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<p>Somos testigos de un inmenso proceso que trata de colonizar todo nuestro aparato sensible: el pensamiento, la vida psíquica, las pasiones y los sentidos han de ser enteramente instrumentalizados, transformados en potencia de arrastre de la maquinaria capitalista.</p> <p>¿Qué puede hacer la poesía ante un desastre semejante, cuando también ella contribuye a las estrategias de dominación?</p> <p><em>La flor más azul del mundo</em> quiere contestar esta pregunta haciendo coincidir la negatividad del discurso y la afirmación de unas formas de vida como sempiterno drama de amor. Esta flor se propone abrir espacios de utopía concreta en la vida cotidiana asistidos por el genio de la pasión, suscitando la creación de un imaginario emancipado que, llevado por una épica de lo inútil, pueda anteponerse mediante su propia simbólica a la simbólica de la dominación, atentando así contra ella.</p>
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<p>Este libro no sólo rompe con las simplificaciones positivistas y las idealizaciones intuicionistas en el campo de la historia del arte, sino que, a través de un método riguroso -modélico en el ámbito de las ciencias sociales- consigue establecer las homologías profundas existentes entre las catedrales góticas y la filosofía medieval. Se sirve para ello del concepto sociológico de <em>hátito mental</em>. Pero su contribución va más allá. Como Le Goff ha señalado, Panofsky aplicó el análisis político a las obra de arte, es decir, dio un primer paso para mostrar cómo el poder de las obras de arte se organiza en relación con el poder en general. Y así, en este libro, relaciona al estilo gótico, a través de la noción polivalente de orden (y de jerarquía), con el método escolástico, y estos dos niveles con el orden sociopolítico encarnado en la Isla de Francia, hacia el año 200, por la monarquía de los Capetos.</p>
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<p>Los tres ensayos y un plan de paz que componen este libro han sido escritos en la línea –aún sin conocerla– que Margaret Mead por un lado y Julián Huxley por otro propusieron en sus días al manifestarse a favor de que en las Universidades se crearan Departamentos o, al menos, «Cátedras de Futuro».</p> <p>El futuro –lo que ha de suceder– ha sido siempre objeto de atención en muchas parcelas de la cultura a lo largo de la historia: ha sido, entre otras cosas, un vaticinio con el Tarot o con la astrología o con una bola de cristal o con la quiromancia (y otras muchas mancias) o por medio de «corazonadas», o un tema estrella de la ciencia ficción, etcétera; además, desde luego, o sobre todo, de una seria preocupación poética (utopías y distopías) filosófica y científica, aunque esa inquietud no haya llegado a cristalizar en una específica disciplina universitaria, en una asignatura de cátedra.<br /> Este libro es un trabajo –o cuatro– en esa línea filosófica, y en él su autor se interroga sobre cómo ha de ser en el futuro la teoría del conocimiento, el socialismo y, dentro del socialismo, la pereza. Al final nos propone nada menos que unos caminos que él considera transitables para que la paz sea una realidad próxima en Euskal Herria.</p> <p>El autor ha acometido esta empresa con energía pero también con la idea de que su trabajo, además de aclarar algo sobre esa oscuridad que es en definitiva la reina del futuro (pues no sabemos con certeza ni qué tiempo vamos a tener mañana), nos procure algunos momentos de buena y honesta diversión.</p>
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Sin stock<p>Se conoce principalmente a George Orwell como novelista y autor de dos obras maestras, <span style="font-style: italic; font-weight: bold;">1984</span> i <span style="font-style: italic; font-weight: bold;">Rebelión en la granja</span>. En ellas, Orwell captó magistralmente la esencia del régimen soviético: reescritura sistemática del pasado, liquidación de la noción de verdad independiente, degradación del lenguaje y de la lógica, inestabilidad permanente de las condiciones de vida, tortura ilimitada del cuerpo y la mente, etc.<br /> Pero la obra de Orwell no se deja reducir a una máquina de guerra anticomunista,<br /> como cierta lectura liberal o neoconservadora querría hacernos creer hoy. Como enseña Simon Leys en este libro, Orwell fue novelista y crítico del totalitarismo ruso, pero también corresponsal de guerra, miliciano revolucionario en la guerra civil española, defensor incombustible de un socialismo democrático, periodista e inventor quizá del género «novela sin ficción» algunos años antes que Norman Mailer o Truman Capote... Todo lo contrario de un «hombre de letras»: en él las palabras y los actos no estuvieron nunca disociados.