Filosofia

  • <p>Una de las ense&ntilde;anzas ideol&oacute;gicas m&aacute;s persistentes en los Estados Unidos es que nuestra sociedad est&aacute; especialmente libre de ense&ntilde;anzas ideol&oacute;gicas. La ideolog&iacute;a es algo importado de tierras extra&ntilde;as o que han introducido en nuestros hogares grupos supuestamente siniestros, como la &ldquo;ideolog&iacute;a comunista&rdquo;. Sin embargo a los americanos se nos adoctrina sobre ciertos preceptos, como el patriotismo, el hombre rico hecho a s&iacute; mismo y la viabilidad rentable del mercado libre. Tambi&eacute;n recibimos nociones sobre raza, clase y relaciones de g&eacute;nero y sobre la distribuci&oacute;n democr&aacute;tica del poder en nuestra sociedad pluralista. Mi opini&oacute;n es que la mayor&iacute;a de estas creencias son en s&iacute; mismas ideol&oacute;gicas. Sin embargo circulan ampliamente, permanecen libres de cualquier examen cr&iacute;tico y se considera que representan el orden natural de las cosas. La cultura es cualquier cosa menos neutral. Es algo m&aacute;s que nuestra herencia com&uacute;n, que el aglutinador social de nuestra sociedad. El pensador pol&iacute;tico del siglo XVIII, Edmund Burke, se refer&iacute;a a ella como el v&iacute;nculo imponderable de consenso que mantiene unida a la sociedad. Pero la cultura adem&aacute;s de ser un campo de consenso tambi&eacute;n lo es de conflicto. Mientras que algunos de sus atributos los comparten pr&aacute;cticamente todos los miembros de la sociedad, en otros no ocurre as&iacute;. Muchas costumbres operan en beneficio de algunas personas en particular y en perjuicio de otras. En otras palabras, la cultura frecuentemente es algo que envuelve privilegios y desigualdades.</p>
  • <p>Ponencias de los ASKEncuentros 2006. Segunda parte de los ASKEncuentros del a&ntilde;o 2005</p>
  • <p>&iquest;Un libro que recopila insultos? En esta &eacute;poca de sobresaturaci&oacute;n de textos pretendidamente revolucionarios, de teor&iacute;as que pretenden explicar lo que a&uacute;n permanece inexplicable y de te&oacute;ricos que hacen suyo el pensamiento surgido en torno a Mayo del 68, hemos considerado que resulta absolutamente pertinente ofrecer una obra, sencilla y bellamente presentada, que hable por s&iacute; sola. El tipo de insultos que reciben las m&aacute;s de quinientas personas mencionadas en &quot;Ese imb&eacute;cil llamado Sartre&quot;, da ciertas respuestas sobre el grado de pensamiento salvaje y de t&aacute;ctica revolucionaria defendidas por los situacionistas, aut&eacute;nticos expertos en el arte del insulto. Pero tambi&eacute;n nos habla de la &eacute;poca en que su discurso se desarroll&oacute; y alcanz&oacute; un inusitado eco, as&iacute; como de su radical rechazo hacia la derecha, pero tambi&eacute;n hacia las filas del mismo izquierdismo.</p>
  • <p>El Atlas hist&oacute;rico de filosof&iacute;a (del mundo griego al inicio de la ilustraci&oacute;n) constituye una presentaci&oacute;n an&oacute;mala de la Filosof&iacute;a: incluso las historias de la Filosof&iacute;a, que hacen un recorrido cronol&oacute;gico por las diversas concepciones filos&oacute;ficas, se atienen a su contenido te&oacute;rico considerado de manera aut&oacute;noma y toman los acontecimientos hist&oacute;ricos como decorado o, en el mejor de los casos, como contexto, es decir, como elementos prescindibles y nada determinantes. La singularidad del Atlas hist&oacute;rico de Filosof&iacute;a consiste, precisamente, en hacer jugar su papel a las circunstancias hist&oacute;ricas desde las que se formulan las distintas posiciones filos&oacute;ficas, permitiendo entender la obra de cada autor como posicionamiento te&oacute;rico ante el mundo en el que vive. La Filosof&iacute;a trata sobre los mismos problemas reales y pr&aacute;cticos que son abordados en las discusiones culturales o cient&iacute;ficas y en las disputas sociales y pol&iacute;ticas.