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<p>«Este nihilista de punta en blanco no retrocede ante la acción: clava sus espuelas a todo lo que, de cerca o de lejos, huele a filisteo, y se muestra implacable salpicando con su silencio a los sargentos reclutadores de la revolución o a sus estrategas... "¿Qué es una revolución?" espetaba Théophile Gautier entre dos caladas de hachís. "La gente se pega tiros en la calle; así se rompen muchos cristales; sólo los vidrieros encuentran provecho en ello. El viento se lleva el humo: los que están encima ponen a los otros debajo; la hierba será más bella la primavera siguiente; un héroe hace crecer excelentes guisantes".»</p>
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<p>Las Consideraciones Filosóficas son probablemente las páginas en las que el pensamiento teórico bakuninista se evidencia con mayor nitidez. Esa leyenda de dudosa filiación y reputación nula según la cual el mundo bakuninista fue un caos inficcionado por las puerilidades y la pasión irresponsable por el juego bélico, esa hipótesis largamente abonada por E.H. Carr, queda barrida por sí misma con la sola lectura de estas páginas, auténtica «Biblia» (o mejor, «Biblia invertida», como se ha dicho) del pensamiento anarquista de todo el mundo.</p>
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<p>A pesar de la incesante autorreflexión de la crítica teórica, cabe señalar que se han descuidado, o quizás más bien se han descartado irónicamente, las cuestiones de su propia denominación. La pregunta sobre las causas de la ausencia del posestructuralismo en Francia que se hace Johannes Angermuller pretende poner fin a esta situación. Su proyecto consiste en situar, social e históricamente, las disparidades entre los fenómenos teóricos franceses y angloamericanos: en Francia, el posestructuralismo no existe como término unificador, mientras que en el mundo anglosajón se invoca con frecuencia para categorizar a los pensadores franceses. Así pues, la pregunta fundamental del libro orbita en torno a la siguiente idea, ¿qué está todavía en juego en lo que antes se llamaba posestructuralismo o, más en general, en lo que genéricamente era la Teoría Francesa? Con ello nos obliga a reflexionar sobre la tensión entre la crítica y su momento de enunciación, así como sobre la brecha temporal que separa el análisis de su objeto, utilizando en especial los conceptos y la metodología de Pierre Bourdieu como clave de análisis.</p>
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<p>«Hablemos del mundo, del cual el hombre ha desaparecido. Se trata de desaparición, y no de agotamiento, extinción o exterminio. El agotamiento de los recursos y la extinción de las especies son procesos físicos o fenómenos naturales. Y toda la diferencia radica en que es muy probable que la especie humana sea la única en haber inventado un modo específico de desaparición, que no tiene nada que ver con la ley de la naturaleza. Quizás incluso un arte de la desaparición.» J.B.</p> <p>«Así, podemos concebir la modernidad como la aventura inicial del Occidente europeo, luego como una inmensa farsa que se repite a escala planetaria, en todas las latitudes adonde se exportan los valores occidentales, religiosos, técnicos, económicos y políticos. Esta «carnavalización» pasa por los estadios, también históricos, de la evangelización, la colonización, la descolonización y la globalización. Lo que más nos cuesta ver es que esta hegemonía, esta influencia de un orden mundial cuyos modelos –no solo técnicos y militares, sino también culturales e ideológicos– parecen irresistibles, viene acompañada de una reversión extraordinaria a través de la cual este poder es lentamente minado, devorado, «canibalizado» por aquellos mismos a quienes «carnavaliza». J.B.</p> <p>Prólogo de Elena Benarroch - Posfacio de Ignacio Castro.</p>
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<p>La filósofa Patricia Manrique ha logrado en poco más de 200 páginas algo que parecía imposible: llevarnos en un profundo viaje filosófico, hacer temblar algunos de nuestros espacios de confort militante y estimular una visión política, polética y polírica que haga de la utopía algo tan cercano como nuestra escalera de vecinas.</p> <p>Las ideas que pone en juego Patricia Manrique provienen del pensamiento radical occidental, de los feminismos del sur o incluso de algunos de los núcleos de resistencia originarios para devolvernos, al final del viaje, a nuestras comunidades de vida cotidianas. Este libro es un profundo cuestionamiento a la racionalidad neoliberal, “un canto al placer en la defensa de la vida, a la dicha que proporciona vivirla sabiendo que no estamos solas y a una felicidad que procura una nueva riqueza que nada tiene que ver con el capital y que, poco a poco, estamos inventado en común”.</p>
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<p>Vivimos tiempos de incertidumbre, en los que la eclosión de las corrientes posmodernas que cuestionan la racionalidad y toda una tradición que nos antecede parecen disolver la conciencia histórica conduciéndonos irremediablemente a una crisis de lo político. Ello supone caer en un relativismo extremo y en el escepticismo que llevan a los intelectuales a desconfiar de la mejor herencia ilustrada y de los frutos de la razón, a impugnar el carácter científico de las Ciencias Sociales y las Humanidades, a convertir la Historia en mero relato literario, incapaz de producir conocimiento veraz y objetivo.</p> <p>Francisco Erice analiza en estas páginas tales excesos. En defensa de la razón desvela qué late bajo estas corrientes posmodernas y qué consecuencias políticas, sociales e intelectuales conlleva pensar desde ellas, rastrea cómo han subyugado la producción histórica y nos invita a proseguir el proyecto emancipador de una genuina razón capaz de combatir la incertidumbre.</p>
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<p>La selección de textos que aquí presentamos persigue varios propósitos: puede servir de primera introducción a la lectura de las obras de García Calvo; también rescata una serie de escritos que, aunque publicados en su momento, son hoy casi inaccesibles al público lector; y en fin, tal vez lo más importante, acaso brinde algo de ayuda o aporte claridad a las nuevas generaciones de contestatarios y rebeldes, pues lo que estos textos mayormente abordan son las ambigüedades más insidiosas en las que el impulso de desobediencia al Poder a menudo se pierde y se desvía y, reconvertido en ideología o idea de sí mismo, queda asimilado al orden dominante: el marxismo, el anarquismo, la ecología, el arte y la cultura.</p>