa de los trabajadores, identific&aacute;ndose con los explotados y oprimidos por experiencia directa derivada de su discapacidad f&iacute;sica (era un jorobado de 1,50 m con el rostro deforme) y su precariedad laboral. Desde 1914, su inflexible postura antibelicista lo enfrent&oacute; a casi toda la izquierda americana, que lo margin&oacute; y expuls&oacute; de sus medios.</p> <p>En los textos que presentamos aqu&iacute;, &laquo;La guerra y los intelectuales&raquo; y &laquo;El Estado&raquo;, Bourne ejecuta un an&aacute;lisis mordaz de c&oacute;mo el intelectual progresista americano, ali&aacute;ndose con las fuerzas m&aacute;s reaccionarias, abandona su pacifismo e internacionalismo por una guerra &laquo;en pos de la democracia&raquo;, y muestra al Estado en tanto que maquinaria para borrar toda disidencia e imponer un pensamiento &uacute;nico.</p>
  • <p>Las elecciones del 28 de abril de 2019, y su extensi&oacute;n del 10 de noviembre, pasar&aacute;n a la historia de Espa&ntilde;a por haber confirmado la presencia parlamentaria de la extrema derecha, pero, adem&aacute;s, han permitido establecer por primera vez una relaci&oacute;n clara, directa e irrefutable con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: as&iacute; lo demuestran la ubicaci&oacute;n de bases, comandancias y viviendas militares, y los resultados electorales de Vox en dichos emplazamientos, por encima de los obtenidos en el entorno.</p> <div>&nbsp;</div> <div>No es que hasta ese momento no hubiera indicios al respecto, pero, aun vistos en su conjunto, pod&iacute;an ser rechazados por causales por aquellos que, desde pol&iacute;ticos hasta periodistas, pasando por acad&eacute;micos o intelectuales, niegan y han negado una y otra vez tal obviedad.</div> <div>&nbsp;</div> <div>Se ha sido muy renuente a aceptar que existiera una vinculaci&oacute;n entre la extrema derecha y las Fuerzas Armadas. Desde las elecciones de 2019, desde la publicaci&oacute;n de este libro, ser&aacute; imposible negarlo.</div>
  • <p>&quot;Mambr&uacute; se fue a la guerra, qu&eacute; dolor, qu&eacute; pena! Mambr&uacute; se fue a la guerra, no s&eacute; cu&aacute;ndo vendr&aacute;...&quot; Al igual que &eacute;l, Jan Castres fue movilizado por la armada francesa al estallar la gran guerra de agosto de 1914. Fue trasladado a un pa&iacute;s que no era el suyo, pese a que su nacionalidad dec&iacute;a lo contrario, y junto con reclutas del otro lado de los Pirineos, vestidos como &eacute;l con el uniforme azul y pantalones rojos, fueron conducidos hacia la frontera belga en medio de un infierno llamado Charleroi As&iacute; finalizaba en La monta&ntilde;a m&aacute;gica, con la incertidumbre sobre el destino del desconcertado protagonista. Mi atrevimiento es ahora fabular sobre c&oacute;mo Jan Castres se libra de una muerte casi segura y maquilla su deserci&oacute;n para convertirse en un h&eacute;roe. Su instinto de supervivencia, aderezado por una singular imaginaci&oacute;n, propia de un iluso arrogante, no exenta a partes iguales de bondad y ruindad, le llevar&aacute; hasta Par&iacute;s El personaje del protagonista est&aacute; basado en Hans Castorp, del genial Thomas Mann. He procurado no desviarme de la curiosa personalidad que le otorg&oacute; el maestro alem&aacute;n, ese joven que ingres&oacute; voluntariamente durante a&ntilde;os en el balneario de La monta&ntilde;a m&aacute;gica, refugio de inseguridades y miedo, donde encontr&oacute; la amistad, el maestrazgo y tambi&eacute;n el m&aacute;s apasionado amor. El amor que no hab&iacute;a renunciado a encontrar alg&uacute;n d&iacute;a con su adorada Claudia Chauchat, ingresada en el sanatorio de Davos</p>
  • <p>Este libro recoge trazos hist&oacute;ricos de mujeres que, desde principios del siglo XX, se organizaron para conseguir derechos e instaurar otra racionalidad desde la que afrontar los conflictos que asolaban el mundo. Encarnaron un feminismo que podemos nombrar como pacifista y que concebimos como una tradici&oacute;n de pensamiento y acci&oacute;n, difusa en su delimitaci&oacute;n, pero clara en su defensa de la paz. El n&uacute;cleo del feminismo pacifista lo constituyeron mujeres que desplegaron un potente discurso contra la guerra y propusieron las bases para lograr una paz permanente. Asimismo, contribuyeron a esta tradici&oacute;n las que se organizaron a favor de lo que conocemos como paz positiva, las que reclamaron derechos y propusieron medidas para establecer condiciones de vida m&aacute;s justas e igualitarias, para ellas y sus sociedades. Una clave de este feminismo pacifista fue su internacionalismo, su vinculaci&oacute;n con organizaciones que traspasaron fronteras y constituyeron un movimiento internacional de mujeres.</p>
Ir a Arriba