</p> <p>Por eso, bastar&iacute;a leer la obra de cada fil&oacute;sofo a la vista de los asuntos que preocupan a sus coet&aacute;neos para que se desvaneciera el prejuicio que identifica a la filosof&iacute;a con el despliegue m&iacute;stico y aut&oacute;nomo de conceptos casi incomprensibles y que considera a los fil&oacute;sofos como personajes singularmente prendidos de una supuesta contemplaci&oacute;n pura. Situar, as&iacute;, las obras de cada autor en el momento hist&oacute;rico en el que las escribe permite entender las preocupaciones desde las que fueron escritas y, por eso, la profunda intenci&oacute;n pr&aacute;ctica que las anima: permite entender su sentido.</p>
  • <p>Hay una literatura que oculta y huye de lo real, y otra que desvela las condiciones y reglas que rigen nuestras vidas -reales-. Desde el origen mismo de las literaturas vern&aacute;culas europeas, por la larga serie de los &ldquo;relatos del mundo&rdquo; que nos han precedido, sabemos que la clase y la ideolog&iacute;a -la conciencia subjetiva del mundo- condicionan y determinan el uso de las t&eacute;cnicas literarias y la expresi&oacute;n po&eacute;tica de lo real -como determinan los discursos cient&iacute;ficos y las pr&aacute;cticas tecnol&oacute;gicas-. Lo sabemos, desde el principio. Las v&iacute;as de acceso y desvelamiento no son, pues, el problema; la voluntad de hacerlo, s&iacute;. Hemos renunciado a expresar la realidad presente ampar&aacute;ndonos en la b&uacute;squeda del silencio y de lo eterno constante; en las reiteradas supuestas muertes de la novela, del teatro, de la poes&iacute;a, del arte, de los dioses, del hombre y del mundo. Al tiempo que tratan de convencernos de que s&oacute;lo la posesi&oacute;n y disfrute de las cosas/mercanc&iacute;as -mediante el reconocimiento y la consagraci&oacute;n del mercado: incluido nuestro cuerpo/mercanc&iacute;a- tiene sentido. Y, no obstante, hay quienes resisten esa m&oacute;rbida -y dorada- atracci&oacute;n del abismo; y no renuncian.</p> <p>Novelistas, poetas, dramaturgos, profesores y editores, coordinados por Mat&iacute;as Escalera Cordero, han construido este libro. Conquistar -quiz&aacute;s, reconquistarla- la realidad; puede que nos perdamos, que nos entretengamos y extraviemos el camino, a menudo; o que no sepamos apurar esta tarea, cumplirla cabalmente y acabarla del todo&hellip; Pero hay algunas cosas que s&iacute; sabemos: que los realismos, a menudo tambi&eacute;n, ocultan la realidad; que la relaci&oacute;n entre lo real y lo verdadero no siempre es lineal; que la realidad no se muestra mediante la copia, sino mediante la s&iacute;ntesis; que los signos art&iacute;sticos no pueden renunciar al Referente; y que necesitamos una literatura -un arte- que no tema, ni renuncie a las consecuencias.</p>
  • <p><em>Estado de necesidad y leg&iacute;tima defensa</em><em> </em>es una reflexi&oacute;n sobre el uso de la violencia contra aquellos que son responsables de la posibilidad del genocidio nuclear. Anders sostiene que vivimos en un estado de necesidad, en un mundo en el que la vida humana y la vida del planeta pueden ser destruidas por actos de terrorismo perpretados por hombres omnipotentes que son analfabetos sentimentales. Frente a ese estado de necesidad, y una vez que se ha comprobado que todas las formas de respuesta pac&iacute;fica (las manifestaciones, los hapening, los manifiestos, etc.) resultan in&uacute;tiles, se impone la leg&iacute;tima defensa, la amenaza a esos responsables para que cambien de actitud. Se trata, pues, de una opci&oacute;n que busca imponer la no-violencia.</p>
