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<p>Este libro recoge el diálogo mantenido entre Donna Haraway y Marta Segarra con el que se clausuró el ciclo de debates de pensamiento del CCCB del 2018, «Después del fin del mundo». El diálogo busca profundizar algunas de las ideas expuestas por Haraway en su libro Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, entre ellas: cómo los feminismos han contribuido a pensar de forma diferente, no solo sobre las mujeres y el género, sino también sobre el planeta, y qué papel tienen las mujeres a la hora de hacer el planeta más habitable; la necesidad de velar por un mundo más integral y menos binario; y de aprender tanto a habitar el mundo, como a configurar mundos. Asimismo, invita a ampliar las estructuras de parentesco a «parentescos raros», velando por relaciones de solidaridad y lazos que contemplan la respons-habilidad de los unos con los otros, y negándose a pensar que esto es algo exclusivamente humano.</p>
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<p>Este libro recoge trazos históricos de mujeres que, desde principios del siglo XX, se organizaron para conseguir derechos e instaurar otra racionalidad desde la que afrontar los conflictos que asolaban el mundo. Encarnaron un feminismo que podemos nombrar como pacifista y que concebimos como una tradición de pensamiento y acción, difusa en su delimitación, pero clara en su defensa de la paz. El núcleo del feminismo pacifista lo constituyeron mujeres que desplegaron un potente discurso contra la guerra y propusieron las bases para lograr una paz permanente. Asimismo, contribuyeron a esta tradición las que se organizaron a favor de lo que conocemos como paz positiva, las que reclamaron derechos y propusieron medidas para establecer condiciones de vida más justas e igualitarias, para ellas y sus sociedades. Una clave de este feminismo pacifista fue su internacionalismo, su vinculación con organizaciones que traspasaron fronteras y constituyeron un movimiento internacional de mujeres.</p>
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<p>Otra subrogación es posible aborda el polémico tema de la subrogación gestante, cuyo debate es aún incipiente en nuestro país, desde el marxismo, el feminismo y la teoría queer, y lanza un grito radical en favor de la justicia gestacional.</p> <p>Ampliamente documentado, el libro analiza las condiciones materiales en las que actualmente se desarrolla la subrogación a nivel internacional, y dedica una especial atención a la prestigiosa clínica Akanksha, fundada y dirigida por la doctora Patel en el estado indio de Guyarat, que en algunas ocasiones ha sido definida como la fábrica de bebés del mundo.</p> <p>Partiendo de la base de que la gestación y la crianza son siempre un trabajo productivo, y como tal merece ser retribuido, Sophia Lewis defiende la subrogación sin límites y se muestra crítica con el marco liberal-capitalista en el que se da en la actualidad, cuyas argucias pone al descubierto.</p> <p>Con la subrogación en el centro, y la gestación cíborg como perspectiva, desarma la familia por diversas que sean sus formas, y la concepción tan largamente asentada de que la prole pertenece a quienes comparten su material genético. La crianza colectiva, sostiene, transformará radicalmente las actuales nociones de parentesco y nos ayudará a comprender que se necesita a la comunidad entera para criar a un bebé.</p> <p>Una tesis rompedora que amplía las fronteras del debate y no dejará a nadie indiferente.</p>
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<p>Este libro ofrece un conjunto de reflexiones que el campo de la salud debe absorber para incidir con conductas que promuevan la autonomía y la dignidad. Resulta consternadora la rémora de las viejas concepciones acerca de los procesos de salud-enfermedad, la ceguera cognitiva respecto de la generización inexorable de tales fenómenos y, muy especialmente, la recusa de percepción contextual para hacer inteligible el lenguaje del cuerpo que enuncia sus significados contrariando a los presupuestos naturales. A menudo he sostenido una advertencia, y me parece más que adecuado dar la bienvenida a este libro volviendo a ella: para quienes creen a pie juntillas que hay una lectura transparente de los fenómenos de la naturaleza, es bueno que sepan que la naturaleza no sabe que se llama naturaleza. Su lenguaje es el que hemos inventado, una arbitraria operación mediadora con la que damos por sentado principios y leyes. Conviene abdicar de su prepotencia, y hacer de la salud un estatuto libertario, tal como emerge como acicate de las páginas de este texto.</p> <p>Artículos de Dora Barrancos, Sabrina Balaña, Agostina Finielli, Carla Giuliano, Andrea Paz, Carlos Ramírez, Marta Dillon, Moira Pérez, Laura Contrera, Débora Tajer, Luciano Fabbri, Blas Radi, Karina Felitti, Valeria Salech, Violeta Osorio, Julieta Saulo y Ruth Zurbriggen.</p>