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<p>En el día de hoy, y con todas las pasiones, justas y doloridas unas, espúreas otras, que promueve en la vida social la existencia de una violencia social permanente, es una gran hazaña intelectual decidirse a abordar filosóficamente este tema de la violencia; y al decir esto no se quiere decir, como podría entenderse, «abordarlo pacientemente», sino por el contrario, como hace Joxe Azurmendi en los textos que contiene este libro, con toda la pasión y la impaciencia propias de una verdadera vocación intelectual. El tema de la violencia puede ser un piélago de confusiones como aquel en el que se hundió en su momento Georges Sorel (<em>Reflexiones sobre la violencia</em>), o una rigurosa plataforma de análisis, como lo fue para Engels, que abrió los ojos a la complejidad de los hechos sociales (<em>Teoría de la violencia</em>). De esa complejidad parte, y por ella circula con claridad teórica y coraje civil Joxe Axurmendi, en este libro que ojalá contribuya –tal es nuestro objetivo editorial– a la elucidación de una situación indeseable, y que es preciso abordar inteligentemente, como único camino hacia la consecución de una paz –que no pacificación– generalmente deseada.</p>
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<p>Este libro surgió como respuesta que trataba de dar cuenta de una breve declaración de María Zambrano; aquella que encontramos en el prólogo a la segunda edición de <em>El hombre y lo divino</em>, donde, tras haberse planteado el estatuto que la escritura juega en su pensamiento, concluía que el escribir es un "rito, conjuro, ofrenda", la "aceptación del ineludible presente temporal", que en suma se trata de "hacer una verdad, aunque sea escribiendo". Descifrar estas palabras suponía analizar de qué modo M. Zambrano exploraba qué fuera "tiempo", para así, y tras recoger los momentos en los que reflexionaba acerca del estatuto de la escritura, vincular ambas cuestiones, y dar cuenta entonces de en qué medida escribir se constituye para M. Zambrano en un conjuro contra el tiempo.</p>
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<p>RET MARUT fue seudónimo, por lo que parece, de quien luego alcanzaría mayor fama bajo otro seudónimo, el de B. Traven, autor de novelas como <em>El barco de los muertos</em> o <em>El tesoro de Sierra Madre</em>. Marut, autor de numerosos ensayos de crítica política y social, relatos y obras de teatro, militante revolucionario durante la república de los consejos obreros de Munich, publicó de 1.917 a 1.920 la revista Der Ziegelbrenner, en cuyo n. 20-22, de enero de 1.920 (ya en plena clandestinidad tras la sangrienta represión del movimiento revolucionario de 1.919), apareció este sorprendente testo –única incursión a la filosofía que parece haber aventurado Marut-Traven a lo largo de su agitada e incógnita vida-. Luis-Andrés Bredlow ha hecho su traducción y añadido una NOTICIA sobre este contra-personaje y otros avatares atañentes a este raro y lúcido panfleto, para el que A. García Calvo ha hecho también su PRESENTACIÓN.</p>
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<p>El capitalismo ha suspendido, bajo la forma mercancía, la diferencia decisiva y milenaria entre cosas de comer, cosas de usar y cosas de mirar; ha borrado todas las fronteras entre el hambre y la mirada, entre el consumo y el conocimiento. Llevado este modelo a su extremo, ¿podemos seguir hablando realmente de Cultura? ¿Qué clase de Cultura sería una Cultura sin vínculos con el exterior, de cuerpos interrumpidos y almas chinescas, de no-lugares y distancia tecnológica en el que las cosas-símbolo fuesen completamente sustituidas o encubiertas -tal y como ya ocurre en nuestro pequeño pero dominante mundo occidental- por "eidos" intocables, signos autistas y puras e inasibles virtualidades "humanas"? Estas son algunas de las preguntas a las que trata de responder <em>La ciudad intangible</em>.</p>
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<p>La tragedia de la edad moderna, desde la que nos entendemos a nosotros mismos, es doble: por primera vez, vivimos en una sociedad en la que no sólo no podemos ser "seres racionales", sino que tampoco podemos ya ser sencillamente "hombres". Es preciso comenzar por interrogar a la antropología para medir la magnitud de este desastre, en el que ni la razón ni el hombre pueden ser ya "la medida de todas las cosas". Este famoso dilema platónico sigue siendo, lo queramos o no, el único punto de partida para entender todas las encrucijadas sobre las que se ha levantado el edificio político de la sociedad moderna. ¿Qué mide la sociedad moderna y con que métron se ha exigido medirse a sí misma? La pregunta hay que remontarla a un momento en que Platón denunciaba el Teatro como el máximo rival de la Academia, explicando que la democracia no había sepultado la aristocracia más que para corromperse en seguida en una perniciosa "teatrocracia". El lema del friso de la Academia, "no entre aquí quien no sepa geometría" nos obliga a plantear la relación entre dos formas de medir: ¿qué pasa con la medida en el espacio trágico? ¿qué mide lo trágico y qué mide la geometría? Y en último término: ¿qué mide y qué pretende medir la idea de un Estado de Derecho?</p>
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<p><span lang="ES-TRAD" new="" roman="" style="font-size: 10pt;"><font face="Times New Roman">Una sólida exposición de cómo la automatización ha ido penetrando en la conciencia de los humanos como algo natural e inevitable, como si se tratara de un hecho natural, en consonancia con la idea de la evolución darwinista.</font></span></p>
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<p>Camino de perfección, este recoleto sumario de osadías y alegrías se presentó a guisa de una colección de pensamientos y esbozos del natural que conformarán una idea única, cuyo rudimento es aún más libre de lo que pudiera parecer. Trata, aún más de lo que pudiera parecer, de la decencia. Sus compañeros en la búsqueda de esa idea fueron la Pregunta y lo Pequeño. Su enemigo: la Soberbia, declarado y siempre acechante para quien indaga demasiado en cierta verdad de los mutables sentimientos.</p>
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<p>Es una guerra en que, a lo largo de 15 ataques, se trata de descubrir, y así combatir, el proceso de conversión de un tiempo indefinido (de un solo sentido, es decir, ninguno, y de «infinita velocidad») en el Tiempo real, que es en verdad, en cuanto ideado y medido, un espacio, en el que se funda la Realidad, imposible, y se practica también la reducción a Tiempo de nuestras vidas. En ese combate, se acude a las tácticas y vías más diversas, desde el ataque a la concepción científica (y vulgar) del Tiempo, más que a la teoría física, a los istrumentos matemáticos usados a su servicio, hasta el análisis de la memoria, las artes temporales y los ensueños, pasando por la penetración en los mecanismos de lenguaje y lógica, en el ritmo, en las ideaciones históricas del Tiempo, y por un recorrido a los pensamientos y formulaciones sobre tiempo entre los antiguos.</p>
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<p>En este libro, el lector tiene una selección de trabajos de Eloy Terrón sobre <em>La cultura y los hombres</em>. Su autor es bien conocido en los círculos intelectuales y universitarios de nuestro país. Y no sólo por su labor como presidente del Colegio de Licenciados y Doctores de Madrid y del Club de Amigos de la Unesco de Madrid durante la dictadura. También se distingue por su larga actividad docente e investigadora.</p>