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    <p><span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;">Entre 1957 y 1965, junto a Cornelius Castoriadis, Claude Lefort, Jean- Fran&ccedil;ois Lyotard y otros muchos, Daniel Blanchard participa en las actividades del colectivo revolucionario <strong>Socialismo o Barbarie</strong>, que desarrolla una cr&iacute;tica radical de los reg&iacute;menes del Este y del Oeste a partir del &quot;revelador&quot; que constitu&iacute;a la capacidad de autoorganizaci&oacute;n del movimiento obrero. En 1959 entabl&oacute; amistad y colaboraci&oacute;n con Guy Debord, l&iacute;der de la <strong>Internacional Situacionista</strong>, con quien escribe &quot;Preliminares a la definici&oacute;n de la unidad del programa revolucionario&quot;, un manifiesto que reun&iacute;a y sintetizaba la cr&iacute;tica del arte y la pol&iacute;tica especializadas. En <strong>Mayo del 68</strong>, Blanchard vive activa y gozosamente la tempestad colectiva desde el Movimiento 22 de Marzo y los Comit&eacute;s de Acci&oacute;n. A principios de los a&ntilde;os setenta reside en Estados Unidos y se vincula al movimiento de la contracultura.</span><br /> <br /> <span style=";font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:100%;">A partir de la riqueza heterog&eacute;nea de todas estas experiencias, Blanchard revisa en los textos que componen Crisis de palabras las relaciones y tensiones entre palabra y experiencia, existencia y concepto, subjetividad y teor&iacute;a, s&iacute;mbolo y vida. Lo hace mediante notas, ensayos, fragmentos y esquirlas de discurso, intuiciones, an&eacute;cdotas e historias inspiradoras. Lo hace desde el compromiso vivo y testarudo con la idea de emancipaci&oacute;n como autonom&iacute;a, desde una trayectoria vital que rompe la alternativa dominante entre normalizaci&oacute;n, cinismo o (auto)destrucci&oacute;n. </span></p>
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    <p>La historia del siglo XX es la historia del conflicto y las alianzas entre tres figuras: el ?sabio?, portador de la inteligencia acumulada en infinitos gestos de producci&oacute;n, creaci&oacute;n y reflexi&oacute;n; el ?mercader?, que convierte los productos de la inteligencia humana en mercanc&iacute;a, y el ?guerrero?, expresi&oacute;n de la violencia que regula la relaci&oacute;n entre inteligencia y mercanc&iacute;a, entre saber y t&eacute;cnica. <br /> El movimiento del 68 trat&oacute; de liberar al sabio del control del mercader y el guerrero, opuso la autonom&iacute;a y la autoorganizaci&oacute;n de la inteligencia colectiva al poder del dinero y la violencia. Despu&eacute;s vino el contraataque capitalista de los a&ntilde;os ochenta y noventa, la aparici&oacute;n del capitalismo digital, la proliferaci&oacute;n incontrolada de identidades agresivas, la guerra global permanente decretada por la administraci&oacute;n Bush... Sometido al mercader y al guerrero, el sabio acumula un enorme sufrimiento psicol&oacute;gico, expresado en las nuevas patolog&iacute;as de la atenci&oacute;n que atraviesan hoy mismo nuestras sociedades. <br /> &iquest;Puede politizarse ese sufrimiento? &iquest;Puede construirse la independencia de las formas de vida fuera del circuito de la acumulaci&oacute;n y el beneficio? &iquest;Pueden crearse otras instituciones de saber conectado, compartido? Para ello el sabio tendr&aacute; que tejer un v&iacute;nculo in&eacute;dito entre saber y no saber, entre la potencia del pensamiento y el amor por lo desconocido, lo que a&uacute;n no sabemos, lo imprevisto.</p>
