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<p>El pasado año 2003, desde la Asociación Cultural Alfonso Sastre-Alfonso Sastre Kultur Elkartea y dentro de nuestro ciclo anual de conferencias y debates genéricamente conocido como ASKENCUENTROS, organizamos unas jornadas de reflexión que se revelaron como un auténtico e inusitado éxito por partida doble: por el gran interés social despertado –aforo completo en el Centro Cultural Koldo Mitxelena de Donostia a lo largo de todas las sesiones, celebradas los días 18, 19 y 20 de noviembre– como por la calidad y altura intelectual de las ponencias y comunicaciones que en dicho contexto fueron presentadas. El título de las jornadas en cuestión fue el mismo que ahora encabeza este libro: El retorno de los intelectuales a la realidad.</p>
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<p>«Este nihilista de punta en blanco no retrocede ante la acción: clava sus espuelas a todo lo que, de cerca o de lejos, huele a filisteo, y se muestra implacable salpicando con su silencio a los sargentos reclutadores de la revolución o a sus estrategas... "¿Qué es una revolución?" espetaba Théophile Gautier entre dos caladas de hachís. "La gente se pega tiros en la calle; así se rompen muchos cristales; sólo los vidrieros encuentran provecho en ello. El viento se lleva el humo: los que están encima ponen a los otros debajo; la hierba será más bella la primavera siguiente; un héroe hace crecer excelentes guisantes".»</p>
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<p>[...] El Surrealismo está presente allí donde no se instala la servidumbre, allí donde el hombre desespera de sí mismo. El Surrealismo es un estado en permanente revuelta contra todo y contra todos los que no aspiran a su liberación. No se reconoce más que en lo que tiene de irreductible: una necesidad imperiosa de libertad, a cualquier precio. En tanto que surrealistas, no insistiremos lo suficiente en una crítica implacable de aquello que quiera impedir por cualquier medio la liberación del hombre, su emancipación en los dos terrenos: el del espíritu y el social. [...]</p> <p>Se cumplen casi veinte años del inicio de la actividad del Grupo Surrealista de Madrid como tal, y de su más significativa publicación, la revista Salamandra. Y sin conocer –ni mucho menos esperar– cuando llegará su final, reunimos aquí, dispuestos en orden cronológico, los escritos redactados de forma colectiva con la intención de cortarle el paso a los acontecimientos y aportar su particular punto de vista con respecto a la omnipresente cuestión social. El lenguaje, la creación, el intercambio, el trabajo, el deporte, la relación con la naturaleza y lo salvaje, la psicogeografía, el juego, el encuentro de distintas cosmovisiones, etc., son «perfectas coartadas» para activar una crítica implacable al modelo actual de civilización, al que en todos sus aspectos se trata de hostigar, a la vez que se arroja nueva luz sobre las viejas formas de acción que se tornan dañinas a la tarea de hacer avanzar la crítica al Viejo Mundo.</p> <p>Para llevar a buen puerto estos fines, el Grupo Surrealista de Madrid hace uso de la percepción, la experimentación, el juego, la deriva y, en definitiva, de la experiencia de lo maravilloso. Todo esto se concreta en el plano práctico en un proyecto político de vida poética, o lo que es lo mismo, en una «actividad colectiva empeñada en realizar los sueños». Tal proyecto y tal actividad hacen del pensamiento de sensibilidad surrealista (lo que algunos definieron cómo «el padre al que querríamos ver muerto») un sujeto enteramente vivo, que camina en dirección opuesta a las modernas ideologías «radicales» televisadas que ahora se nos ofrecen como manuales de supervivencia. Sin entrar –de momento– en la discusión de si el surrealismo es el padre al que odiamos o al que amamos, y al margen del etiquetaje dispuesto para el consumo, proponemos dejar los prejuicios a un lado y embadurnarnos en la harina que mancha este libro, para llegar a constatar en qué medida la carga subversiva del surrealismo esta aún muy lejos de ser desactivada.</p>
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<p>Gramática de la multitud concluyó avisándonos que estamos viviendo un «comunismo del capital». Éste es un comunismo que ya es verdadero pero que aún no está vigente, ya que lo vigente es siempre el capitalismo (Capital y Trabajo). En Gramática, Paolo Virno sacó a la luz esta verdad del comunismo encontrada en el propio corazón del capitalismo postfordista, estableciendo una lista de predicados atribuibles al sujeto gramatical llamado «multitud contemporánea», uno de los cuales era el «principio de individuación» elaborado por Gilbert Simondon. El presente libro trata a su vez de apelar a una vigencia del comunismo, más allá de su verdad. Cuando el comunismo se hace carne, es otro título posible de este libro en el cual nuevamente retorna Simondon, esta vez llevando consigo un doble concepto antagonista derivado de su «principio de individuación»: «transindividualidad» e «interindividualidad». Se oye un llamamiento del Virno simondoniano a la multitud comunista: «¡Habla!, para que yo pueda verte».</p>
