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<p>Antonio <span class="hiddenSpellError">Téllez</span> narra la història de la lluita d'aquells que, acabada la Segona Guerra Mundial, van decidir que encara no havia arribat el moment de descansar. S'havia de continuar l'oposició fins a liquidar el règim sanguinari que s'havia imposat a l'Estat espanyol després de la Guerra Civil.</p> <p>Partint de la vida d'un dels personatges més coneguts de la resistència contra el franquisme a Catalunya, Francesc <span class="hiddenSpellError">Sabaté</span> Llopart (<em>el Quico</em>), <span class="hiddenSpellError">Téllez</span> presenta tota una generació de militants llibertaris hereus de les idees anarcosindicalistes i actors de la revolució de 1936. L'any 1944 els protagonistes d'aquest llibre comencen un combat, mitjançant la propaganda i l'acció de guerrilla, contra una dictadura que nega ferotgement a l'individu qualsevol dret a la llibertat d'expressió, l'ensenyament, l'associació, la difusió d'idees i, fins i tot, el dret a pensar. Un règim responsable d'una política econòmica i social que provoca mostres nombroses de descontentament entre la població des de començaments dels anys cinquanta.</p> <p>Pocs homes i dones lluitadors van sobreviure a la repressió i a la desesperança durant aquella llarga batalla. Acorralats per la policia i els serveis d'informació espanyols; i abandonats per la CNT (Confederació Nacional del Treball) a causa de la seva voluntat de continuar la lluita activa, els grups d'acció mantenien una pugna cada vegada més precària, desesperada i solitària, mentre l'organització llibertària a l'exili s'esclerotitzava.</p> <p>Els estrets llaços d'amistat que unien l'autor del llibre amb alguns dels protagonistes principals i els esforços dedicats a recopilar documents i testimonis directes dels fets permeteren a Antonio <span class="hiddenSpellError">Téllez</span> donar a conèixer alguns dels aspectes menys coneguts de la resistència llibertària de l'època: l'estructuració i el funcionament dels grups d'acció, el paper de les diferents organitzacions reagrupades en el Moviment Llibertari Espanyol de la postguerra, i el paper de nombrosos militants que, ni herois ni màrtirs, no van ser una generació sacrificada inútilment.</p> <p>Tot plegat converteix aquest llibre en un dels relats més apassionants i profunds sobre la resistència llibertària, un text indispensable que s’ha convertit en un referent de tots els escrits posteriors sobre Sabaté i sobre la lluita armada contra el franquisme a Catalunya.</p>
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<p>«A duras penas, en la confusión, pudimos acercarnos a La Junquera. La gente, asustada, gritaba: “¡Llegan los fascistas!”.»</p> <p>Para Enric Mèlich, el exilio y la frontera significan vivencias políticas y lucha. Tras cruzar a Francia con catorce años por el paso de Le Perthus, cuando las tropas franquistas ya tomaban Cataluña, Mèlich vivió un exilio intenso, atravesado por la lucha contra el fascismo y por el deseo de ayudar a derrotar el franquismo.</p> <p>Miembro de la resistencia francesa contra los nazis, Mèlich participó de una red de evasión que trasladaba a resistentes, judíos y otros perseguidos a Andorra; y, posteriormente, ingresó en la compañía Jean Robert del maquis francés. Mientras todavía se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, en octubre de 1944, tomó parte en la catastrófica invasión de la Vall d’Aran, organizada por la UNE, liderada por el PCE, que acabó con la muerte de 129 guerrilleros y otros cientos de heridos, detenidos y condenados a muerte. Mèlich salvó el pellejo, volvió a las filas de la resistencia y, finalizada la guerra, rechazó entrar en el Ejército francés.</p> <p>A partir de entonces, Mèlich centraría su actividad en la lucha clandestina contra el franquismo, pasando a personas y publicaciones a través de la frontera; militando en las Juventudes Libertarias y participando en las actividades de Defensa Interior (DI), la organización del movimiento libertario para la lucha armada contra el franquismo.</p> <p>Distribuidor de la mítica editorial Ruedo Ibérico y librero, la vida de Enric Mèlich, que a la fecha de publicación de este libro seguía manteniendo una inquietud y una actividad intelectual incesantes, es el testimonio de una parte del exilio que no se resignó ni se instaló en la nostalgia.</p>