<br /> <br /> Orwell se definió a sí mismo como un «escritor político, dando el mismo peso a cada una de las dos palabras». Contra el secuestro de la realidad a manos de los estereotipos y los clichés, concibió su teoría y práctica de la escritura como invención de la verdad y complicación de la realidad a través de la literatura. Ayer, hoy, esa es su actualidad y su fuerza crítica.<br /> Publicado inicialmente para saludar la fecha orwelliana de <span style="font-style: italic;">1984</span>, este ensayo se agotó pronto. Muchos lectores presionaron a su autor durante años para que lo reeditase. Leys se releyó a sí mismo a casi veinte años de distancia, constató que el tema no había perdido ninguna pertinencia y que su propia perspectiva permanecía siendo idéntica en lo esencial.</p>
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<p><span class="llista_autor">«Los coleccionistas que desfilan por estas páginas de tan peculiar santoral, lo son cada uno a su manera. De modo que su enfermedad debería recibir un nombre propio por cada desviación, por cada mutación del gen del deseo de la propiedad y de la anexión bulímica. Pulsiones incurables, en todo caso, por cuanto, a medida que se va acercando a la saturación, el horizonte del bibliómano siempre retrocede, pues de modo continuo le salen al paso noticias de libros fabulosos y perdidos, en una suerte de moderna reedición del suplicio de Tántalo. La inteligencia acaso del bibliófilo consiste en último término en este poner su deseo en un objeto en rigor inagotable, y permanecer entonces espoleado para siempre por una inquietud que no se sacia, y eso hasta el fin de sus días, comunicándoles a los mismos un sentido, y hasta una suerte de <em>misión</em>, que el bibliósofo se toma muy en serio.»</span></p> <p><span class="llista_autor">Fernando R. de la Flor</span></p>
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<p>Esto quiere ser una reflexión sobre lo común y la comunidad, pero además, indirectamente, un esfuerzo por comprender la lógica de la multitud. El desafío consiste en evitar una concepción excesivamente molar, heroica o voluntarista de la multitud. ¿Cómo atender a la evidencia de que detrás de la imagen un poco totalizante en que nos contemplamos en tanto sujetos, se agitan subjetividades extemporáneas o intempestivas, que experimentan futuros todavía impalpables, que reconectan con virtualidades inmemoriales, ensayando las singularidades más diversas?</p>
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<p>Vivimos un nuevo auge de la religión como explicación de la realidad. Tanto desde las religiones tradicionales como desde las nuevas explicaciones esotéricas adaptadas a los nuevos tiempos, el pensamiento religioso golpea sin cesar las sociedades actuales, empujando hacia una regresión social. Un contexto histórico marcado por una vuelta a la fe, a la creencia ciega, en detrimento del pensamiento crítico como forma de abordar el conocimiento del mundo en que vivimos. La luz agoniza. Aumenta la oscuridad.</p>
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<p align="">La obra de Diógenes Laercio es el único tratado de la historia de la filosofía que del mundo antiguo ha llegado (casi) íntegro hasta nosotros; un vasto tesoro de noticias y recuerdo, de citas y documentos (entre lo más precioso las cartas de Epicuro).</p> <p align="">Las vidas de los filósofos se presentan aquí en una nueva traducción hecha por Luis Andrés-Bredlow, profesor de Historia de la Filosofía de la Universidad de Barcelona, que incluye un breve estudio introductorio, versiones rítmicas de las citas en verso y extensas notas aclaratorias de nombres propios, origen de las citas y problemas de interpretación, con algunas propuestas más o menos novedosas para el establecimiento del texto griego y su recta comprensión.</p>