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<p>La Historia de la locura en la época clásica efectuaba la arqueología de la línea divisoria en virtud de la cual se separa en nuestras sociedades al loco del no-loco. El relato finaliza con la medicalización de la locura a principios del siglo XIX. El curso que Michel Foucault consagra a finales de 1973 y principios de 1974 al «poder psiquiátrico» prosigue esta historia dando, sin embargo, un giro al proyecto: acomete la genealogía de la psiquiatría, de la forma propia de «poder-saber» que ella constituye. Para ello resulta imposible partir de un saber médico sobre la locura, pues éste se demuestra inoperante en la práctica. Únicamente puede darse cuenta de la producción de verdad psiquiátrica sobre la locura a partir de los dispositivos y técnicas de poder que organizan el tratamiento de los locos en el periodo que va de Pinel a Charcot. La psiquiatría no nace como consecuencia de un nuevo progreso del conocimiento sobre la locura, sino de los dispositivos disciplinarios en los que se organiza entonces el régimen impuesto a la locura. Michel Foucault se ha interrogado frecuentemente sobre la vanidad del discurso de los psiquiatras, que se presenta en la práctica contemporánea de los peritajes judiciales. Desde ese punto de vista, El poder psiquiátrico prosigue el proyecto de una historia de las «ciencias» humanas. El curso concluye a finales del siglo XIX en el momento en el que se produce la doble «despsiquiatrización» de la locura, dispersa entre el neurólogo y el psicoanalista. De este modo, El Poder psiquiátrico propone una genealogía de los movimientos antipsiquiátricos que tanto han marcado la década de 1960.</p>
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<p>El presente libro recoge el contenido del curso impartido por Foucault en 1982 en el Collége de France sobre la hermenéutica del sujeto. En él, el autor presenta un estudio en torno al «cuidado de sí» como concepto organizador del quehacer filosófico, tratando de mostrar según qué técnicas, procedimientos y finalidades históricas un sujeto ético se constituye en una determinada relación hacia sí. Pero los estudios desbordan el marco estricto de la historia de la filosofía. Al describir el modo de la subjetivación antigua, Foucault pretende mostrar a las claras la precariedad del modo de subjetivación moderno. Todo su trabajo consiste en hacernos más extraños a nosotros mismos, mostrando la historicidad de lo que podría parecer lo más ahistórico: la manera en la que, en cuanto sujetos, nos relacionamos con nosotros mismos. Este pasaje a los antiguos permite, asimismo, una reformulación del problema político: ¿y si hoy las luchas no sólo fueran luchas contra el dominio político ni sólo luchas contra la explotación económica, sino luchas contra las servidumbres identitarias? Releyendo a Platón y Marco Aurelio, a Epicuro y a Séneca, Foucault no busca en qué superar, sino cómo repensar la política.</p>
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<p>Este libro es algo así como una gran puerta que Peter Weiss, este gran autor del siglo pasado, abrió a parcelas desconocidas de su intimidad propia. Sus páginas surgieron a raíz de una grave crisis de su salud, y en ellas, escribiendo un diario desde agosto de 1970 hasta enero de 1971, reveló entre otras muchas cosas momentos ignorados de su vida pública pero también escribió muchas notas significativas sobre su vida personal, de manera que leyendo estas páginas nos enfrentamos con emoción tanto a las agonías de su historia –a sus dudas e inquietudes a veces casi mortales– como a sus convicciones políticas y a su gran aportación intelectual a las luchas de los pueblos por su liberación. ¡Admirable Peter Weiss! Este Diario, en fin, nos cuenta mil cosas importantes sobre la historia de un período, que incluye lo que se llamó la guerra fría, en el que hubo grandes esperanzas para la edificación de otro mundo que fuera una réplica a los grandes horrores del capitalismo; pero también grandes decepciones en cuanto al comportamiento de los partidos comunistas oficiales. Leyendo estas páginas nos adentramos, como si estuviéramos leyendo una gran novela rica en episodios, en una gran aventura humana, social y política.</p>
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<p>El texto, construido conforme a los preceptos de la retórica del final de la Antigüedad, establece los diferentes grados de las virtudes como eje de aquél y fundamento de la felicidad alcanzada por Proclo. La obra ofrece en detalle el perfil biográfico del profesor de filosofía, principalmente exegeta de la tradición platónica, poeta compositor de himnos hexamétricos y teúrgo. Al igual que sucede con el valor introductorio de la Vita Plotini de Porfirio, así también el discurso de Marino es una sólida base para la comprensión de la teología de Proclo.</p>