  • <p>&Eacute;ste es un estudio sobre las ideas de cooperaci&oacute;n y de acci&oacute;n colectiva. El punto de partida es la historia narrada en el <em>Discurso sobre el origen de la desigualdad</em> entre los hombres de Rousseau. En esta obra, Rousseau compara la caza de la liebre, en la que la no-cooperaci&oacute;n conlleva una recompensa peque&ntilde;a, con la caza del ciervo, en la que es precisa la m&aacute;xima cooperaci&oacute;n aunque la recompensa tambi&eacute;n es mucho mayor. Tomaremos una direcci&oacute;n u otra dependiendo de si tomamos en consideraci&oacute;n el riesgo implicado o el beneficio com&uacute;n. La posibilidad de una soluci&oacute;n satisfactoria depende de la co-evoluci&oacute;n de la cooperaci&oacute;n y de la estructura social, y el autor&nbsp;se centra en tres aspectos que influyen en el nacimiento de esta estructura y que favorecen la acci&oacute;n colectiva: situaci&oacute;n (interacci&oacute;n con los dem&aacute;s), se&ntilde;ales (transmisi&oacute;n de la informaci&oacute;n) y asociaci&oacute;n (la formaci&oacute;n de redes sociales). Escrito con claridad y br&iacute;o, este curioso libro sin duda ser&aacute; un referente para los estudiantes y los profesionales de la filosof&iacute;a, la ciencia pol&iacute;tica, la econom&iacute;a, la sociolog&iacute;a y la biolog&iacute;a evolucionista.</p>
  • <p>[&hellip;] <em>Antes que verme enclaustrado en una f&aacute;brica, como en una c&aacute;rcel, antes que mendigar aquello a lo que tengo derecho, he preferido sublevarme y combatir metro a metro a mis enemigos, haciendo la guerra a los ricos, atacando sus bienes. Cierto, puedo concebir que ustedes habr&iacute;an preferido que yo me sometiera a sus leyes; que, como obrero d&oacute;cil y acobardado, hubiera creado riquezas a cambio de un salario irrisorio y, cuando mi cuerpo estuviese gastado y mi cerebro embrutecido, me hubiera ido a morir a una esquina de la calle. Entonces no me llamar&iacute;an &laquo;bandido c&iacute;nico&raquo;, sino &laquo;honrado trabajador&raquo;. Vali&eacute;ndose de la adulaci&oacute;n, ustedes me habr&iacute;an otorgado incluso una medalla al trabajo. Los curas prometen un para&iacute;so a sus estafados; ustedes son menos abstractos y por eso ofrecen un trozo de papel mojado. Les agradezco mucho tanta bondad y tanta gratitud, se&ntilde;ores. Prefiero ser un c&iacute;nico consciente de sus derechos que un aut&oacute;mata o una estatua.</em> [&hellip;]</p> <p>Alexandre M. Jacob ha sido, hasta la fecha, uno de los m&aacute;s c&eacute;lebres bandidos anarquistas de todos los tiempos. Sus peripecias vitales han dejado necesariamente una poderosa huella: la red de &laquo;robo cient&iacute;fico&raquo; que teji&oacute; junto a sus compa&ntilde;eros ha servido de inspiraci&oacute;n en m&aacute;s de una ocasi&oacute;n a la literatura &mdash;los casos m&aacute;s sonados son Arsenio Lupin y El ladr&oacute;n de Georges Darien&mdash;, y su actitud ha influido en la forma de actuar de diferentes generaciones de rebeldes sociales desde entonces hasta nuestros d&iacute;as. Los textos que en este libro aparecen recogidos, escritos todos con posterioridad a su detenci&oacute;n, nos dan una visi&oacute;n clara de la clase de hombre que era y de los motivos que impulsaban su actividad.</p> <p><br /> Sus explicaciones, como sus actos, son de una claridad meridiana: nada mejor que sus propias palabras para apartar de nuestra vista la cortina de humo que convierte la actividad de un hombre consecuente en un personaje mitol&oacute;gico. Estos escritos &mdash;narraciones, cartas y declaraciones&mdash;, seleccionados tras el importante trabajo de recopilaci&oacute;n de los textos de Jacob que realiz&oacute; la editorial francesa L&rsquo;Insomniaque, van desde la &eacute;poca dorada de <em>Los trabajadores de la noche</em> hasta su puesta en libertad tras una larga estancia en el presidio de las Islas del Diablo. Con la excepci&oacute;n de <em>Por qu&eacute; he robado</em>, todos ellos estaban in&eacute;ditos en espa&ntilde;ol.</p>
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