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<p>«Reunidos los elementos del Sindicato Libre, hemos acordado asesinarte a ti y a Pestaña, entre otros. Esta vez no escaparéis ninguno, aunque tu serás el primero..»</p> <p>Amb aquest anònim es dirigien a Salvador Seguí els seus assassins pocs dies abans de l’atemptat. No és gens estrany, doncs, que el Noi del Sucre es convertís en un dels principals objectius del braç armat d’una patronal que s’escarrassava per liquidar escapçar les figures més insignes del moviment obrer.<br /> <br /> Una habilitat estratègica brillant, així com una poderosa retòrica, feien de Seguí la simbiosi perfecta entre un home d’acció i un dels pensadors més influents d’aquell sindicalisme revolucionari cada cop més vigorós. Sempre capaç de fer equilibris entre les diferents tendències de l’anarquisme, Seguí va aconseguir compactar els nombrosos grups revolucionaris en una col·lectivitat ferma i organitzada, el sindicat, amb capacitat de plantar cara als seus opressors de classe. <br /> <br /> Des del rigor històric, Xavier Diez ens convida a endinsar-nos en la vida i el pensament polític d’un dels personatges més populars —per bé que desconegut— de l’anarquisme ibèric. L’autor pretén donar resposta a problemàtiques, tan diverses com necessàries, que encara són vigents en el nostre temps, com ara l’ús de la violència, la qüestió nacional i l’afinitat de classes, entre d’altres. Probablement som davant la temptativa contemporània més acurada i sòlida de biografia del sindicalista més rellevant del primer terç del segle XX, centrada en aquest cas en el seu pensament i les seves idees.</p>
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<p>«Era necesaria una organización dirigida por mujeres y para las mujeres, una organización consagrada a superar la subordinación de las mujeres en todas sus facetas, en el hogar, el centro de trabajo o en el movimiento anarcosindicalista mismo».</p> <p>Mujeres Libres nació en 1936 con la urgencia de crear una organización dirigida por y para las mujeres que, en aquellos días de fervor revolucionario, ansiaban una transformación social, profunda y efectiva en todos los ámbitos.</p> <p>Con un impecable rigor histórico y apoyándose en multitud de testimonios, Martha A. Ackelsberg reconstruye la historia de una organización a la que, en apenas tres años, se adhirieron más de veinte mil mujeres dispuestas a ocupar su lugar en la revolución y en la nueva sociedad. En este estudio, se analizan las razones y necesidades de coordinación de quienes, haciendo de la capacitación y la sororidad sus pilares elementales, tuvieron que enfrentarse a la mayor parte de sus compañeros y a las propias estructuras orgánicas del movimiento libertario, ancladas en lógicas que garantizaban los privilegios masculinos. Los debates de entonces sirven ahora para contextualizar las desigualdades propias de una época que hoy, lejos de estar superadas, siguen siendo desafíos de primer orden. O estas cuestiones son integradas como fundamentos esenciales de la lucha por la liberación o cualquier sociedad futura arrastrará consigo los<br /> lastres de la dominación patriarcal.</p> <p>La obra de Mujeres Libres nos interpela y pone de manifiesto, ochenta años después, la actualidad de esos desencuentros y la inaplazable necesidad de abordarlos y superarlos.</p>
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<p>El 15 de septiembre de 1932 Buenaventura Durruti pronuncia un discurso ante cien mil personas, al pie de Montjuic. Era su primera aparición pública tras más de siete meses encarcelado y deportado. En un pasaje de su discurso Durruti dijo : “Creyeron lo gobernantes que los anarquistas éramos rebaño y que encarcelando a unos cuantos y deportando a otros tantos todo entraría en orden ; fallaron en sus cálculos : ignoran la razón del ser del anarquismo.”