guerra de ucrania

  • <p>Este libro pretende explicar, hacer entendible, un &quot;hecho comunicacional&quot; centrado en el conflicto geopol&iacute;tico y militar de Ucrania. Se trata de una construcci&oacute;n social pol&iacute;ticamente guiada, que intenta orientar a las poblaciones en una direcci&oacute;n determinada, conforme los intereses dominantes.</p> <p>Al tiempo que se vetaba en Occidente la informaci&oacute;n procedente de fuentes rusas sobre los acontecimientos que desembocar&iacute;an en el ataque ruso a Ucrania, se ha ido construyendo con apoyo medi&aacute;tico un relato &ldquo;de buenos y malos&rdquo; que oculta las causas, el desarrollo y el alcance de esta guerra, tergiversa los efectos de las represalias econ&oacute;micas dictadas por los EEUU e ignora las oscuras maniobras que encubren colosales intereses econ&oacute;micos en torno al gas, y que han finalizado por causar inflaci&oacute;n y recesi&oacute;n econ&oacute;mica en el &ldquo;Occidente colectivo&rdquo;, singularmente en la Uni&oacute;n Europea.</p> <p>Rodr&iacute;guez Illana analiza c&oacute;mo se construy&oacute; ese relato en sus trazos mayores, pero tambi&eacute;n desciende al detalle y denuncia la multitud de peque&ntilde;os mensajes m&aacute;s o menos encubiertos que lo han ido revistiendo.</p>
  • <p>En 1918, cuando casi todos los progresistas americanos apoyaban la guerra y la participaci&oacute;n en ella de su pa&iacute;s, Randolph Bourne (1886-1918) un joven intelectual escrib&iacute;a un l&uacute;cido ensayo antibelicista: seg&uacute;n &eacute;l, la guerra revelaba el verdadero rostro del Estado, que se serv&iacute;a de ella para extender su dominio en el extranjero y aplastar toda disidencia interna con leyes de excepci&oacute;n. All&iacute; figura el aforismo que le hizo c&eacute;lebre: La guerra es la salud del Estado.</p> <p>Bourne mostr&oacute; desde joven un talento precoz para la escritura, colaborando con medios progresistas como <em>The Atlantic Monthly</em> o <em>The New Republic</em>. Pero simpatizaba cada vez m&aacute;s con la causa de los trabajadores, identific&aacute;ndose con los explotados y oprimidos por experiencia directa derivada de su discapacidad f&iacute;sica (era un jorobado de 1,50 m con el rostro deforme) y su precariedad laboral. Desde 1914, su inflexible postura antibelicista lo enfrent&oacute; a casi toda la izquierda americana, que lo margin&oacute; y expuls&oacute; de sus medios.</p> <p>En los textos que presentamos aqu&iacute;, &laquo;La guerra y los intelectuales&raquo; y &laquo;El Estado&raquo;, Bourne ejecuta un an&aacute;lisis mordaz de c&oacute;mo el intelectual progresista americano, ali&aacute;ndose con las fuerzas m&aacute;s reaccionarias, abandona su pacifismo e internacionalismo por una guerra &laquo;en pos de la democracia&raquo;, y muestra al Estado en tanto que maquinaria para borrar toda disidencia e imponer un pensamiento &uacute;nico.</p>
  • <p>Un a&ntilde;o despu&eacute;s de su inicio, la compresi&oacute;n y percepci&oacute;n de la guerra ha cambiado. El conflicto ofrece datos a tiempo real sobre la correlaci&oacute;n de fuerzas global. En la tragedia de Ucrania se miden las grandes potencias nucleares del mundo. Rusia se transforma. China muestra su peso. El Sur global camina hacia su recesi&oacute;n. El cierre de filas del Occidente ampliado incluye riesgos de crisis interna del hegemonismo, capaces de acelerar su declive y degenerar por ello en una guerra mayor.</p> <p>Lo que est&aacute; en juego es mucho m&aacute;s que el destino de Ucrania. La guerra es un desastre sin paliativos del Norte global en su conjunto. Una criminal p&eacute;rdida de tiempo para la humanidad en el periodo del antropoceno. Esa &ldquo;izquierda de derechas&rdquo;, partidaria de alimentarla con el env&iacute;o de armas, har&iacute;a bien en corregir el tiro e inspirarse en la c&eacute;lebre canci&oacute;n &ldquo;El desertor&rdquo; de Boris Vian: &ldquo;si hay que dar la sangre por la patria, d&eacute; usted la suya, se&ntilde;or Presidente!&rdquo;.</p>
  • <p>El &uacute;ltimo libro de Oskar Lafontaine, que ha agotado ya cinco ediciones en Alemania, es un alegato razonado por el alto el fuego y las negociaciones de paz en la guerra de Rusia contra Ucrania.</p> <p>El expresidente del SPD sostiene que es hora de la construcci&oacute;n de una arquitectura de seguridad europea, sin Estados Unidos.</p> <p>&laquo;El inter&eacute;s de EE.UU. no es defender a Europa, sino tener a Europa como avanzadilla disponible para sus intereses como potencia mundial. En este momento Estados Unidos es el gran ganador de la guerra de Ucrania. Es el proveedor de armas en grandes cantidades a sus socios, como los alemanes y los polacos; han desplazado de Europa el gas barato ruso y ahora pueden cumplir por fin lo que deseaban desde hace a&ntilde;os: vender su gas de fracking en Europa, obtenido a trav&eacute;s de t&eacute;cnicas muy perjudiciales para el medio ambiente. Y han conseguido lo que Kissinger propuso hace muchos a&ntilde;os: confrontar a Europa con Rusia bajo el principio de &ldquo;divide et impera&rdquo; (divide y vencer&aacute;s) para asegurar su poder.&raquo;</p>
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