patriarcado

  • Putas e insumisas no solo cuestiona este escenario de opresión, sino que reivindica la autonomía y la capacidad de autodefensa individual y colectiva, desmitificando la relación social e imaginaria que dibuja a las mujeres como seres pasivos. Las mujeres recibimos... pero también repartimos.
  • <p>Los medios conservadores presentan a las feministas como mujeres antihombres, siempre enfadadas. Pero muy al contrario, el feminismo ha logrado mejorar la vida de todas las personas. Gracias al feminismo, todos vivimos de forma m&aacute;s igualitaria: en el trabajo y en casa, en nuestras relaciones sociales y sexuales. Gracias al feminismo, la violencia dom&eacute;stica ya no es un secreto, se ha normalizado el uso de anticonceptivos y todos somos un poco m&aacute;s libres.<br /> <br /> No obstante, el feminismo quer&iacute;a mucho m&aacute;s que la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando hablaba de hermandad entre mujeres, quer&iacute;a superar las fronteras de clase y raza, transformar el mundo de ra&iacute;z. El feminismo es antirracista, anticlasista y antihom&oacute;fobo o no merece ese nombre. Muchas mujeres blancas hacen uso del feminismo para defender sus intereses pero no mantienen este compromiso con las mujeres negras, precarias y lesbianas; eso no es feminismo.<br /> <br /> Tanto da&ntilde;o hace al movimiento una mujer que reproduce el sexismo como aporta un hombre feminista. El feminismo es para las mujeres y para los hombres. Necesitamos nuevos modelos de masculinidad feminista, de familia y de crianza feminista, de belleza y de sexualidad feminista. Necesitamos un feminismo renovado que explique con palabras sencillas que pretendemos superar el sexismo y colocar el apoyo mutuo en el centro. Eso es el feminismo. Y ese es el objetivo de este libro</p>
  • <p>Las &uacute;ltimas d&eacute;cadas, periodo de neoliberalismo y de giro autoritario de las formas de gobierno, han venido igualmente marcadas por una creciente violencia contra las mujeres. Los asesinatos sistem&aacute;ticos de Ciudad Ju&aacute;rez se han convertido en un ensayo a escala planetaria, desbord&aacute;ndose all&iacute; donde el Estado se ha descompuesto en sus tradicionales funciones soberanas. El capitalismo exacerbado, producto de una modernidad-colonialidad nunca superada, se descarga ahora en las nuevas guerras contra las mujeres, destruyendo la sociedad al tiempo que sus cuerpos.</p> <p>Comprender este nuevo giro violento del patriarcado, que Segato considera acertadamente la primera estructura de dominaci&oacute;n en la historia de la humanidad, implica desplazarlo &laquo;del borde al centro&raquo;.</p> <p>De acuerdo con la autora, s&oacute;lo a partir de una revitalizaci&oacute;n de la comunidad y de una repolitizaci&oacute;n de lo dom&eacute;stico ser&aacute; posible detener el femigenocidio hoy en marcha. Se juega en ello nada menos que el futuro de la humanidad.</p>
  • <p>&iquest;Son los cuidados precauciones? Precauciones, quiz&aacute;s, ante la fragilidad de la supervivencia. &iquest;Cu&aacute;ntas veces en la vida hemos escuchado mandatos que hac&iacute;an referencia a los cuidados?</p> <p>Dedicar atenci&oacute;n a algo, a alguien, a nosotras mismas, al tiempo, a la enfermedad, a las decisiones, a la alegr&iacute;a, al con las otras&hellip; Al descuidar, tambi&eacute;n. Dedicar inter&eacute;s a la vejez, a la muerte y a la vida, a las crianzas, a la econom&iacute;a. Dedicar atenci&oacute;n a quien es diferente y a quien se mueve a nuestro lado. Una vez m&aacute;s, repensar los afectos. Pero tambi&eacute;n la fuerza de nuestras acciones, las alianzas, los pies en la tierra, los desenga&ntilde;os, las ciudades que habitamos. No olvidarnos de las que no est&aacute;n. Y saber pedir y recibir. Dedicar inter&eacute;s a quien dice de otra forma, a quien explora otros lenguajes.<br /> En este nuevo n&uacute;mero de La Madeja hemos querido sumergirnos, preguntar, compartir, indagar, dejar espacio a las propuestas, a la escucha, a diferentes formas de entender qu&eacute; implica esto de los cuidados desde perspectivas feministas y por qu&eacute; son tan importantes.</p>
  • El Asalto al Hades es una propuesta para recuperar la vida que quedó prohibida y excluida del orden patriarcal.
  • <p>De la emancipaci&oacute;n de la servidumbre a las herej&iacute;as subversivas, un hilo rojo recorre la historia de la transici&oacute;n del feudalismo al capitalismo. Todav&iacute;a hoy expurgado de la gran mayor&iacute;a de los manuales de historia, la imposici&oacute;n de los poderes del Estado y el nacimiento de esa formaci&oacute;n social que acabar&aacute; por tomar el nombre de capitalismo no se produjeron sin el recurso a una extrema violencia. La acumulaci&oacute;n originaria exigi&oacute; la derrota de los movimientos campesinos y urbanos, que normalmente bajo la forma de la herej&iacute;a religiosa reivindicaron y pusieron en pr&aacute;ctica diversos experimentos de vida comunal y reparto de la riqueza. Su aniquilaci&oacute;n abri&oacute; el camino a la formaci&oacute;n del Estado moderno, la expropiaci&oacute;n y cercado de las tierras comunes, la conquista&nbsp; y expolio de Am&eacute;rica, la apertura del comercio de esclavos a gran escala y una guerra contra las formas de vida y las culturas populares que tom&oacute; a las mujeres como su principal objetivo.</p> <p>Al analizar la quema de brujas, Federici no s&oacute;lo desentra&ntilde;a uno de los episodios m&aacute;s inefables de la historia moderna, sino el coraz&oacute;n de una poderosa din&aacute;mica de expropiaci&oacute;n social dirigida sobre el cuerpo y la reproducci&oacute;n femenina. &Eacute;sta constituye a un tiempo el acta de nacimiento de nuestra &eacute;poca como el registro de unas voces imprevistas (las de los subalternos: Calib&aacute;n y la bruja) que todavia hoy resuenan con fuerza en las luchas que resisten a la continua actualizaci&oacute;n de la violencia originaria.</p>
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