</p> <p>Meses antes, en enero de ese año, varios pueblos del Alto Llobregat se sublevan, desarman a los guardias, toman los ayuntamientos, forman comités revolucionarios y proclaman la instauración del Comunismo Libertario. Cinco días –“lo que dura la vida de una flor”- duró aquella inaudita experiencia revolucionaria. El Gobierno republicano decidió dar una lección sin precedentes, construyó una mentira de Estado y reprimió con escarnio a decenas de personas, en su mayoría anarquistas. Fue la oportunidad del poder para –a través de la denominada Ley de Defensa de la República- ejercer un duro golpe sobre la CNT y la FAI : encarcelados en un viejo barco –el Buenos Aires- más de cien anarquistas (entre ellos algunos que no habían tomado parte en la insurrección como Durruti o los hermanos Ascaso) fueron deportados sin rumbo cierto. La travesía duró meses. Tocaron puerto en Cádiz, Las Palmas, Dakar, Guinea y el Sahara. En su periplo sucedieron motines, huelgas de hambre, fugas, epidemias y la muerte de un deportado.</p> <p>Finalmente serían divididos en dos grupos : la mayoría extrañados en la Colonia Penitenciaria de Villa Cisneros, el resto enviado a Fuerteventura. Poco a poco el Gobierno fue liberando a pequeños grupos hasta que a finales de agosto los que habían sido designados como los “más peligrosos” quedaron libres y regresaron a Barcelona.</p>
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<p>Es mucho lo que se ha escrito, y se ha dicho, sobre el periodo de 1936-1939 en España, pero lo que queda por escribir y decir es aún mayor. Aquel fue un tiempo de ilusiones y esperanzas para el pueblo y los trabajadores, a la vez un periodo en el que se pusieron en práctica, por la parte más reaccionaria de la sociedad, todos los métodos conspirativos, represivos y traidores para acabar con ellas...</p>
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<p>La experiencia concentracionaria, una de las más terribles expresiones de violencia y barbarie del siglo XX, se conecta con un tipo concreto de escritura desarrollada fundamentalmente a partir de la década de 1930 y caracterizada por transmitir el testimonio de los supervivientes de los centros de internamiento. Es ésta una literatura que nace de una experiencia concreta, pero que se vincula con un marco intercultural determinado por la universalidad del fenómeno de los campos de concentración y que, más allá de mostrar y denunciar la inhumanidad y el horror, intenta convertirse en memoria activa y ejemplar. No todos los campos de concentración son iguales, y, de hecho, resulta difícil asimilar el infierno de los centros nazis de exterminio con otras realidades concentracionarias sin caer en la banalización o la simplificación, pero sí se pueden detectar en los testimonios de quienes los sufrieron análogos temas y recursos expresivos. Analizando de forma comparatista la obra de diversos supervivientes –Primo Levi, Jorge Semprún, Robert Antelme, Alexandr Solzhenitsyn, Max Aub, Imre Kertész, Margarete Buber-Neumann, etc.–, como si de una estructura de “vidas cruzadas” se tratase, Escribir el horror. Literatura y campos de concentración intenta analizar las principales características de este tipo de escritura.<br /> </p>
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<p>La historia, acunada durante años en la memoria de las personas mayores de Fuerteventura y en la de los descendientes del personaje, dibujaba a grandes trazos un perfil humano extraordinario, la de un hombre dedicado a la sanación popular en la Fuerteventura de la primera mitad del siglo veinte, gracias al cual muchas personas habían sobrevivido a sus enfermedades”, señala el autor en la introducción del libro.</p> <p>Giráldez subraya también que las primeras indagaciones “reportaron informaciones sobre la vida del personaje que lo hacían excepcional: un médico que no se sabía si era médico, un hombre que llegó a Fuerteventura no se sabe cómo ni por qué, unas curas extrañas por sus aciertos y remedios naturales, una persona que decidió vivir en un escondido barranco pero que era conocido en toda la isla, alguien a quien hasta los misterios que acompañaron a su muerte están por resolver”.</p> <p><em>El médico de los corderos. Una historia oral de Fuerteventura</em> está editada por Libreando Ediciones, en colaboración con Baladre y Zambra. El autor rescata la historia oral a través de los testimonios de 57 mayores, entre los cuales se encuentran Tino Jordán García y María Juana Mendoza (Triquivijate), así como de las tres nietas de Don Agustín, Victoria, Carmen y Ana.</p>