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<p>El capitalismo ha suspendido, bajo la forma mercancía, la diferencia decisiva y milenaria entre cosas de comer, cosas de usar y cosas de mirar; ha borrado todas las fronteras entre el hambre y la mirada, entre el consumo y el conocimiento. Llevado este modelo a su extremo, ¿podemos seguir hablando realmente de Cultura? ¿Qué clase de Cultura sería una Cultura sin vínculos con el exterior, de cuerpos interrumpidos y almas chinescas, de no-lugares y distancia tecnológica en el que las cosas-símbolo fuesen completamente sustituidas o encubiertas -tal y como ya ocurre en nuestro pequeño pero dominante mundo occidental- por "eidos" intocables, signos autistas y puras e inasibles virtualidades "humanas"? Estas son algunas de las preguntas a las que trata de responder <em>La ciudad intangible</em>.</p>
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<p><span lang="ES-TRAD" new="" roman="" style="font-size: 10pt;"><font face="Times New Roman">Una sólida exposición de cómo la automatización ha ido penetrando en la conciencia de los humanos como algo natural e inevitable, como si se tratara de un hecho natural, en consonancia con la idea de la evolución darwinista.</font></span></p>
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<p>Camino de perfección, este recoleto sumario de osadías y alegrías se presentó a guisa de una colección de pensamientos y esbozos del natural que conformarán una idea única, cuyo rudimento es aún más libre de lo que pudiera parecer. Trata, aún más de lo que pudiera parecer, de la decencia. Sus compañeros en la búsqueda de esa idea fueron la Pregunta y lo Pequeño. Su enemigo: la Soberbia, declarado y siempre acechante para quien indaga demasiado en cierta verdad de los mutables sentimientos.</p>
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<p>Es una guerra en que, a lo largo de 15 ataques, se trata de descubrir, y así combatir, el proceso de conversión de un tiempo indefinido (de un solo sentido, es decir, ninguno, y de «infinita velocidad») en el Tiempo real, que es en verdad, en cuanto ideado y medido, un espacio, en el que se funda la Realidad, imposible, y se practica también la reducción a Tiempo de nuestras vidas. En ese combate, se acude a las tácticas y vías más diversas, desde el ataque a la concepción científica (y vulgar) del Tiempo, más que a la teoría física, a los istrumentos matemáticos usados a su servicio, hasta el análisis de la memoria, las artes temporales y los ensueños, pasando por la penetración en los mecanismos de lenguaje y lógica, en el ritmo, en las ideaciones históricas del Tiempo, y por un recorrido a los pensamientos y formulaciones sobre tiempo entre los antiguos.</p>
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<p>¿Qué es la democracia? He aquí una pregunta para la que suelen darse distintas respuestas. En Occidente, cada vez se tiende más a identificar democracia con que el pueblo consienta que otros gobiernen por él, habiéndolos elegido para eso. A veces incluso se llama democrático al régimen en el que un caudillo, más o menos emanado por el pueblo, asume el poder por un tiempo limitado… o ilimitado. Pero democracia, en su sentido mejor y más profundo, es poder del pueblo por el pueblo, gobierno del pueblo e igualdad real de posibilidades de acceso al poder. Algo que está muy lejos de existir en este mundo. La democracia representativa, es decir, el modelo de democracia que impera hoy en Occidente, conlleva en sí mismo, por insuficiente, un germen de destrucción, explícito en el descrédito que han alcanzado la política y sus representantes. Y eso es así porque la política es, en gran medida, sólo mentira, disimulo y farsa, un lugar de puesta en escena, un universo en el que se “escenifican” las decisiones y en el que abundan las falsas promesas y los falsos juramentos. No es de extrañar, entonces, la facilidad con que se ha impuesto el Pensamiento Único, gracias al cual se está llevando a cabo un proceso de recolonización unipolar que empuja a Occidente a un modelo de capitalismo anterior a la primera guerra mundial, que destruye poco a poco las conquistas obtenidas en décadas de luchas y movilizaciones obreras, y que se apropia sin tapujos de la riqueza creada por los cambios tecnológicos y los espectaculares aumentos de productividad de estas últimas décadas.</p>
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<p>En este libro, el lector tiene una selección de trabajos de Eloy Terrón sobre <em>La cultura y los hombres</em>. Su autor es bien conocido en los círculos intelectuales y universitarios de nuestro país. Y no sólo por su labor como presidente del Colegio de Licenciados y Doctores de Madrid y del Club de Amigos de la Unesco de Madrid durante la dictadura. También se distingue por su larga actividad docente e investigadora.</p>
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<p>La función social que realiza el mito, no sólo en las sociedades primitivas sino también en nuestras industrializadas y modernas sociedades, consiste en dar expresión y objetivar la experiencia social, intersubjetiva (incluyendo el deseo individual y los impulsos colectivos). Esta objetivación convierte en imágenes la sentimentalidad y el deseo individual de identificarse con la vida de la comunidad, imágenes que no se reconocen como tales sino que son percibidas como realidades, frente a las que no cabe crítica e imponen su aceptación pasiva a los individuos, reivindicándose como portavoces del "principio de realidad". El discurso político se ha mitologizado y los demagogos profesionalizados de la democracia despótica aparecen como magos, especialistas en el dominio ritual de la palabra mágica. Palabras del dominio que reifican a los individuos y los mutila como sujetos pensantes, como seres humanos. </p>