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<p>APRENDER |</p> <p><em>La colonización del espacio educativo</em>, Concha Fernández Martorell.</p> <p><em>Docencia e investigación en la “sociedad del conocimiento</em>", José A. Zamora.</p> <p><em>La Universitat Lliure</em>, David Gràcia/Ester Jordana.</p> <p><em>Dar que pensar</em>, Marina Garcés</p> <p> </p> <p>HABLAR |</p> <p><em>Materiales del seminario “Crisis de palabras” </em>Texto colectivo.</p> <p><em>Decir a pesar de</em>, Fèlix Balanzó.</p> <p><em>Una crítica de la comunicación capturada</em>, Ingrid Chavarría.</p> <p><em>Los guiones ocultos de la publicidad</em>, Don Draper.</p> <p><em>¿Qué piensa el mercado?</em> Margarita Padilla.</p> <p> </p> <p>PENSAR |</p> <p><em>Lo no-ideológico en tanto que verdad</em>, Santiago López Petit.</p> <p><em>Cómo dar curso al combate del pensamiento</em>, Wenceslao Galán.</p> <p><em>Carta a los estudiantes de filosofía</em>, Espai en Blanc.</p> <p><em>¿Hay lugar para la filosofía?</em> León Rozitchner.</p> <p> </p> <p>EXPERIMENTAR |</p> <p><em>El libro como arma, Una conversación</em>.</p> <p><em>La casa invisible está encarantintingulada... </em>Texto colectivo.</p> <p><em>Rizomas</em>, Abu-ali.</p> <p>Entrevista con Toni Cots.</p> <p>Entrevista con Ekhi Lopetegi.</p> <p><em>Pasteles para todos</em>, Daniela Cienfuegos.</p>
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<p>La literatura y los diferentes ámbitos de la reflexión teórica han sido, muchas veces, campos de batalla donde los disidentes del orden sexual han intentado imponer su voz. Didier Eribon se propone restituir aquí algunos momentos de ese gran enfrentamiento a través de las lecturas de Gide y de Jouhandeau, de Foucault y de Dumézil, entre otros. Pero describe también cómo los pensamientos innovadores o heréticos pueden quedarse estancados en los valores dominantes (tal es el caso de Gide) o combinarse con un discurso reaccionario o incluso racista de un mismo autor (tal es el caso de Jouhandeau).<br /> Evidentemente, esos discursos “heréticos” tienen que enfrentarse a la resistencia encarnizada de los detantadores de la ortodoxia social y de los defensores del orden sexual, que siempre se han remitido a la “locura” o a la “perversión” y les han acusado de “poner en peligro los fundamentos de la civilización”, como se ve de manera casi caricaturesca en el caso de los ideólogos Lacan y Mounier y sus seguidores. En este contexto adquiere mayor relevancia la afirmación de Barthes según la cual “en lo que escribe, cada uno defiende su sexualidad”.<br /> En este libro se aboga por el pensamiento crítico, la “herejía”, y se incita a ampliar el espacio de la libertad y de las opciones de vida frente a todos los conformismos, a todas las ideas retrógradas y represivas, que se ocultan bajo la máscara de la Moral, de la Razón o de la Ciencia…</p>
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<p><font class="txparrafo">«Creo que no se ha escrito en Italia nada tan fuerte desde Maquiavelo.» Guy Debord (1969)<br /> <br /> Aunque la Internacional Situacionista (IS) se fundó en Italia en 1957, no hubo en este país una sección estable de la organización hasta 1969. Para entonces todas las veleidades artísticas en la IS ya habían sido conjuradas. Si bien las teorías situacionistas habían empezado a difundirse años atrás en Italia —malamente, por cierto—, no fue hasta después del Mayo famoso cuando se constituyó en Milán un grupo que demostró ser el más indicado para desarrollar la tarea revolucionaria de la IS, por su visión de conjunto, su idea organizativa y sus capacidades teóricas. En un momento en el que la crítica de la vida cotidiana ocupaba el centro de la crítica social, las ideas situacionistas desplegaron toda su fuerza en Italia ofreciendo una visión lúcida y total de la nueva época. Fue un periodo en el que el malestar en la sociedad italiana estuvo apunto de desembocar en una insurrección generalizada, insurrección que fue liquidada por el trabajo complementario de los servicios secretos del Estado y de las fuerzas de izquierda. <br /> <br /> Entre muchas otras cuestiones —como se verá en el libro— la IS italiana se mostró muy acertada a la hora de evaluar <i>in situ</i> lo que estaba ocurriendo con el terrorismo, desvelando para qué estaba siendo utilizado. Así mismo denunció con claridad el trabajo contrarrevolucionario de los llamados partidos comunistas y saludó el retorno de la Revolución Social, no sin antes anunciar los problemas inmediatos que esta tendría que solucionar. <br /> <br /> Este libro reúne los textos completos de la sección italiana de la IS (1969-1972), traducidos por Diego L. Sanromán e introducidos por un informativo texto —una breve historia de la IS italiana— escrito por Miguel Amorós. <br /> </font></p>