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<p>Como es propio de todos los textos de la colección “contratiempos”, el libro de Antonio Orihuela tiene la forma de un manifiesto o “panfleto” en el que se reivindica, en este caso, una decidida y comprometida apuesta de la poesía (de la escritura en general, pero de la poesía en particular) por la generación de sentidos críticos que contribuyan a cambiar el mundo. Así, el texto critica las pretensiones de algunas formas de escritura que parecen interesadas en mantenerse al margen de los conflictos o en presentarse desde una “altura” desde la que mirarlos como algo “ajeno”.</p> <p>El escritor, el poeta, es un trabajador de la palabra que, quiéralo o no, produce efectos de reconocimiento, de sometimiento o de rebeldía y, así, el escritor “comprometido” debe ejercer su compromiso también en la escritura misma (en su forma y en su contenido). De esta manera, el libro viene a constituirse en una especie de “poética” crítica desde la que Antonio Orihuela da cuenta de su propia producción y lanza un reto a toda una generación de auto-denominados “poetas críticos”.</p>
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<p>Las intervenciones tecnológicas en la esfera de la comunicación tienen consecuencias para los individuos y para la sociedad. La actual reorganización de las comunicaciones, calificada incluso de "revolución comunicacional" por algunos, presenta las tendencias siguientes:</p> <p>1) la sociedad dispone de más aparatos técnicos, de más comunicación técnicamente difundida y canalizada</p> <p>2) de más información.</p> <p>Pero también se levantan cada vez más voces que, precisamente por eso o por el uso que se hace de esas tecnologías, afirman que</p> <p>3) cada vez hay menos contactos personales, menos comunicación primaria, Se altera la relación entre la función informativa y la función socializadora de la comunicación.</p> <p>Más aparatos tecnológicos y más informaciones suelen traducirse en simple lujo de las pocas sociedades avanzadas y ricas del Primer Mundo respecto de las muchas atrasadas y pobres del Tercero. En la comunicación humana no sólo interesan los aspectos cuantitativos, los valores de cambio, sino también los cualitativos, los valores de uso, los que, en última instancia, afectan la calidad de vida. La ecología de la comunicación establece así un puente entre teoría de la comunicación y ecología humana. Este libro pretende establecer un paradigma ecológico de la comunicación, esto es, analizar qué condiciones espaciales, sociales y temporales se requieren para poder adquirir competencia comunicativa bajo las condiciones de sistemas tecnológicos avanzados.</p>
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<div align="justify"><span class="llista_autor"> <p style="text-align: justify;">«Elegí la geografía porque siempre me he preguntado, acaso hasta la obsesión, sobre el significado de la existencia: quiero saber qué es lo que hacemos aquí, qué queremos de la vida.»</p> <p style="text-align: justify;">Yi-Fu Tuan es uno de los pensadores más influyentes en la actualidad y, sin embargo, pocas personas han oído hablar de él. Con una voz crítica pero sosegada, marcada por el desarraigo del exilio, ha renovado el campo de la geografía suscitando la reflexión sobre cuestiones como la función de los paisajes simbólicos, la estética geográfica y la fantasía cultural, y la tensión primaria entre el cosmos y el hogar.</p> <p style="text-align: justify;">Su trabajo rompe las barreras académicas tradicionales para hilar un pensamiento inédito y extremadamente sutil, a partir de disciplinas tan diversas como la filosofía, la psicología, la planificación urbana, el paisajismo y la antropología. El autor ha dedicado toda su vida a indagar cómo los seres humanos moldeamos las realidades personales y culturales y cómo este proceso refleja, a su vez, nuestras ideas individuales y colectivas de lo que una buena vida debe ser. En este sentido, su autobiografía constituye una incisiva meditación sobre las luces y las sombras de su propia trayectoria vital en búsqueda de esa buena vida. Así la narración traza su difícil infancia en China durante los convulsos años 30 y la huida por la infame carretera birmana ante la agresión japonesa, la relación con su padre, diplómatico de carrera, no exenta de equívocos y tensiones, su periplo por distintas universidades anglosajonas y la gestación de una originalísima visión propia del mundo. También aborda con lucidez su compleja inserción en la sociedad estadounidense actual en la que, tal y como afirma, a pesar de llevar cuarenta años en el país todavía se siente como un invitado...</p> </span></div>